Según datos proporcionados por el Ministerio del Interior, una mujer es asesinada cada 4 días por su pareja o ex conviviente en Ecuador.
Mujeres de varios pueblos y nacionalidades indígenas marcharon bajo la leyenda «Vivas Nos Queremos». Foto de Isabel Salcedo.
A unos 10 metros de la calle Guayaquil y Chile, en el centro histórico de Quito, un cerco de policías antimotines custodia el ingreso al Palacio de Carondelet y al Municipio del Distrito Metropolitano. Con sus botas de cuero, cascos, escudos y una valla metálica impiden el paso a centenares de mujeres y hombres que marchan por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Son las 17:30 del sábado, 24 de noviembre de 2018, y el centro de la ciudad capitalina está paralizado, dos marchas avanzan por sus calles. La una desde la pileta de la Universidad Central del Ecuador y la otra desde el parque El Ejido. Paola Tello, vocera de Luna Roja que salió desde la universidad, dice que se movilizan para denunciar la violencia estructural y la violencia estatal contra las vendedoras ambulantes; las mujeres campesinas en el Oriente que están siendo desalojadas por la minería y las petroleras; y las víctimas de desapariciones y feminicidios donde no hay una sentencia reparatoria, más bien hay una revictimización hacia las familias.
Ante la imposibilidad de ingresar al Palacio de Carondelet, las marchantes con megáfono en mano utilizan las gradas de la vereda, ubicada en la calle Guayaquil, para cuestionar el silencio del presidente Lenín Moreno, quien no se ha pronunciado sobre las desapariciones en Ecuador ni aceptado reunirse con familiares de personas desaparecidas tras asumir su mandato en mayo del año pasado.
«Al gobierno no le interesa encontrar a los desaparecidos, no les interesa darnos verdad y justicia – dice Jazmín Montenegro, hermana de Michelle desaparecida desde el 5 de junio de 2018-. Nos desaparecen y nadie hace nada, nos matan y nadie hace nada, nos encuentran en quebradas y nadie hace nada».
Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde y vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), con su voz fuerte, pero entrecortada dice: «¡Gritaré al mundo entero que pastores evangélicos fueron los autores de la desaparición, violación y asesinato de mi hija!».
Hace 6 años y cuatro meses, su hija Juliana Campoverde desapareció en el sector de la Biloxi, sur de Quito. Fue un sábado 7 de julio de 2012, ese día Elizabeth con su hija caminaban con dirección a sus trabajos, pero en el camino se encontraron con Jonathan C., pastor evangélico de la Iglesia Oasis de Esperanza a la cual asistió Juliana junto a su familia durante diez años. Cerca de las 09:30 del 7 de julio, Juliana desapareció.
La segunda semana de noviembre de este año, Jonathan C. se acogió a la cooperación eficaz y reveló que abandonó el cuerpo de Juliana en una quebrada, ubicada en el sector de Bellavista, en el nororiente de Quito.
Más de ocho huesos se han encontrado, pero aún se desconoce si estos pertenecen a Juliana, joven d 18 años que abandonó la iglesia junto a su familia, luego de que Jonathan C. y Juan Solano, perfil falso de Facebook creado por el mismo Jonathan C. la presionara para contraer matrimonio con Israel C., hermano menor del pastor.
En Ecuador, 10 500 personas desaparecen anualmente desde el año 2014, de ellas el 67% son mujeres de las provincias Pichincha, Guayas, Santo Domingo, Ambato y otras.
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«Valentina quién te mató,
tu canto no apagó,
este se multiplicó por todo el Ecuador
al son de una menos, vivas nos queremos
vivas nos queremos, vivas nos queremos, sí».
Es la primera estrofa del proyecto musical «Mujer Canto y Memoria» de Ruth Montenegro y Nina Cosíos, madre y hermana de Valentina Cosíos, niña de 11 años que el 23 de junio de 2016 salió a su escuela con su flauta traversa para asistir en la tarde a la práctica de música, en el Conservatorio Nacional. Su madre como todos los días la esperaba a las 17:30, pero Valentina no llegó. Ruth la buscó y acudió a la escuela, pero no tuvo respuesta. Un día después, Valentina apareció muerta en el interior de las instalaciones de su escuela, ubicada en la ciudad de Quito.
Desde ese día, Ruth no ha parado de exigir justicia. Ahora ella es parte de la Plataforma Vivas Nos Queremos que organizó por tercer año consecutivo la marcha por el Día Internacional de la No Violencia a la Mujer.
La marcha se concentró desde las 16:00, en el parque El Ejido. Con tambores, carteles y pañoletas de color lila y verde, miles de mujeres marcharon por la Av. 12 de Octubre con dirección al centro histórico de Quito.
«Marchamos porque creemos que juntas y organizadas construimos memoria, verdad y justicia -dice Ana Vera, vocera de la Plataforma Vivas Nos Queremos-. Hoy día queremos recordar a todas nuestras hermanas muertas por femicidios, denunciar la violencia estatal contra las mujeres, la falta de respuesta efectiva y la retórica en la que se queda toda la lucha cuando no hay presupuesto, cuando no hay acciones reales y concretas, cuando tenemos un sistema de justicia totalmente indiferente, totalmente misógino, que no responde a las necesidades de las mujeres».
Según el Ministerio del Interior, una mujer es asesinada cada 4 días por su pareja o ex conviviente.
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Cerca de las 19:00, las madres y hermanas de las personas desaparecidas y víctimas de feminicidio, así como las trabajadoras autónomas que denunciaron que la alcaldía de Quito no respeta su derecho al trabajo, retomaron la marcha por la vía Guayaquil.
Elizabeth Rodríguez dijo: «seguiremos luchando y seguiremos exigiendo al Estado y a la iglesia que desapareció a mi hija que me la devuelvan. Estoy aquí para exigir justicia por Juliana y por tantas otras mujeres que pueden ser violadas, asesinadas y botadas en la basura o barrancos como si no fueran nada, por eso les animo a levantar la voz y visibilizar los rostros de nuestros seres queridos desaparecidos, sigamos adelante, no es fácil la lucha, pero tampoco es imposible».
En la Plaza de Santo Domingo, la marcha concluyó al son de la batukada de Retumba la Prole. Mientras, tanto la marcha de Vivas Nos Queremos avanzaba hacia el boulevard 24 de mayo. Para Ana Vera, mientras más mujeres se movilicen contra la violencia es mejor.
Fotografías de Isabel Salcedo