La Primera Guerra Mundial, resultado de conflictos interimperialistas, es objeto de numerosas publicaciones en este año de «conmemoraciones». Sin embargo, un profundo silencio reina en «la izquierda de la izquierda» sobre los debates estratégicos, relacionados con el análisis del contexto mundial, en la socialdemocracia internacional revolucionaria de antes de 1914. Debates que apuntan a la […]
La Primera Guerra Mundial, resultado de conflictos interimperialistas, es objeto de numerosas publicaciones en este año de «conmemoraciones». Sin embargo, un profundo silencio reina en «la izquierda de la izquierda» sobre los debates estratégicos, relacionados con el análisis del contexto mundial, en la socialdemocracia internacional revolucionaria de antes de 1914. Debates que apuntan a la dialéctica entre imperialismo, guerra y revolución. ¿El estallido de la Primera Guerra Mundial llevó a Lenin a romper con el marxismo de la II Internacional? En este fragmento de un libro que será publicado a finales de 2014, traducido por la redacción de A l’encontre, Lars T. Lih explica que lo cierto es justamente lo contrario. Este historiador rompe así con quienes no han examinado con cuidado el encadenamiento de las elaboraciones que, a principios del siglo XX, realizaron estos dos intelectuales militantes, Kautsky y Lenin, a quienes la guerra y la revolución separaron más tarde. Lars T. Lih es autor, entre otras, de una obra de referencia, y por tanto tema de debate, titulada Lenin Rediscovered. What is to Be Done? In Context. Ed. Haymarket, Historical Materialism Book Series, 2008. (Redacción de A l’Encontre)
En octubre de1914, poco después del estallar la Primera Guerra Mundial, Lenin escribe a su camarada Alexandre Chliapnikov (1885-1937): «En adelante odio y desprecio a Kautsky más que a nadie, por su vil, sucia y autosatisfecha hipocresía». Este mordaz resumen de la actitud de Lenin respecto de Kautsky, que se mantendría sin cambios el resto de su vida, se cita a menudo.
Pero, en última instancia, para comprender la visión de Lenin, hay otro comentario más útil. Cuatro días más tarde, Lenin escribía al mismo Chliapnikov:
«Busque sin falta y vuelva a leer (o pida que se lo traduzcan), «El camino del poder» de Kautsky y ¡mire qué escribió a propósito de la revolución en nuestra época!¡ Y cómo hoy juega al conformismo y reniega de todo eso!» [1].
Lenin siguió su propio consejo. En diciembre del 1914, se tomó el tiempo de hojear el libro y reunió página y media de citas que incluyó en un artículo titulado Chovinismo muerto y socialismo vivo. Allí escribió: «He aquí lo que Kautsky escribía hace mucho, mucho tiempo, era hace cinco años. Esto era la socialdemocracia alemana o, más exactamente, lo que pretendía ser. Era el tipo de socialdemocracia que podía y debía ser respetada». [2]
Se pueden extraer de estos comentarios tres afirmaciones cruciales sobre el impacto de la Primera Guerra Mundial en Lenin. En primer lugar, Lenin, reafirmó apasionadamente la perspectiva que tenía el ala de la II Internacional que él y otros llamaban «la socialdemocracia revolucionaria». No la rechazó ni la replanteó. En segundo lugar, a pesar de su enfado por las acciones de Karl Kautsky (Praga 1854-Amsterdam 1938) después del estallido de la guerra (Kautsky en 1914 se alinea con la mayoría de la socialdemocracia alemana y vota a favor de los créditos de guerra), Lenin continuó considerando al Kautsky anterior a la guerra como el portavoz más perspicaz de la socialdemocracia revolucionaria. En tercer lugar, lo más importante para Lenin en ese crucial momento, era el análisis que Kautsky había elaborado de la «revolución de nuestra época» o ,en la fórmula más expresiva del propio Kautsky, «la nueva época de guerras y revoluciones».
