Por más que busqué y escuché en vísperas y durante la efeméride del 26 de julio de 1953, no encontré en nuestros medios la propuesta novedosa, la capacidad para atrapar, emocionar y hacer pensar.Incorporé a mi observación una consulta a veinte colegas, y todos y todas coincidieron con mi apreciación.
Es muy probable que las propuestas que reclamo estuvieran presentes en unos u otros de los materiales publicitados, y sobre todo en la multitud de actos y acciones histórico-conmemorativas realizadas, hay mucho patriota culto e inteligente volcado a los territorios y a las comunidades de base. Pero en mi observación de los principales espacios de cobertura nacional, en la prensa y en la programación televisiva, faltó novedad y actualización. Faltó motivar las emociones. Faltó el hacer pensar.
La observación participante que he realizado este 26 de julio devela una necesidad de esencia, que está en la base de la solución que debemos adelantar: No basta con lo que hacemos. No basta con repetir lo que se conoce y hacerlo como hasta ahora lo hemos hecho.
Los seis recuadros que sobre la efeméride del 26 de julio propuse en la primera parte de esta entrega tienen el propósito de compartir mi práctica de investigación y docencia sobre los legados fidelistas. Sostengo que aprender de Fidel impone trascender la cita, en búsqueda de las rupturas y sistematizaciones que nos acerquen a los legados fidelistas. Contamos por demás en el sector de ciencia y en los sistemas de la educación con condiciones que permiten dinamizar los procesos y resolver lo subjetivo pendiente.
Legados fidelistas
Sobre el 26 insisto en la necesidad de estudiar a profundidad los testimonios y las valoraciones del Comandante, quien fuera el jefe y primer historiador de los acontecimientos: Nuestro primer documento histórico, y la primera aportación de sistematización historiográfica sobre el 26 de julio está en La Historia me absolverá, la propia autodefensa realizada por Fidel. Lo segundo está en identificar cómo esa historia inicial fue enriquecida a través de la incorporación de la información de la que carecía Fidel en octubre de 1953– abril de 1954, prisionero y aislado en la cárcel del Presidio Modelo de la entonces Isla de Pinos.
Fidel multiplica y perfecciona su sistematización inicial, con su constante estudio y crecimiento intelectual, y sobre todo con la experiencia histórica que acumula en la lucha política que lidera: crece el guerrillero, crece el líder militar, crece el líder político nacional, crece el conductor de pueblo y Revolución, crece el líder latinoamericano y mundial… Y unas y otras naturalezas fueron plasmadas en fertilizaciones teóricas, que tienen en su base lecturas cada vez más profundas, novedosas y atrayentes de la historia que vivió para Cuba y la contemporaneidad.
Fidel propone una historia y enseñanza descolonizadora en concepto y visión nacional popular, en el eje de las resistencias, las luchas y emancipaciones que caracterizan el proceso histórico cubano. Educa el Comandante en la eticidad, en el humanismo, la justicia social y el optimismo histórico martianos que le son inmanentes. Promueve la visión holística y la totalidad histórica como horizonte de análisis. La historia de Cuba la asume y explica como parte inseparable e interconectada de la historia contemporánea. Fidel alienta la imaginación, la traslación histórica y la especulación científica.
El hacer Historia para Fidel se concreta en acciones de ciencia y aprendizajes que tributan a rescatar y fortalecer la función formativa de la Historia en el orden cultural y político ideológico. Su método pluricualitativo para la investigación, construcción, enseñanza se basa en la verdad histórica –en el partidismo científico-, en exposición novedosa, en precisión y recreación del hecho histórico, sus personajes y contextos. Este hacer fija como definido propósito la función prospectiva y pronostica de la Historia. Fidel construye y aprende Historia en presente, le interesa la Historia como vehículo para la formación política, en tanto valiosa herramienta de lucha ideológica y política. Ese es precisamente el enfoque problémico que proponemos estudiar, ejercitar y desarrollar.
Para entender el 26 de julio de 1953, y más trabajar en la docencia y la promoción histórica, no basta con leer uno y varios discursos de Fidel sobre la efeméride, no basta centrarse en lo que dijo en un momento, u otro, incluso no es suficiente seguir la progresión cronológica de los asuntos históricos en sus intervenciones.
No basta con solo leer y conocer la historia a través de Fidel. Tenemos que partir de bases epistemológicas precisas, en articulación con esa visión de totalidad histórica que el marxismo supo proponer. Debe estar resuelto el asunto en los niveles de referencia: Precisamos estudiar los testimonios de sus compañeros de la Generación del Centenario, de sus contemporáneos y en particular de los antagonistas, hay que fertilizar los testimonios y las valoraciones del Comandante con los estudios que la historiografía ha aportado sobre este proceso y sus protagonistas.
