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Las neurociencias, el budismo y la izquierda

Fuentes: Rebelión

El artículo de David Brooks sobre budismo neural me ha parecido sugerente (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67539&titular=los-budistas-neurales-). Me gustaría transmitir una serie de reflexiones que me ha provocado. Por una parte recoge una relación entre neurociencia y budismo que algunos dignos representantes del primer grupo han desarrollado en profundidad ( como Francisco Valera en un libro traducido al castellano […]

El artículo de David Brooks sobre budismo neural me ha parecido sugerente (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67539&titular=los-budistas-neurales-). Me gustaría transmitir una serie de reflexiones que me ha provocado.

Por una parte recoge una relación entre neurociencia y budismo que algunos dignos representantes del primer grupo han desarrollado en profundidad ( como Francisco Valera en un libro traducido al castellano como «De cuerpo presente»). Esto ya tiene su interés porque la neurociencia se está desarrollando a pasos agigantados y tiene el peligro de caer en una ideología que nos puede hacer caer en manos de las multinacionales farmacéuticas: si solo somos un cerebro y todas nuestras acciones están neuralmente determinados ¿ porqué no dejar a los fármacos la tarea de hacernos mejores y más felices ? La perfecta biopolítica adaptada al tardocapitalismo global. Está bien, por otro lado, que los propios representantes de estos descubrimientos no se dejen cegar por ellos. Antonio Damasio, citado por el autor del artículo hace una elogio muy valiente de la filosofía de Spinoza. De lo que se trata es de defender un materialismo crítico delante de este materialismo burdo y mecanicista con el que algunos quieren hacernos comulgar. Y el emergentismo, entendiendo por él la teoría que del cerebro surge algo diferente pero no independiente que es la mente, me parece una buena opción. Siempre entendiendo por mente ( ¿ o porqué no por espíritu ? ) no una substancia sino un conjunto de procesos articulados entre sí. Aquí todo dualismo, que entendería que existe un alma diferente del cuerpo queda, efectivamente, descartado.

Pero también me ha gustado del artículo esta reivindicación del budismo como tradición no religiosa sino, podríamos decir, ético-moral. Y aquí entiendo por ética un arte de vivir en la medida que el budismo se presenta como una alternativa para escapar del círuclo vicioso del sufrimiento y la insatisfacción humana. Y por moral nuestra apertura, nuestra obligación hacia el otro, hacia los otros que el budismo llama compasión. Y que el confucionismo llama humanidad, y la tradición empirista-ultilitarista anglosajona el altruismo y puede ser esta intuición moral básica universal de la que habla el autor. Cuestión discutible pero a considerar.

En este sentido creo que el budismo ( más allá de sus variedades culturales que le dan casi siempre un sentido religioso) puede ser reivindicado por la izquierda. De hecho ya Antoni Doménech lo hacía hace años en su libro «De la ética a la política». Recojamos algunas ideas interesantes del budismo ( aparte de la compasión hacia el otro)

  • La crítica al consumismo y la defensa de una reducción del deseo.

  • La crítica al egocentrismo y a todas sus manifestaciones : envidia, celos, vanidad como ilusiones del yo.

  • La propuesta de la meditación como camino hacia la serenidad interior.

  • El sentido global del Cosmos como Unidad a la que todos pertenecemos y en el que nos acabamos diluyendo.

Me parece que en el budismo se manifiestan todos estos valores con una simplicidad, con una desnudez que es inimaginable en el seno de otras religiones que siempre están necesariamente vinculados a creencias, rituales e instituciones que le dan un carácter excesivamente particular ( y yo diría que ilusorio) y lo hacen pasto de todo tipo de manipulaciones y fanatismos.

Pero no nos engañemos: no es el budismo del Dalai Lama el que podemos utilizar como referencia. En primer lugar por presentarse como una autoridad espiritual indiscutible y defender una sociedad ordenada según criterios religiosos. En segundo por su sospecha relación con los poderes mediáticos e imperialistas (defendió la intervención en Irak). Y finalmente porque no ayudará a la emancipación de los trabajadores la defensa de ideología basada en la supuesta y abstracta armonía de los seres humanos.. La lucha de clases existe y no podemos ocultar los antagonismos radicales si queremos superarlos. Pienso que hay un budismo más austero, duro y social que si puede ayudarnos más si queremos establecer vínculos entre esta tradición y la izquierda.

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