Según el relato habitual, el sentimiento de traición causado por el apoyo a la guerra de los partidos socialistas chocó tanto a Lenin, que emprendió una revisión radical que le llevó a rechazar el «marxismo de la II Internacional», a renunciar a su antigua admiración por Kautsky y a retornar a las fuentes originales del marxismo. El trabajo de repensar el marxismo se asocia a menudo con su intenso estudio de la Ciencia de la lógica de Hegel en otoño de 1914. Una serie de nuevas ideas innovadoras, encontradas en los escritos de Lenin durante la guerra, revelarían el impacto de la nueva comprensión del marxismo por Lenin.[3]
El relato alternativo
El relato habitual que acabamos de resumir, se convierte en más plausible, si obviamos dos cosas cruciales. Para empezar, la retórica de agresiva carencia de originalidad de Lenin en 1914-1916. Lenin insistió de nuevo, sin cesar, con una vehemencia especial, que él solo respetaba el consenso existente en la socialdemocracia revolucionaria anterior a la guerra. Lo que también se olvida es el contenido concreto del consenso marxista de antes de la guerra, especialmente la parte fundamental para Lenin, es decir, el análisis que Kautsky había hecho de la «revolución de nuestra época». Recientes estudios han hecho más difícil ignorar estas cuestiones [4]. El objetivo del presente ensayo es proporcionar una visión alternativa que no olvide estos hechos básicos. Mi interpretación de los hechos se puede resumir como sigue:
Durante los años 1902 a 1909, Karl Kautsky elaboró un escenario del estado del mundo que más tarde ejerció una gran influencia en Lenin. El tema central de este escenario es que el mundo estaba entrando en una «nueva época de guerras y revoluciones», caracterizada sobre todo por un sistema global de interacción revolucionaria. Para Lenin esta visión se plasmó en el Manifiesto de Basilea de 1912, que veía como un resumen de la posición de la socialdemocracia revolucionaria. El escenario de Kautsky y los contenidos del Manifiesto de Basilea se volvieron parte integrante de la perspectiva de los bolcheviques en el periodo inmediatamente anterior a la guerra, como aparece no solo en los artículos de Lenin, sino también en los de sus lugartenientes, Zinoviev et Kamenev.
El estallido de la guerra llevó a Lenin a insistir en la continuidad entre lo que él consideraba como el consenso del marxismo revolucionario anterior a la guerra y el programa bolchevique de 1914-1916. Esta continuidad explica por qué llegó rápidamente a este programa básico -un programa que permaneció sin cambios hasta el inicio de 1917. A lo largo de los años de la guerra 1914-1916, Lenin adoptó una actitud de llamativa carencia de originalidad y unió su propia posición lo más estrechamente posible al escenario del Kautsky anterior a la guerra y al Manifiesto de Basilea.[ver en la web alencontre.org, el artículode Georges Haupt: «Guerre ou révolution? L’Internationale et l’Union sacrée en août 1914»] En sus polémicas con los camaradas de la izquierda, eran ellos los innovadores y él quien defendía ardorosamente la continuidad ideológica. Cualquiera que fueran la originalidad y las profundas ideas de sus argumentos y análisis, las posiciones que defendió no eran originales y estaba orgulloso de ello.
La reacción de Lenin al estallido de la guerra no se puede entender si no se capta profundamente el escenario de la interacción revolucionaria mundial expuesto en los escritos de Karl Kautsky. La primera parte de mi ensayo, incluida en el presente artículo, trata de resumir la visión que tenía Kautsky de la nueva época de guerras y revoluciones. La parte siguiente analiza el Manifiesto de Basilea de 1912 que Lenin consideraba como una expresión fundamental del consenso anterior a la guerra. La tercera parte está consagrada a los artículos escritos entre 1910-1912, por el portavoz bolchevique, Lev Kamenev. Kamenev volvió a publicar esos artículos en 1922 con el fin de ilustrar la continuidad de las posiciones bolcheviques antes y durante la guerra y lo hace admirablemente.[5]
Estas tres partes establecen las bases de mi interpretación de la reacción de Lenin al estallido de la guerra y las actuaciones de los partidos socialdemócratas europeos. Pero antes de centrarme en la reacción de Lenin, voy a esbozar una interpretación alternativa. Una de las versiones más sorprendentes e influyentes en la versión habitual del nuevo radical planteamiento de Lenin, atañe a su lectura de La ciencia de la lógica de Hegel y al dominio más profundo de la dialéctica que le dio esta lectura. No contesto las afirmaciones filosóficas de los autores que proponen esta interpretación, porque creo que sus argumentos históricos de la influencia de Hegel en la posición de Lenin durante la guerra no resisten un somero examen.
La interpretación hegeliana (como voy a llamarla) dibuja un retrato sorprendente de Lenin durante los primeros meses de la guerra, en un aislamiento político total. Lenin se retira de bullicio de la actividad política, se encierra en la biblioteca universitaria de Berna con Hegel y sale de allí solamente después de haber repensado las bases dialécticas del marxismo. Su nueva visión encuentra dónde expresarse, entre otros, en los escritos sobre la autodeterminación nacional de finales de 1916.
Las últimas dos partes de mi ensayo están consagradas a evaluar las dos interpretaciones alternativas a la luz de los hechos. Para empezar, examino los siete meses posteriores al inicio de la guerra en agosto de 1914, hasta la Conferencia de los bolcheviques emigrados que se celebra en febrero de 1915 en Berna; después dedico la parte final a los escritos de Lenin sobre la autodeterminación nacional a finales de 1916. Concluyo que Lenin tenía razón al destacar la continuidad entre su plataforma política durante la guerra y el consenso anterior a ella de los «socialdemócratas revolucionarios» a propósito de la «nueva época de guerras y revoluciones» que asomaba a la vuelta de la esquina.
