No pretendo ser aguafiestas pero cuando la fiesta es una trampa más vale no celebrarla, sino tomar conciencia de la emboscada para no perecer en ella. La mayoría de los pueblos conscientes de las trampas del imperio no se cala «las buenas intenciones» de Estados Unidos de reestablecer relaciones diplomáticas con Cuba, y recordando las […]
No pretendo ser aguafiestas pero cuando la fiesta es una trampa más vale no celebrarla, sino tomar conciencia de la emboscada para no perecer en ella.
La mayoría de los pueblos conscientes de las trampas del imperio no se cala «las buenas intenciones» de Estados Unidos de reestablecer relaciones diplomáticas con Cuba, y recordando las sabias palabras del Che Guevara de no confiar en los capitalistas «ni tantito así», saben que las intenciones son establecer su embajada en Cuba, desde donde, como es costumbre, puedan tener una mayor ingerencia y un amplio margen de penetración para atraer a cubanos con espejitos, cambiar su sistema y volverlos a la esclavitud del sistema capitalista y el consumismo. El pueblo cubano lo tiene muy claro, no en balde llevan más de 50 años resistiendo todo tipo de trampas en las que afortunadamente no ha caído.
El pueblo venezolano debe darse cuenta que la candidatura a la nominación al Oscar de la película «Bolívar» no se debe a los méritos de la película. No porque no los tenga, seguramente los tiene y más, sino porque dado el ánimo que ahora impera en el pueblo venezolano respecto a las absurdas sanciones, el imperio aplica su conocida fórmula de la zanahoria y el garrote. Si bien el pueblo venezolano repudia las sanciones que Estados Unidos le impone a Venezuela para doblegar y preparar mayores ataques que aniquilen a la revolución bolivariana, resulta que algunos del sector oficial se entusiasman y se creen que el reconocimiento a la película «Bolívar» es auténtico. No señores y señoras, Hollywood es una de las trampas que mayores frutos ha redituado al imperio. Esa farándula que invierte tantos millones en el entretenimiento es uno de los ejércitos mediáticos más poderosos. No sólo por la ideologización que desde su producción cinematográfica y sus «estrellas» se difunde por todo el mundo, sino porque esa millonaria industria capitaliza un prestigio tan inexistente como el de los premios Nobel. Son instituciones imperiales que manejan la opinión pública a su favor y deslumbran de tal forma que enceguecen. Los óscares son premios que como todos los medios imperiales se otorgan con una conveniencia política muy bien estudiada. Es indiscutible que algunos óscares son entregados a profesionistas con méritos suficientes, sí, he ahí un ingrediente de la fórmula que permite que funcione. Entretejido con éste está toda una conspiración manejada mediante los lobbies, y dentro de éstos está la cuestión geopolítica, lo que es evidente en la temática y los antivalores que se enaltecen desde ahí.
Ahora, para menguar el enojo del pueblo venezolano por las sanciones a su país, es probable que nominen a «Bolívar» para el Oscar – garrote y zanahoria – para que el pueblo se enorgullezca y crea que al fin de cuentas el imperio no es tan malo y realmente es capaz de «reconocer» sus méritos y su trabajo, es decir, es objetivo. Parece que en general el chavismo está muy contento porque «Bolívar» está seleccionada para aspirar al premio. ¡Alerta! Por un lado se dan cuenta de las intenciones de Estados Unidos con las sanciones, pero por el otro, están felices de que Estados Unidos «los reconozca», con lo cuál avalan credibilidad a una de las instituciones más perversas del imperio a través de la cual han hecho mucho daño al mundo entero. ¡Alerta, pueblo venezolano!
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