Richard Stallman, un neoyorquino nacido en 1953, es el creador y mítico referente del movimiento del software libre, integrado por agrupaciones de todo el mundo que -contra los intereses de las corporaciones- luchan porque el conocimiento circule en absoluta libertad. Invitado por la Asociación cultural Hipatia y Asociación Civil Software Libre Argentina (Solar) estará -desde […]
Richard Stallman, un neoyorquino nacido en 1953, es el creador y mítico referente del movimiento del software libre, integrado por agrupaciones de todo el mundo que -contra los intereses de las corporaciones- luchan porque el conocimiento circule en absoluta libertad. Invitado por la Asociación cultural Hipatia y Asociación Civil Software Libre Argentina (Solar) estará -desde hoy hasta el 5 de agosto- en la Argentina, donde recibirá el título Honoris Causa de la Universidad Nacional de Salta, se entrevistará con Daniel Filmus, ministro de Educación de la Nación y dará distintas conferencias.
– ¿Cuál es el objetivo de su visita a la Argentina?, preguntó LAVACA por e mail, antes de su llegada.
– En términos generales, promover el software libre y, más específicamente, convencer a las escuelas de la Argentina que no se dejen usar para imponer el dominio de Microsoft, que formen adultos acostumbrados a usar computadoras en libertad y comunidad.
Y esa es, sintéticamente, la filosofía de Stallman desde que -en los 80- en su propio grupo de trabajo del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, se empezó a restringir la información y a ocultar los códigos del acceso a programas: todo lo que hasta entonces compartían sin resquemores ni secretos. ‘Me enfrenté a una elección moral severa. -contó alguna vez-. Lo más fácil era unirme al mundo del software propietario, firmar los acuerdos de no revelar, y prometer que no iría en ayuda de mi amigo hacker. Podría haber hecho dinero de esta manera, y tal vez me hubiera divertido escribiendo códigos. Pero sabía que al final de mi carrera, al mirar atrás los años construyendo paredes para dividir a la gente, sentiría que usé mi vida para empeorar el mundo’.
Se abocó, entonces, a crear un sistema operativo de libre acceso: el GNU. ‘Considero una regla de oro que si a mí me gusta un programa, debo compartirlo con otras personas a quienes también les guste -enunció Stallman-. Los vendedores de software quieren dividir a los usuarios y conquistarlos, haciendo que cada usuario acepte el hecho de no compartir nada con los demás. Yo me niego a romper la solidaridad con otros usuarios de esa forma. Por lo tanto, para poder seguir usando los ordenadores sin deshonor, he decidido recopilar un cuerpo suficiente de software libre, de modo que pueda arreglármelas sin usar ningún software que no sea libre.’
Esta filosofía tiene cuatro premisas:
La libertad de usar el programa, con cualquier propósito.
La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y adaptarlo a las propias necesidades. El acceso al código fuente es una condición previa para esto.
La libertad de distribuir copias.
La libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie.
– ¿Qué posibilidades de desarrollo tiene el software libre en América Latina?
– Para desarrollar programas libres, se necesitan programadores y computadoras comunes y ahora no es difícil encontrarlos en Latinoamérica. Pero, a la vez, para ser libre, el mero hecho de no pagar al programador no basta. Tenemos que rechazar los programas que no respeten nuestra libertad. Tenemos que elegir el software libre.
– Pero en un país donde la piratería está impuesta de hecho y es, incluso, oficial, ¿qué ventajas tiene para la sociedad la expansión del software libre?
– Si se refiere a hacer copias no autorizadas de programas privados, eso no es piratería. Piratas eran los que asaltaban barcos, hace unos siglos. Los piratas de nuestra época suelen matar a toda la tripulación y causar un mal enorme.
De hecho, la presión a la que Microsoft somete a los gobiernos latinoamericanos es enorme. Pocos días antes de ser reelecto como jefe de gobierno, Aníbal Ibarra firmó un acuerdo extrajudicial con Microsoft en el que la Ciudad se comprometía a pagar 1.300.000 dólares por el uso ilegal de software en la Comisión Nacional de la Vivienda, que fue clausurada.
– ¿Qué posibilidades tiene un gobierno como el argentino de resistir ese tipo de presiones?
– Bueno, ustedes conocen la situación de la Argentina y a las personas, mejor que yo. Lo útil es enfocar los modos de fortalecer la resistencia, dentro del gobierno y de las escuelas. Haga lo que haga el gobierno, cada escuela tiene el deber re resistir individualmente. Creo que siempre se tiene la posibilidad de resistir y rechazar al software propietario. Mi parte es educar a los ciudadanos del país a comprender por qué resistir, y fomentar su empeño. Encontrar métodos adaptados a las condiciones nacionales es su parte.
En Brasil, el gobierno anunció -hace ya más de un año- la implementación de software libre en prácticamente todas las áreas estatales, por lo que se convertirá en el primer país de América Latina en llevar a cabo un despliegue masivo de este sistema en la administración pública. Y hace tiempo que los más de tres millones y medio de clientes del banco estatal de Rio Grande Do Sul se encuentran al pingüino (la mascota del sistema operativo GNU/Linux) cada vez que realizan una operación con los cajeros automáticos.
-¿Tuvo contacto directo con la experiencia brasileña?
-Lo que he oído es que tienen un plan de cambiar al software libre en las agencias del gobierno. Se debe hacer, pero cambiar las escuelas es más urgente que cambiar las agencias. No sé qué hace Brasil en el campo de la educación. Por contrario, en Extremadura, España el gobierno ha decidido de poner GNU/Linux (su versión, que se llama GNU/LinEx) en todas las escuelas del Estado.
La preocupación de Stallman por el ámbito escolar no es azaroso. Recientemente, Microsoflt impulsó el plan Alianza por la Educación en toda América Latina, con la idea de donar actualizaciones de los programas XP y Windows 2000. Pero en este acuerdo -que en la Argentina fue firmado por el ministro de Educación de la Nación y refrendado por las provincias de Buenos Aires, Neuquén y Salta- no se explicita la trampa: las autoridades van a tener que comprar las licencias para estos nuevos programas y también máquinas actualizadas que los puedan leer.
Este plan fue implementado también en Uruguay y Chile, y fue frenado en Venezuela gracias a una campaña en la que intervino el propio Stallman. Por eso -entre otras cosas- es tan importante su llegada al país.