El escenario de Kautsky
«Una época de desarrollo revolucionario ha comenzado. La época de los avances lentos, casi imperceptibles, va a ceder el paso a una época de revoluciones, de bruscos saltos hacia delante, quizás de grandes derrotas ocasionales, pero también -tenemos que tener confianza en el proletariado- de grandes victorias a fin de cuentas» (Karl Kautsky, 1905)
Kautsky publicó la Revolución social en 1902, Socialismo y política colonial, en 1907 y El camino del poder en 1909.[6] En las tres obras, al igual que en varios artículos importantes e influyentes, Kautsky dibujaba una visión global del mundo contemporáneo. Los elementos clave del escenario de Kautsky eran los siguientes:
1. Después de una generación de estabilidad y de progreso gradual, Europa y el mundo entran en una nueva etapa de guerras y revoluciones que estará marcada por profundos conflictos y rápidos cambios en la correlación de fuerzas.
2. La nueva época de guerras y revoluciones difiere principalmente de la precedente, que duró de 1789 a 1871, en su amplitud mundial y en la nueva intensidad de las interacciones, hechas posibles por las crecientes relaciones entre los países y en especial de los nuevos medios de comunicación que permiten un acceso acelerado a las ideas y a las técnicas modernas.[7]
3. La transición de una situación no revolucionaria a una situación revolucionaria requerirá tácticas radicalmente nuevas.
4. Las revoluciones que marcan esta nueva época se reparten en dos grandes categorías: la revolución socialista que está a la orden del día en Europa occidental y en América del Norte, y las revoluciones democráticas que lo están en otras partes del mundo. Las revoluciones democráticas se pueden subdividir principalmente en tres tipos: las revoluciones democráticas para conseguir ciertas libertades y derribar la opresión absolutista; las revoluciones de autodeterminación contra la opresión nacional; las revoluciones anticoloniales contra la opresión extranjera.
5. Ni qué decir tiene que una revolución socialista todavía no está «madura» en Europa occidental. Una agudización de los antagonismos de clase es uno de los indicadores de que estamos en vísperas de una revolución socialista. Toda política que no rechazara firmemente el oportunismo y la colaboración de clases sería un suicidio político.[8]
6. Los cuatro tipos de revolución se entremezclan e interactúan de manera imprevisible, pero esto sin duda va a aumentar la intensidad de la crisis revolucionaria mundial. En consecuencia, el escenario de futuro debe quedar enormemente abierto.
7. La interacción mundial supone el rechazo de modelos simplistas en los que los países «avanzados» muestran a los países «atrasados» la imagen de su futuro. Por ejemplo, en dos aspectos cruciales, Alemania ve la imagen de su futuro en la Rusia «atrasada». [9]
8.Los principales tipos de interacción mundial son: la intervención directa, como la conquista, las inversiones y la dominación colonial; la observación de la experiencia de otros países que permite a los rezagados alcanzar rápidamente y sobrepasar a los más avanzados; la repercusión directa de acontecimientos revolucionarios, debida al entusiasmo de unos y al pánico de otros, la ruptura de ciertos vínculos y el establecimiento de otros.[10]
9.El mundo capitalista va intentar protegerse de los cambios revolucionarios mediante diversos medios, en particular, el imperialismo, el último refugio del capitalismo» [11]. Las ideologías imperialistas y militaristas pueden retrasar el hundimiento, al permitir a la aristocracia obrera obtener una parte de los beneficios coloniales y presentándolo como una salida plausible a la inminente crisis. Sin embargo, estos intentos fracasarán ya que el mundo se lo han repartido ya las potencias imperialistas. 12]
10.El imperialismo y el militarismo han aumentado en gran medida las probabilidades de guerra, pero el proletariado no tiene un objetivo propio en las guerras entre potencias imperialistas y por tanto, no va a unirse a las clases dominantes para hacer la guerra. El papel de la guerra como incubadora de la revolución probablemente sea muy grande y existirá una fuerte correlación entre derrota y revolución.[13]
11.Únicamente una plataforma radicalmente antirracista permitirá a la socialdemocracia orientarse en las turbulencias que vendrán con el cambio revolucionario. La condescendencia racista impide incluso a algunos socialdemócratas apreciar un hecho básico de la política mundial: las colonias van a exigir, luchar y ganar su independencia.