Lo que bien tenemos en ciencia histórica y sus desafíos
Sobre el 26 de julio de 1953, sus antecedentes, desarrollos, héroes, antagonistas y proyecciones, existe profusa documentación histórica y precisa historiografía. Los testimonios y las lecturas históricas sobre el 26 de julio de 1953 que nos legó el Comandante han sido fuente y reto. Se destacan en esta obra los valiosos archivos conservados y los estudios realizados desde la Oficina de Asuntos Históricos, institución hoy adscrita a la Presidencia de la República. Destaco los aportes de los historiadores e historiadoras de los centros de investigación y las universidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Instituto de Historia de Cuba, y de las universidades de La Habana y Oriente.
Las instituciones citadas junto con la Universidad del Partido Comunista de Cuba Ñico López, también son pioneras en las primeras investigaciones y estudios sobre el pensamiento del Comandante.
Que la inmensa masa de documentos, tesis, resultados y obras históricas aún permanezca en soporte de papel, resulta en una barrera a franquear con el esfuerzo institucional y la inteligencia colectiva.
Recién los habaneros nos premiamos con contar de cerquita con el Centro Fidel Castro Ruz, en el centro de documentación de la institución encontraremos la más completa colección de documentos, discursos, fotos, artículos y libros sobre la personalidad y los acontecimientos, que con el protagonismos del Comandante jalonaron la segunda mitad del siglo XX cubano y las dos primeras décadas del presente milenio. En la muestra museológica de esa casa de ciencia y amor ya está el oficio de sus especialistas, tanto en la entrega patrimonial como en la precisión histórica de fechas y hechos que no siempre han estado bien esclarecidos. Fuerte es el trabajo del Centro para ir acortando la falencia de información e historiografía en soporte digital.
Lo que bien tenemos en ciencias de la educación y sus desafíos
El proceso de Perfeccionamiento de la educación general que desarrolla el Ministerio de Educación, ha fortalecido la enseñanza y resuelto el error histórico, que hace años más que por excepción, con frecuencia aparecía en algunos libros de textos. Se destaca el esfuerzo de actualización de los contenidos. La textología escolar y los programas así lo confirman.
Lo mejor del Perfeccionamiento está sus propuestas metodológicas, en como potencia el cambio progresivo. El Perfeccionamiento como todo proceso en curso precisa de nuevas incorporaciones de experiencia y ciencia. Y lo primero a alcanzar es que se cumpla lo que bien orientado está.
En la universidad no logramos incorporar la Historia como un componente activo del proceso de formación y profesionalización pedagógica -solo de las carreras de Historia y Filosofía-, tampoco se avanza en esta dirección en el conjunto de las carreras de la educación superior. A tal propósito desarrollamos el enfoque histórico pedagógico para la profesionalización, en curso de aplicación en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz.
Faltan los libros especializados. Las hoy cortas ediciones de las novedades historiográficas, no permiten el otrora reparto generoso de libros para las bibliotecas escolares y universitarias.
La Empresa de Informática y Medios Audiovisuales (Cinesoft) del Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura, con el concurso de la ya citada Oficina de Asuntos Históricos, han realizado un precioso trabajo de digitalización de entrevistas a combatientes y visitas virtuales a los museos relacionados con la efeméride, el Movimiento 26 de julio y la Guerra de Liberación. En las universidades los repositorios de tesis y textos, las aulas virtuales y las oportunidades del trabajo en red ya se hacen cuestión de comunidad y habilidades compartidas.
El aporte de Fidel a la educación y a la enseñanza abre un universo que ha motivado estudios de maestría y doctorado en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, y en las universidades pedagógicas en las provincias, hoy concentradas como facultades en las universidades de cada territorio.
Se impone acortar la distancia entre la historia investigada y escrita, entre el patrimonio rescatado y sustentado y la historia enseñada. Hemos propuesto fortalecer el ámbito de lo propiamente pedagógico. En base al estudio de la práctica y experiencia de docentes de éxitos, con la sistematización teórico-metodológica del enfoque problémico fidelista desarrollamos la plataforma histórico pedagógicai.
Demostramos que los contenidos de la enseñanza precisan de la crítica histórica y la crítica política desde las que José Martí Pérez formaba en la ética de la civilidad y el patriotismo. Nuestras clases serán más atractivas y útiles a partir de la más precisa conceptualización descolonizadora, con el análisis de lo contradictorio en cada hecho y personaje. Defendemos que la totalidad marxista no puede ser una declaratoria de principios, hay que armarla como horizonte posible. En los seis recuadros que subrayamos sobre el 26 de julio estos posicionamientos se evidencian de manera muy nítida.
