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Las vulnerabilidades de Dilma para la reelección

Fuentes: Barómetro Internacional

En los días 22 y 23 de enero tuve la oportunidad de realizar dos foros de debate en universidades de Washington D.C. (EUA). En la Georgetown University y la George Washington University, estudiantes brasileros radicados allí, colegas profesores e investigadores visitantes, además de brasileristas y estudiosos de temas afines a las Relaciones Internacionales, debatimos juntos […]

En los días 22 y 23 de enero tuve la oportunidad de realizar dos foros de debate en universidades de Washington D.C. (EUA). En la Georgetown University y la George Washington University, estudiantes brasileros radicados allí, colegas profesores e investigadores visitantes, además de brasileristas y estudiosos de temas afines a las Relaciones Internacionales, debatimos juntos las posibilidades de reelección de Dilma Rousseff, y por supuesto las partes más vulnerables de esta continuidad.

Se resaltaron dos aspectos, el primero abordó la posible escalada de violencia y represión sistemática a las protestas de calle y el consecuente aprovechamiento oportunista de la «nueva» oposición caracterizada por las candidaturas de Eduardo Campos y Marina Silva.

El segundo es el parcial deterioro macro económico, reforzado por lo que Planalto denomina como Guerra Psicológica sobre el tema. En este artículo y en el próximo abordo estas fragilidades, iniciando por las protestas.

Por lo visto el año ya comenzó para ellas. El 23 de enero Porto Alegre vio retomadas las protestas sociales contra el aumento de los pasajes y los gastos de la Copa del Mundo. El acto reunió unas 2000 personas y fue relevante aprovechando la presencia de delegaciones al Foro Social Temático.

En los tres días siguientes fue realizado el 2º Encuentro de Los de Abajo. Se trata de una alianza político-social que refuerza la alianza para la realización de estas luchas. La misma composición de movimientos sociales, partidos de izquierda y agrupaciones libertarias organizó las protestas de San Pablo el 25 de enero, cuando el nivel de violencia y represión excedió la intensidad del final de 2013. La mecha está encendida.

La suma de protestas legítimas y la intensidad en los conflictos pueden generar para el gobierno central un juego de perder-perder. En el caso que reprima pierde por intolerancia dando preferencia a la realización de la Ley General de la Copa del Mundo y a los acuerdos impuestos por la FIFA. Si no lo hace, deja descubierto el flanco a la acusación de ser irresponsable y tolerante con los acusados de «vandalismo».

En ambas situaciones la dupla del PSB puede aprovecharse, mientras Marina sea portavoz de las críticas. El gobernador del violento Estado de Pernambuco tiene el techo de vidrio en el tema de la seguridad pública.

Dilma corre poco riesgo que la pauta incida en su campaña, a no ser que ocurriera una conmoción a ejemplo de la Masacre de Tlatelolco (México, 1968). De cualquier manera ya viene pagando por la ausencia de una política nacional de transporte público que materialice el Estatuto de la Ciudad.

Bruno Lima Rocha es politólogo (phd), profesor de Relaciones Internacionales y periodista profesional.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.