12.Rusia ocupa una posición crucial en el proceso de las situaciones revolucionarias globales. Los triunfos y los retrocesos de la revolución rusa van a tener un amplio eco en otros países.[13]
Estos eran los rasgos fundamentales del escenario de interacción revolucionaria mundial de Kautsky. Lo que queda por mostrar, es la manera cómo estas propuestas se articulan entre ellas para formar un sistema, puesto que como sistema fueron retomadas por Lenin.[15]
Colonialismo y democracia
Kautsky había adelantado su visión de la situación en Europa occidental ya en 1902, en su polémica contra la concepción oportunista de que los antagonismos de clase estaban disolviéndose (la figura principal de esta corriente era Eduard Bernstein). Para Kautsky era justo lo contrario: el antagonismo de clase se agudizaba justamente porque el dominio de los cartelesde empresas en la metrópoli y las políticas coloniales en el exterior mostraban que el capitalismo atravesaba su fase final y que la revolución socialista estaba al orden del día.
Según él, conforme los cárteles crecen y se expanden, más clara es la prueba de que el modo de producción capitalista ha sobrepasado el estado en el que podía ser el agente más potente del desarrollo de las fuerzas productivas y la prueba de que frena cada vez más ese desarrollo y crea condiciones cada vez más insoportables… El socialismo se ha convertido en una necesidad económica ya hoy; solo el poder determinará cuando llegará.[16]
En su esfuerzo por «ponerse colorete en sus ajadas mejillas para parecer sana y juvenil «, la sociedad burguesa recurre al militarismo y al imperialismo, como un imperativo económico, como un conjunto de ideologías que prometen una salida al callejón amenazador del desarrollo capitalista y como un medio de sobornar a las capas superiores de la clase obrera. Como Kautsky había remarcado en 1906, en Inglaterra (al contrario que en Rusia o la India) la explotación capitalista era «una forma de enriquecer el país, de acumular un botín siempre creciente obtenido saqueando el planeta entero. Incluso las clases desposeídas se aprovechan de muchas maneras de este pillaje». Esta especie de explicación de la ausencia de militancia obrera en el Reino Unido y en otros lugares era habitual en la socialdemocracia anterior a la Primera Guerra Mundial.[17]
La expansión colonial no era más que un remedio a corto plazo a los males del capitalismo, porque inexorablemente llevaría al aumento de conflictos tanto en la metrópoli como en el exterior. Puesto que el mundo estaba prácticamente repartido, la expansión colonial solo podía llevar a conflictos armados entre las potencias imperialistas. La opresión imperialista llevaría también a luchas coloniales por la independencia nacional que destruirían el sistema imperialista cuando fueran coronadas por el éxito. «El capitalismo inglés va a sufrir un horrible desmoronamiento cuando los países oprimidos se subleven y rechacen pagar tributos». [18]
Llegamos ahora al segundo nivel del sistema de interacción revolucionaria mundial, a saber, las revoluciones democráticas contra la opresión absolutista, nacional y colonial. Kautsky habló mucho sobre cada uno de estos tipos de revolución democrática. La principal lucha revolucionaria para la destrucción del absolutismo y el establecimiento de las libertades políticas, estaba sucediendo en Rusia. Lo que hay que destacar es que Kautsky daba su aprobación, con toda su autoridad , a la estrategia bolchevique para dirigir la revolución anti zarista: una apuesta por el campesinado ruso como combatiente por la transformación democrática del país [19]. Casi se podíatachar a Kautsky de bolchevique honorario y así era considerado por las partes interesadas en la socialdemocracias rusa y alemana.
A propósito de las revoluciones nacionales por la autodeterminación, Kautsky y Lenin compartían una posición que rechazaba tanto la sobrevaloración del papel de la nacionalidad por la socialdemocracia austriaca, como su subestimación por Rosa Luxemburgo en Polonia. El convencimiento fundamental compartido por los dos hombres era la idea de que «las masas no pueden entusiasmarse de forma duradera por el socialismo más que allí donde y en la medida en que la cuestión nacional se resuelva» [20]. A partir de ahí, tanto Kautsky como Lenin argumentaban que el derecho a la autodeterminación debía ser respetado, aunque la socialdemocracia no abogaba necesariamente para que este derecho fuera ejercido en casos concretos. Se debía combatir el separatismo de las organizaciones socialistas y de otras organizaciones obreras. El chovinismo de gran potencia (alemanes contra polacos en el caso de Kautsky, rusos contra distintas nacionalidades en el caso de Lenin) debía ser combatido para evitar ofender los sentimientos de la nacionalidad oprimida. La solución última a los nacionalismos es garantizar a las minorías nacionales que sus derechos democráticos serán respetados.[21]
La actitud de Kautsky en relación a los movimientos de liberación nacional en las colonias, se puede ver mejor en la respuesta que dio en 1907 a un grupo de socialdemócratas iraníes, que no estaban seguros de que fuera conveniente la participación de los socialdemócratas en la lucha contra el capital extranjero [22]. Kautsky respondió: «los luchadores socialistas no pueden adoptar una actitud pasiva en relación a la revolución y quedarse de brazos cruzados. Y si el país no está suficientemente desarrollado para tener un proletariado moderno, solo un movimiento democrático (pre-socialista) contra la dominación extranjera ofrece a los socialistas la posibilidad de participar en la lucha revolucionaria».
