Pudiera ser así la manera de llamar lo que hoy tenemos como universidades. Y el modelo, como siempre, viene de afuera. Históricamente lo del silencio lo explica el medieval claustro. Él era el lugar de la solemnidad impuesta por la autoridad real y pontificia, conquistada luego por el poder imperial y más tarde departamentalizada por los intereses de los grupos económicos que fragmentaron el conocimiento en USA.
Durante 300 años nuestras universidades conformaron modelos ajustados a sus momentos históricos: coloniaje, caudillismo y democracia subordinada. Ese tercer modelo, el de las grandes y abiertas universidades autónomas -que nunca lo fueron- entró en conflicto con el momento socialista que le siguió. Una derecha furiosa controlaba los espacios académicos del país y el gobierno socialista decidió no enfrentarla. Intentó un nuevo modelo de universidad pública vinculada al territorio, a sus necesidades y procesos sociales y económicos. Así nació la Universidad Bolivariana. Se quedó en propósitos. Hoy está tan vacía y silenciosa como las otras.
En fin, la oposición y el gobierno -una por desesperada y el otro por aprensivo- apagaron las grandes universidades autónomas y también las experimentales. Ahora, en las silenciosas universidades en manos de la derecha, apareció en recatado murmullo, la variedad criolla de los colleges norteamericanos. Un resuelve para autoridades y docentes: el emprendimiento es el gancho, Internet el vehículo, sin compromiso ni requisitos de instrucción previa. En ese campus digital todo queda individualizado en la pantalla del interesado, incluyendo el pago en divisas.
Del lado oficial aparecieron, y no precisamente en forma de murmullo, las Universidades Singulares. Son instituciones ad hoc, atadas a una disciplina única. Hablo de la Universidad de las Artes, de la Seguridad, de la Comunicación, de la Salud, de los Hidrocarburos, de los Trabajadores, del Transporte, del Turismo, de las Comunas. Una universidad adjetivada doctrinaria, filosófica, política o religiosamente, está equivocada. Cuando mucho se acercarán a eso que la izquierda llama escuela de cuadros y la derecha formación de líderes. Sin atravesar disciplinas no hay Universidad.
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