La prensa llega llena de noticias sobre el rescate bancario a cargo de fondos de la Unión Europea. Pero la maraña de noticias oculta lo fundamental: el gigantesco atraco al pueblo trabajador que están cometiendo. Una primera cosa que ocultan es a quién está «rescatando» de verdad la UE. No dicen que su principal […]
La prensa llega llena de noticias sobre el rescate bancario a cargo de fondos de la Unión Europea. Pero la maraña de noticias oculta lo fundamental: el gigantesco atraco al pueblo trabajador que están cometiendo.
Una primera cosa que ocultan es a quién está «rescatando» de verdad la UE. No dicen que su principal objetivo es, ante todo, asegurar que la gran banca alemana y francesa, que financió el boom inmobiliario español y es el gran acreedor de los bancos en quiebra, cobre íntegramente sus créditos y sus intereses.
Ocultan también que esa montaña de dinero destinada a «rescatar» a la banca privada pasa a convertirse en Deuda pública arrojada sobre las espaldas de la población. Los 41.000 millones del préstamo europeo para el «rescate» se añaden a los 30.000 millones que el Estado ya lleva enterrados en Bankia, Catalunya Bank, Nova Caixa Galicia y Banco de Valencia. Esa enorme suma forma parte de los 216.000 millones de euros (¡el 21% del PIB español!) que, en diferentes formas, el Estado ha ido poniendo a disposición de los bancos y han ido engordando la Deuda pública.
Tampoco se dice nada de que ese dinero público no va a ser recuperado. La reciente venta del Banco de Valencia muestra el atraco en todo su descaro: el Gobierno ha entregado el banco a La Caixa (Caixabank) al precio de ¡un euro!, después de haber enterrado en él 7.000 millones (de los cuales 2500 son un regalo directo a La Caixa). Y, por si no bastara, le ha garantizado que el Estado cubrirá las pérdidas que pudieran aparecer en 10 años. Es la misma operación que hicieron con la CAM y Unnim, entregadas al Banco de Sabadell y al BBVA, también al precio de un euro, con regalo y con garantía de cubrir las pérdidas.
Algo parecido va a suceder con las cajas «nacionalizadas» que aún permanecen en manos del Estado, que van a ser entregadas, enteras o troceadas, al núcleo duro de la banca española. Lo que da paso a una enorme concentración del capital financiero en torno a tres grandes bancos (Santander, BBVA y Caixabank) , acompañados de una presencia creciente de algunos grandes bancos europeos.
«BANCO MALO» PARA LOS BANCOS, DESAHUCIO PARA LOS TRABAJADORES
Una pieza clave del «rescate» es el «banco malo» (que llaman Sareb) y que en realidad no es ningún banco. Es una sociedad instrumental, montada y garantizada por el Estado y controlada por la UE, cuya misión es absorber los activos tóxicos inmobiliarios de la banca y liquidarlos en 15 años. Se trata de traspasar estos activos al Sareb para que éste se los venda a precio de saldo a bancos y fondos especulativos y estos pueden revenderlos más caros, haciendo un pingüe negocio.
En el «banco malo» participan junto al Gobierno y la gran banca española, algún banco extranjero (Deutsche Bank y Barclays), aseguradoras y probablemente algunos fondos «buitre» internacionales. La financiación del «banco malo» se va a hacer con una emisión gigante de deuda (59.000 millones), avalada por el Estado (que se hará cargo de las pérdidas que se den) y no por el capital que aporten los socios, una cantidad ridícula en relación a esa deuda.
Entre los activos tóxicos a traspasar están los préstamos hipotecarios morosos, el suelo y las promociones inmobiliarias que los bancos se quedaron ante el impago de promotores. Hay aproximadamente dos millones las viviendas en manos de los bancos. Bankia es la mayor inmobiliaria española. Pero lo más dramático es que este inmenso parque de viviendas vacías se incrementa con las de las familias trabajadoras en paro, desahuciadas a razón de 517 por día, porque ya no pueden pagar la hipoteca. Llevamos 350.000 desahucios desde el inicio de la crisis. Las familias desahuciadas, echadas a la calle como animales, se quedan sin el piso (que vuelve al banco al 50-60% del precio que éste tasó), pero con una deuda con el banco hasta el dia que mueran. Estos pisos también van al «banco malo» para ser vendidos.
QUIÉN Y CÓMO PAGA ESTE ATRACO MULTIMILLONARIO.
Los afectados más inmediatos son los 11.000 empleados bancarios que van a ir a la calle y los varios cientos de miles de pequeños ahorradores estafados con las preferentes, que perderán la mayor parte de de sus ahorros. Son los cientos de miles de familias trabajadoras desahuciadas de sus hogares.
Y lo es la clase obrera y el pueblo trabajador en su conjunto, que debe pagar una Deuda enorme e ilegítima a través del desmantelamiento y privatización de los servicios públicos esenciales, las subidas de impuestos, el paro masivo, los bajos salarios y el empobrecimiento generalizado.
Mientras tanto, ningún responsable ha sido juzgado ni encarcelado. Los ladrones, cuanto más poderosos, más impunes. Nadie devuelve un euro de lo robado y los grandes atracadores continuan enriqueciéndose de manera escandalosa.
NO PAGAR LA DEUDA, PARAR LOS DESAHUCIOS, OCUPAR LAS VIVIENDAS VACÍAS, EXPROPIAR LA BANCA, PRISIÓN A LOS BANQUEROS
Parar el atraco exige comenzar por la inmediata suspensión del pago de la Deuda pública, sobre la que la clase trabajadora no tiene ninguna responsabilidad. Una deuda que no es nuestra sino de los banqueros, grandes empresarios y políticos corruptos y que debe ser auditada para determinar sus responsables y beneficiarios y llevarlos a prisión.
Los desahucios deben ser paralizados de inmediato y asegurada la dación en pago retroactiva, tal como reclama la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Las viviendas vacías de los bancos, en lugar de ser entregadas al «banco malo», deben expropiarse e integrar un parque público de viviendas de alquiler a precio asequible, que resuelva el problema de la vivienda. Entretanto, las ocupaciones deben ser firmemente apoyados como medida elemental de supervivencia.
Para parar el latrocinio de los bancos y la catástrofe económica que provocan, es necesaria su expropiación, para centralizar el crédito y ponerlo al servicio de la reorganización de la economía en beneficio de la inmensa mayoría. Los banqueros y los políticos corruptos deben ser enjuiciados y encarcelados.
Artículo publicado en Página Roja de diciembre de 2012, publicación mensual de Corriente Roja