Y Kautsky aconsejó a sus compañeros iraníes que los socialdemócratas pueden tener que participar «como simples demócratas en las filas de los demócratas burgueses y pequeñoburgueses». No obstante, siempre tendrán una perspectiva más amplia, porque para ellos «la victoria de la democracia no es el fin de la lucha política, sino solo el inicio de una nueva lucha desconocida, que era prácticamente imposible en el régimen absolutista». Esta nueva lucha no solo requiere la libertad política sino la independencia nacional. La lucha socialdemócrata contra el capitalismo en países como Irán puede no ser capaz de colocar la revolución socialista entre las prioridades inmediatas, sin embargo, esta lucha va a «debilitar el capitalismo europeo y conferir una fuerza mayor al proletariado europeo… Persia y Turquía, luchando por su propia liberación, luchan también por la liberación del proletariado mundial».
En 1909, Kautsky subrayó de nuevo que los rebeldes anti coloniales eran a menudo partidarios del capitalismo. «Esto no cambia en nada el hecho de que debilitan el capitalismo europeo y sus gobiernos y que introducen en el mundo un elemento de perturbación política».[23]
Los sentimientos de Kautsky hacia la liberación colonial eran profundos. Según su biógrafo, Gary Steenson, Kautsky ya había predicho en artículos escritos en los años 1880 que «la modernización, aunque demasiado gradual, de los países colonizados, produciría en última instancia, sublevaciones indígenas contra la dominación de los europeos». En consecuencia, subrayaba «los intereses comunes y una posible coalición del proletariado industrial de las naciones europeas y de los nativos de las colonias» [24]. La actitud de Kautsky hacia los los movimientos de independencia colonial no era debida solamente a la observación empírica y a la estrategia política sino también a su visceral antirracismo.
«La política colonial del imperialismo está basada en en el postulado de que los pueblos que gozan de la civilización europea son los únicos capaces de un desarrollo independiente. Los hombres de otras razas son considerados como niños, como idiotas o como bestias de carga, según el grado de animadversión con el que se les trate; en cualquier caso, como seres que tienen un nivel de desarrollo inferior y que pueden ser gobernados como se quiera. Incluso los socialistas actúan según este supuesto cuando intentan llevar a cabo una política de expansión colonial-moral. Pero la realidad les ha enseñado rápidamente que el principio de nuestro partido de que todos los hombres son iguales, no es una figura retórica sino una fuerza muy real». [25]
El escenario de una nueva época descrito por Kautsky era un sistema mundial de interrelación revolucionaria, en primer lugar, por el papel que jugaban en él los movimientos de liberación nacional. Como escribía en El camino del poder: «Hoy, las batallas en la lucha por la liberación de la humanidad trabajadora y explotada no se libran solo en el Spree y el Sena, sino también en el Hudson y el Misssissipi, en el Neva y en los Dardanelos, en el Ganges y el Hoang Ho.» [26]
Interacción
En el escenario de Kautsky, los diversos tipos de revolución no se desarrollan solamente en sus propias vías de forma aislada ,sino que están afectados profundamente en todos los aspectos por la interacción mundial. Kautsky definió claramente la lógica de lo que más tarde sería denominado el «desarrollo desigual y combinado» o, en palabras de Kautsky, la «combinación de formas de sociedades y estados más avanzadas con formas más atrasadas.»
«Las naciones atrasadas aprendieron de las más avanzadas desde tiempos inmemoriales, por eso a veces han sido capaces de superar por medio de un gran salto varias etapas de desarrollo que sus predecesores habían escalado trabajosamente.
De esta forma, aparecen variaciones ilimitadas en la senda histórica del desarrollo de las naciones… Y conforme más se incrementan estas variaciones, el aislamiento de las naciones individuales disminuye, más se desarrolla el comercio mundial y más nos acercamos a la era moderna. Esta variación se ha vuelto tan grande que varios historiadores niegan que existan leyes de la historia. Marx y Engels lograron descubrir las leyes que gobiernan estas variaciones, pero solo nos suministraron el hilo de Ariadna para encontrar el propio rumbo en el laberinto de la historia, no han conseguido convertir el laberinto en una zona urbana moderna con calles uniformes, rígidamente paralelas.» [27]
He bosquejado el escenario de la interacción revolucionaria mundial. Antes de continuar, hay que destacar algunas consecuencias que Kautsky extrajo del mismo sobre la época de guerras y revoluciones que se acercaba. Una de esas consecuencias es la posición privilegiada de Rusia en el sistema.
