En el libro «Patas arriba, la escuela del mundo al revés», que se publicó por primera vez en 1999, el escritor uruguayo Eduardo Galeano tiene muchas afirmaciones que pudieran parecer hasta cómicas, pero que sólo el tiempo las ha nombrado de proféticas. En uno de sus comentarios, o profecías, que se convirtieron realidad, cita así […]
En el libro «Patas arriba, la escuela del mundo al revés», que se publicó por primera vez en 1999, el escritor uruguayo Eduardo Galeano tiene muchas afirmaciones que pudieran parecer hasta cómicas, pero que sólo el tiempo las ha nombrado de proféticas.
En uno de sus comentarios, o profecías, que se convirtieron realidad, cita así textualmente:
«A mediados del 98, la Casa Blanca, lanza otro villano a la cartelera mundial: responde al nombre artístico de Osama Bin Laden, es fundamentalista islámico, lleva barba y turbante y en el rezago acaricia un fusil. ¿Tendrá buena taquilla? ¿Hará carrera esta nueva figura estelar? ¿lograra demoler los cimientos de la civilización occidental, o será no mas que un actor secundario? En el cine del terror, nunca se sabe.»
Dos años mas tarde, Osama Bin Laden se convertiría en el taquillero numero uno del cine del terror, en el que todos juegan.
Después hay otra profecía que cita Galeano, una de las que mas me asusto:
«Si nos portamos bien, esta prometido, veremos las mismas imágenes y escucharemos los mismos sonidos y vestiremos las mismas ropas y comeremos las misma chatarra y estaremos solos de la misma soledad dentro de casas iguales en barrios iguales de ciudades iguales donde respiraremos la misma basura y serviremos a nuestros automóviles con la misma devoción y responderemos a las ordenes de las mismas maquinas en un mundo que será maravilloso para todo lo que no tenga piernas ni patas ni alas ni raíces»
Y aquí esta la historia de cómo esta profecía se hizo realidad.
En vacaciones pasados visito a mi familia en Durango, una mediana ciudad del norte de México. La primera sorpresa inmediata, son las tres tiendas Wall Marts que ya operan en la ciudad, me da risa, pero mas tristeza que risa, ver como los gobernadores que ofrecen el progreso se refieren a este con la basura que los países ricos mastican y escupen. En Vancouver Canadá, ciudad nombrada varios años como la mejor para vivir del mundo, el consejo municipal prohibió la instalación de lo que iba a ser la primera tienda Wall Mart en la ciudad. En Suecia y Noruega, los gobiernos de estos países retiraron fondos de inversión que tenían en esa empresa por su mal trato a sus empleados. Con esto no es justo decir que los países ricos se niegan a abrir a los consorcios con mas bajos morales, no es justo, por que los países ricos nos avientan lo que no necesitan, sabiendo que al fin de cuentas el dinero regresa al norte.
Pero ahora en mi ciudad, la maquinaria industrial del norte ha entrando con fuerza, ya compramos lo mismo y en la misma tienda, un pueblerino mexicano que un pueblerino canadiense.
La otra sorpresa y mas extrema es la siguiente.
Camino por los pasillos de una tienda Wall Mart en Durango con un amigo, mi amigo y su familia se han dedicado toda su vida a cocinar y vender tamales, el platillo típico mexicano. Allí estamos los dos comprando los ingredientes para elaborarlos. Mi amigo, sin ninguna pena, toma un paquete de alas de pollo marca Tyson. Yo no quepo en el asombro que esta marca este en mi ciudad y se use para elaborar la comida mas tradicional.
Tyson Foods, según varios analistas de la comida industrial, revoluciono la vida del pollo cuando McDonalds introdujo los Mcnuggets, siendo Tyson el primer y único proveedor de la cadena restaurantera. Tyson Foods ha hecho del pollo una industria, utilizando los métodos mas terribles para engordar a los animales lo antes posible, no importando el costo, para que estos lleguen a nuestras mesas.
Claro que mi amigo no tiene la culpa, nadie puede estar enterado de todo. Pero viendo esto es mas que suficiente, ya todos hemos empezado a comer la misma chatarra. Un pollo ya sabe lo mismo en un pequeño puesto de tamales de una ciudad del norte de México, a lo que sabe en el restaurante McDonals mas visitado en un suburbio de Tokio en Japón.
Espero que Galeano no se de cuenta de esto, no creo que ni el, en sus peores pesadillas, esperaba que sus profecías se convirtieran reales.
Christian Sida es editor del periodico hispano canadiense La Vanguardia de Vancouver.