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Lenin Moreno: Una lección de ética

Fuentes: Rebelión

Hace muchos años, en nuestro país se creó una figura política muy fea, según la cual los vicepresidentes de la República son conspiradores con sueldo del gobierno. Conspiradores justamente contra el primer mandatario junto al cual subieron al segundo puesto. Con ser denigrante, desgraciadamente, la figura se muestra repetida en la historia nacional, aunque obviamente […]

Hace muchos años, en nuestro país se creó una figura política muy fea, según la cual los vicepresidentes de la República son conspiradores con sueldo del gobierno. Conspiradores justamente contra el primer mandatario junto al cual subieron al segundo puesto. Con ser denigrante, desgraciadamente, la figura se muestra repetida en la historia nacional, aunque obviamente el caso no es generalizado, y en contrario hay muestras de valor. He aquí unos ejemplos dignos de recordar, y que se ubican en las últimas décadas.

En 1978, el dirigente de la Democracia Popular Osvaldo Hurtado Larrea fue electo vicepresidente de la República gracias al arrastre popular del candidato de CFP a la presidencia, el joven y querido líder Jaime Roldós Aguilera. Inmediatamente se inició una conspiración internacional y nacional que concluyó en la muerte de Roldós y el ascenso a la presidencia del dirigente derechista, a quien años después el presidente León Febres Cordero y su ministro de Defensa, general Luis Piñeiros, acusaron públicamente de magnicidio.

En 1984 ganó la presidencia Febres Cordero, acompañado de Blasco Peñaherrera Padilla en la vicepresidencia. Luego de tres años, una movida convulsión política generada por el general Frank Vargas Pazzos condujo al secuestro del mandatario por parte de los Comandos de Taura. Peñaherrera se hizo cargo interinamente de la presidencia pero luego Febres Cordero le acusó de traición y de intentar quedarse con el cargo.

En las elecciones presidenciales de 1996 Abdalá Bucaram, acompañado de Rosalía Arteaga para la vicepresidencia, triunfó sobre Jaime Nebot Saadi, segundo dirigente socialcristiano detrás de Febres Cordero. La conspiración no se hizo esperar. Bucaram fue derrocado en febrero de 1997. Rosalía Arteaga, participante de la conjura, recibió la presidencia por unas cuantas horas y luego también fue echada fuera y sustituida por Fabián Alarcón.

En el año 2000, ganada la presidencia por Jamil Mahuad con el apoyo socialcristiano, fue tirado por la borda por una revuelta popular, reemplazándolo su compañero de fórmula, el vicepresidente Gustavo Noboa Bejarano, que aceptó encantado la presidencia que le entregaron en bandeja los socialcristianos, los mandos militares y la embajada norteamericana.

Ascendió al poder el coronel Lucio Gutiérrez en compañía del doctor Alfredo Palacio como vicepresidente; luego de dos años, otro sismo político lo largó fuera de Carondelet sin que pudiera salvarlo su gran amigo el presidente guerrerista George W.Bush. Palacio no tuvo una sola lágrima de solidaridad con su defenestrado coronel cuando Cynthia Viteri le colocó la banda presidencial.

Ejemplos son todos los que acabamos de relatar que podrían justificar aquello de que los vicepresidentes son conspiradores con sueldo del gobierno. Seguramente convencidos de ello y practicantes de esta clase de políticas oportunistas y sucias, los conspiradores del 30 de Septiembre del 2010 buscaron al vicepresidente Lenin Moreno para pedirle que se hiciera cargo de la presidencia, pues para ellos el presidente Rafael Correa estaba caído, si no muerto de una vez. La respuesta de Lenin Moreno, que recogió la prensa, fue contundente: ‘Desleal jamás, Yo no soy carroñero’. Las aves carroñeras que pensaban festinarse con la caída del líder de la Revolución Ciudadana, alzaron el vuelo furibundos. Esta bofetada de ética política no le perdonan a Lenin Moreno, y de allí que se han dedicado a difamarlo, temerosos de que Alianza PAIS y el pueblo lo consagren como presidente de la República en las elecciones del 2017.

Blog del autor: http://galarzajaime.blogspot.com