En 1902, Kautsky escribió un artículo para el periódico clandestino de Lenin Iskra, titulado Los eslavos y la revolución donde afirmaba que «el centro revolucionario se desplazaba del oeste al este». La «puesta en marcha del espíritu revolucionario» en el pueblo ruso va a conducir a «grandes acciones que no pueden dejar de influir en el oeste de Europa » y la sangre de los mártires revolucionarios rusos va a «abonar los brotes de la revolución social en todo el mundo civilizado.»[28] A Lenin le gustaba tanto este artículo que leyó largos extractos en 1920 en la celebración pública de su 50 cumpleaños. Poco tiempo después, incluyó fragmentos en su folleto El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, destacando «¡qué bien escribía Kautsky hace 18 años!»[29]
En los años posteriores a 1905, Kautsky describe a menudo este año como un cambio de rumbo en los asuntos del mundo que inauguró un «periodo de disturbios continuos en todo Oriente» (refiriéndose tanto a Asia oriental como al mundo islámico).[30]
Para él, el acontecimiento que desencadenó la nueva época no era solo la Revolución rusa en sí misma, sino la victoria de Japón sobre la Rusia zarista, una victoria que puso fin al «complejo de inferioridad» de los no europeos y les dio confianza en sí mismos.[31]
Sin embargo, la imagen de Rusia que emerge de los abundantes escritos de Kautsky sobre el tema, es la de un país cuyas proezas revolucionarias tenían una gran influencia sobre la revolución socialista en Europa occidental, la revolución nacional en Europa oriental y sobre los movimientos de liberación nacional «en Oriente».
Kautsky argumentaba que la situación revolucionaria que se anunciaba en un futuro muy cercano iba a requerir un cambio radical de táctica. Era el punto -ampliamente incomprendido hoy- que intentaba establecer en 1910 con su famosa distinción entre una «estrategia de desgaste» y una «estrategia de derrocamiento». Kautsky explicaba que «el desgaste» (la actividad habitual del Partido Socialdemócrata alemán, de educación socialista y de fuerte organización), era conveniente para una situación normal, no revolucionaria, mientras que el «derrocamiento» (huelgas generales de masas y otros medios de presión no parlamentarios) convenía a una situación verdaderamente revolucionaria. Kautsky añadía que, si bien en ese momento Alemania estaba todavía en una situación no revolucionaria, se podía esperar sin embargo que pronto alcanzaría una crisis revolucionaria.[32]
Lenin tomó la palabra a Kautsky. Escribiendo en 1910, indicaba que «Kautsky dijo claramente y directamente que la transición (a una estrategia de derrocamiento) es inevitable en una fase avanzada del desarrollo de la crisis política.» [33]. Por esto Lenin minimizaba la importancia del conflicto entre los dos bolcheviques honorarios del Partido alemán pues Kautsky y Rosa Luxemburgo creían que era eminente un giro comparable al del Domingo Sangriento de enero de 1905. La única diferencia estribaba en saber si el giro se produciría «ahora o todavía no, en este momento o en el siguiente.»[34]
Un socialdemócrata polaco próximo a los bolcheviques, Julian Marchlewsky, equiparó a Lenin y Kautsky en esta cuestión: «Lenin recomienda (en 1909), si se quiere, lo mismo que Kautsky (un año después): la aplicación de la estrategia de derrocamiento y de la estrategia de desgaste cada una en el momento oportuno.»[35]
Ya en 1902, Kautsky había llegado a la conclusión de que «debemos de asumir la posibilidad de una guerra en un futuro cercano y por tanto, también la posibilidad de convulsiones políticas que desemboquen directamente en levantamientos proletarios o al menos en la apertura de un camino hacia tales levantamientos.»[36] En cualquier guerra de este tipo entre potencias imperialistas -en contraposición a los movimientos de liberación nacional o colonial- el proletariado no tendría ninguna razón para luchar codo con codo con los burgueses. Como Kautsky escribía en 1907:
«La burguesía y el proletariado de una nación están igualmente interesados en su independencia nacional y su autodeterminación, en la eliminación de cualquier forma de opresión y explotación por una nación extranjera. (Pero en la etapa actual del imperialismo) no se puede esperar en ningún lugar una guerra en defensa de la libertad nacional en la que burgueses y proletarios puedan unirse… En el momento presente, los conflictos entre estados no pueden provocar una guerra en la que los intereses del proletariado no se opongan a ella firmemente, como un deber» [37]