Lo bien contado perfectible, el alto a la mediocridad y la siempre necesaria atención a la guerra que se nos hace, imponen buscar y desarrollar desde la ciencia histórica y la pedagogía, el enfoque histórico pedagógico que precisa la escuela, la comunicación social y la propaganda política revolucionaria. Insisto en que para realizar en la teoría y en la práctica tal propósito, resulta fundamental el estudio y la incorporación de la aportación histórica y pedagógica, del enfoque problémico del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Nuestro énfasis en lo propiamente pedagógico presupone el reconocimiento y asunción de la importante aportación que en el terreno de la Didáctica de la Historia se ha desarrollado en los dos últimos decenios. Se precisa establecer el rango de los aportes -hay propuestas de muy alto nivel científico- y sobre todo urge saltar los obstáculos subjetivos que impiden la introducción y generalización a escala de país.
Vale y es imprescindible la propuesta de ciencia y el juicio experto para proponer las soluciones macro que se precisan en los sistemas de la educación, en la comunicación social, y en la labor política e ideológica; vale y es imprescindible empujar esas soluciones frente a quienes tardan, no quieren o no pueden implementarlas.
Misión y reto fidelista
Fidel desde el 26 de julio de 1953, en La Historia me Absolverá, nos dejó la misión y el reto:
“Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete; se nos enseñó que para la educación de los ciudadanos en la patria libre, escribió el Apóstol en su libro La Edad de Oro: «Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. […] En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Ésos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana…»
“Se nos enseñó que el 10 de octubre y el 24 de febrero son efemérides gloriosas y de regocijo patrio porque marcan los días en que los cubanos se rebelaron contra el yugo de la infame tiranía; se nos enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos versos dicen que vivir en cadenas es vivir en afrenta y oprobio sumidos, y que morir por la patria es vivir. Todo eso aprendimos y no lo olvidaremos…”i.
¿Cómo hacían patria los maestros y maestras que educaron a la Generación del Centenario? En condiciones peores que las nuestras: en medio del capitalismo neocolonial con sus lastres y crisis permanentes de pobreza material, de desatención a la escuela y a los maestros, con la prevalencia de la filosofía individualista, en medio de la hegemonía de la ideología y la cultura oligárquica, elitista, racista y servil.
Hoy los problemas de aseguramiento y desarrollo que confrontamos se entrelazan con los impactos y consecuencias de las adversas circunstancias que resistimos. El contexto realmente complejo, la falta de maestros, y la incorporación de profesionales no suficientemente preparados son variables principales en las dificultades que presenta la enseñanza. Los obstáculos que con toda objetividad se puede listar, no nos pueden inmovilizar, ni restar en esfuerzos. Si lo que bien tenemos hay que gestionarlo mejor.
Fidel lo afirma: Lo que más vale -y es decisivo- está en la solución de ciencia y conciencia de cada maestro, y maestra, profesor y profesora de frente a su aula, con sus estudiantes, con conocimiento y amor, consciente de misión de formar patriotas cultos y comprometidos.
En la oportunidad de este nuevo aniversario del 26 de julio insistimos en hacer lo que nos corresponde: Los maestros y maestras de historia -y también los periodistas y demás comunicadores- tenemos la responsabilidad de beber en las fuentes históricas y aprender de los estudiosos, de la obra científica que se ha acumulado. Debemos dar una batida para desechar los superfluo, machacón y lineal. Hay que llegar a la mente y el corazón de nuestros interlocutores, niños y niñas, jóvenes, ciudadanos, pueblo. Cada vez que acertemos en estos propósitos estaremos adelantando la derrota de los ataques ideológico-culturales que en el campo de la Historia y la memoria también resistimos.
No hay cerco de hambre, ni necesidades insatisfechas, ni cantos de sirenas, ni subversión, ni generaciones de guerras psicológicas, asimétricas y cognitivas, ni multi operaciones de desmontaje histórico, que puedan derrotar a patriotas en conocimiento y compromiso con la historia, a ciudadanos y pueblo informado y culto.
Nota
i Fidel Castro Ruz: La Historia me absolverá (Texto íntegro). En: https://www.radiorebelde.cu/26-julio-rebelde/lahistoriameabsolvera.html
Felipe de J. Pérez Cruz y María Isabel Bardina Torres: El conocimiento histórico pedagógico: Teoría y praxis para la enseñanza de la Historia, Proyecto Editorial Dirección de Comunicación. Universidad. Camagüey, 2023; Conocimiento histórico pedagógico: constataciones, reflexiones y propuestas. En: Lissette Jiménez Sánchez Norma Mesa Piñeiro (Comp.): La Historia, su enseñanza y aprendizaje, Ediciones UNHIC, La Habana, 2021.
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