Mirando hacia atrás, Lenin insistió con vehemencia en el consenso marxista anterior a la guerra de que el estallido de la misma llevaría casi por definición a una situación revolucionaria. Las citas siguientes -una de inicios de 1916 y la otra de de finales de 1918- ilustran la retórica de Lenin de «agresiva falta de originalidad»:
– «El que hoy niega la acción revolucionaria(Kautsky) es la misma autoridad de la II Internacional que en 1909 escribió un libro entero, ‘El camino del poder’, traducido a las principales lenguas europeas, para demostrar el vínculo entre la futura guerra y la revolución». [38]
– «Mucho antes de la guerra, todos los marxistas, todos los socialistas, estaban de acuerdo en considerar que una guerra europea provocaría una situación revolucionaria…Por tanto, la espera de una situación revolucionaria en Europa no era una obsesión de los bolcheviques, sino una opinión generalizada entre todos los marxistas.»[39]
Lenin declaró en una ocasión que había leído prácticamente todo Kautsky y verdaderamente es difícil de creer que alguien de su generación conociera la obra de Kautsky tan bien como él.[40] Todo lo que Lenin dice sobre Kautsky hay que tomarlo muy seriamente. Los estudios recientes están comprendiendo la tesis de Lenin según la cual «la nueva época de guerras y revoluciones» era un tema central en los escritos de Kautsky en el cambio de siglo. En esta primera parte, he mostrado cómo este tema dota de unidad dinámica a amplio abanico de posiciones y argumentos de Kautsky.[41]
(*) El texto es la primera parte de un artículo de Lars T.Lih en una obra colectiva de próxima aparición: A. Anievas (éd.), Cataclysm 1914: the First World War and the making of modern World Politics (Historical Materialism book series), Brill, Leyde, 2014.
Notas
1] W.I.Lenin, Chosen Works, Nueva York 1960-68, Vol. 35, p.167; W.I. Lenin, Polnoe sobranie sochinenii, Moscou, 1958-64, Vol 49, p.24 (cartas del 27 de octubre, y 31 octubre de 1914).
[2] W.I. Lenin, Polnoe sobranie sochinenii, Moscou, 1960-68, Vol. 21, pp.94-101, «Chauvinisme mort et socialisme vivant» (diciembre de 1914). Para mayor discusión, ver L.T. Lih, «Lenin’s aggressive unoriginality 1914-16», Socialist Studies, 5, 2, 2009: pp.90-112.
[3] Una discusión más detallada del relato habitual va a aparecer en Cataclysm 1914.
[4] Ver R. Day et D. Gaido (eds.), Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009; igualmente R. Day et D. Gaido (eds.), Discovering imperialism: social democracy to World War I, Chicago, 2011; y los documentos traducidos por Ben Lewis et Maciej Zurowski: K Kautsky, Nationalité et internationalité (1907- 08) Critique, 37, 3, 2009, pp.371-389 y Critique 38, 1, 2010, pp.143-63; M. Macnair (éd.), Kautsky sur le colonialisme, Londres, 2013. Las relaciones de Lenin con Kautsky es un tema que aflora en todos mis escritos sobre Lenin. Para los años de la guerra, ver en particular «Lenin and Kautsky, the final chapter», International Socialist Review, No.59, 2008; «Lenin’s aggressive unoriginality, 1914-16», Socialist Studies 5, 2, 2009, pp.90-112; «Kautsky when he was a Marxist (Database of post-1914 comments by Lenin)», Historical Materialism 2011: http://www.
[5] La discusión completa contenida en la segunda y tercer parte aparecerá en Cataclysm 1914.
[6] Para las traduciones inglesas de estas tres obras, ver K. Kautsky, The social revolution, Chicago, 1902; K. Kautsky, Socialism and colonial policy (1907): www.marxists.org/archive/kau..
[7] Por falta de espacio, no puedo documentar de forma completa las ideas de Kautsky. En relación a cuestiones que no se discuten específicamente aquí, he proporcionado referencias a las observaciones pertinentes que se pueden encontrar en R. Day et D. Gaido (éds.), Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009, pp.183, 395-396 (sobre Japón), p. 640.
[8] Ibid, p.536.
[9] Ibid, p.219.
[10] Ver en particular K Kautsky, «Questions révolutionnaires» (1904) dans R. Day et D. Gaido (éds.),Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009; et K. Kautsky, «Les conséquences de la victoire japonaise et la social-démocratie» (1905), en el mismo libro.
[11] K. Kautsky, Der Weg zur Macht 1909. Karl Kautsky, El camino del poder, traducido por A.P. V.Giard et E.Brière, 1910; Editions Anthropos, 1969. The Road to Power, New Jersey 1996, chapitre 9.
[12] R. Day et D Gaido (éds), Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyden, 2009, p.400.
[13] Ibid, p.386.
[14] Ibid, p.184.
[15] Georg Lukács ofrece un excelente análisis de la naturaleza sistemática de la concepción que tenía Lenin de la situación mundial, aunque no muestre que las raíces están en Kautsky y en otros: G. Lukács, Lénine, une étude de l’unité de sa pensée (1924), EDI, Paris, 1965.
[16] Karl Kautsky, Sozialismus und Kolonialpolitik (Le socialisme et la politique coloniale), 1907. En alemán y en inglés:www.marxists.org/
[17] R. Day et D. Gaido (éds.), Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009, p.631. En 1915, Lenin citaba a Kautsky, unido a Marx y Engels, como una autoridad sobre el oportunismo británico (W.I. Lenin, ChosenWorks, New York 1960-68, Vol. 21, p.154). En 1916, Karl Radek citaba a un socialdemócrata alemán favorable a la guerra, Paul Lensch, a propósito de la corrupción imperialista de los trabajadores ingleses et comentaba: «La opinión de Lensch no es nueva. Es una de las numerosas ideas que ha tomado prestadas de los socialdemócratas de izquierda. Pero correcta sin duda.» (J. Riddell, Lenin’s struggle for a revolutionary international, New York, 1984, pp.461-62).
[18] R. Day et D. Gaido (éds.), Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009, p.633. Para una declaración semejante en el momento de la guerra de los Boers, ver R. Day et D. Gaido (éds.), Discovering imperialism: social democracy to World War I, Chicago, 2012, pp.155-164.
[19] La clásica declaración de Kautsky de apoyo a la posición bolchevique «Las fuerzas motrices de la revolución rusa y sus perspectivas»,1906, reproducida en R. Day et D. Gaido (éds.), Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009, que incluye también comentarios de Lenin y Trotsky. El joven Stalin también escribió un comentario:»Préface à l’édition géorgienne de la brochure de K. Kautsky «Las fuerzas motrices de la revolución rusa y sus perspectiva» en J.V. Staline, Œuvres, Vol 2.
[20] J. Jacobs, «Karl Kautsky: between Baden and Luxemburg» in On socialists and «The Jewish question» after Marx, New York, 1992, p.510. Cita un artículo de Kautsky de 1897. El estudio de Jack Jacobs compara útilmente la actitud de Kautsky hacia los judíos y los checos.
[21] Para la crítica de Kautsky de los escritos sobre la cuestión nacional de los socialdemócratas austriacos, ver K. Kautsky, «Nationality and internationality» (1907- 08), Critique 37, 3, 2009, pp.371-389 et Critique 38, 1, 2010, pp.143-163; ver también R. Day et D. Gaido (éds.) Witnesses to permanent revolution: the documentary record, Leyde, 2009, pp.213-214.
[22] C. Chaqueri, The left in Iran, 1905-1940, London, 2010, pp.123-28.
[23] K. Kautsky, El camino del poder, 1909, op.cit., p.83.
[24] Gary Steenson, Karl Kautsky 1854-1938: Marxism in the classical years, Pittsburgh,1978, p.75.
[25] K. Kautsky, El camino del poder, 1909, op.cit., p.8o-81.
[26] Ibid pp.88-91.
[27] K. Kautsky, Socialisme et politique coloniale,1907: www.marxists.org/archive/
[28] R. Day et D. Gaido (éds.), Witnesses to …., op.cit., pp.61-65.
[29] W.I. Lenin, Chosen Works, New York 1960-68, Vol 40, pp.325-327; Vol 41, pp.4-5.
[30] K. Kautsky, El camino del poder, 1909, op.cit., p.83.
[31] K. Kautsky, Socialismo y política colonial, 1907, op.cit
[32] A. Grunenberg (éd.), Die Massenstreikdebatte, Francfort, 1970
[33] W.I. Lenin, Polnoe sobranie sochinenii, Moscou, 1958-64, Vol 19, pp.367.
[34] Ibid, Vol. 20, p.18.
[35] J. Marchlewsky (J. Karski), «Ein Missverständnis»(un malentendu), Die Neue Zeit, julio de 1909, p.102. Ver W.I. Lenin, Polnoe sobranie sochinenii, Moscou, 1958-64, Vol. 15, p.458 et vol.19, p.50.
[36] K. Kautsky, Die soziale Revolution, 1902/The social revolution, Chicago 1902, pp.96-97.
[37] Como Rosa Luxemburg la citó con aprobación en su panfleto de Junius: La crisis de la socialdemocracia (1916), editiones la taupe, Bruxelles, 1970.
[38] W.I. Lenin, Polnoe sobranie sochinenii, Moscou, 1958-64, Vol. 27, pp.109-10.
[39] Ibid, Vol. 28, pp.289 et 292.
[40] W.I. Lenin, Chosen Works, New York, 1960-68, Vol. 41, p.468, (1920).
[41] Lo más parecido a una declaración de síntesis de Kautsky, es el capítulo final de «El camino del poder».
Traducción de Viento Sur