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Sabina-Izquierdas

Llega el frío con las manos vacías

Fuentes: Rebelión

Las polémicas declaraciones de Sabina diciendo que “ya no es tan de izquierdas”, que todas las revoluciones del siglo XX han fracasado y que lo único que avanza es el feminismo y la ola LGTBI, han vuelto a encender las hogueras en la España cainista, donde se ha impuesto la costumbre de juzgar, sin reflexionar, y condenar. 

Es verdad que el feminismo y ciertos colectivos históricamente marginados obligan a una nueva construcción social, pero sin echar cortinas de humo sobre los graves problemas que padecen en España la clase media baja, la trabajadora y “los nadies”. 

Muchos días los informativos se centran en los dos asuntos que marcó Sabina y apenas dedican espacios al empobrecimiento de los más vulnerables, que están condenados, en estos tiempos oscuros, a “morir de frío”, pasar hambre, encogerse ante la subida de los precios y subsistir con trabajos precarios y miserables. Con sueldos que humillan, empequeñecen y nos traen recuerdos de “la superada” Era de la Esclavitud. 

Tras décadas de Gobiernos socialistas impera la abismal desigualdad social, madre y padre de casi todas las violencias, incluida la doméstica, pues un pueblo que vive con dignidad y futuro tiende a reconciliarse con el prójimo (siempre habrá excepciones, pero cuidado con hincharlas con hábiles discursos que funcionan a las mil maravillas para atrapar votos). 

La monstruosa especulación de las eléctricas, la banca, los plutócratas, los tiranos (de todos los tipos) nos arrastran a una realidad virtual en la que lo que menos importa es la felicidad del pueblo, pues el mundo sigue funcionando con el adagio preferido de Hannah Arendt: El del burro, la noria, el palo y la zanahoria. 

La guerra de Ucrania y la ineptitud de nuestros gobernantes ha sido la excusa perfecta para complacer al inquilino de turno de la Casa Blanca (un mero títere del sistema USA) para que España -con unos números rojos de 1,5 billones de dólares que tendrán que ir pagando el pueblo en las próximas décadas- invierta en armamento 12. 825 millones de euros (según el último presupuesto), cifra que siempre se dispara con gastos adicionales, para apuntalar la supremacía de Washington a nivel global. 

(Nuestro Gobierno por una parte destina monedas consoladoras a los más pobres, lo que se anuncia cuando se aproxima la Navidad, y por otra vacía el bolsillo de gente necesitada para cumplir “con nuestras obligaciones bélicas”). 

Se descuidan sectores humanitarios como centros para mayores, educación, sanidad, empleo, y otros claves, como el nicho de Investigación y Desarrollo, de lo que depende, en buena medida, que entremos, sin cojear, en el grupo de naciones “avanzadas, civilizadas”. 

Si como dice Sabina, tenemos cabeza, ojos y oídos, deberíamos acabar con el encantamiento de La Religión del Dinero, cuyos dioses han sustituido a los antiguos, que han ido desmoronándose como muñecos de arena ante la subida de la marea. Esa que mueve la avaricia desde cavernas sin luz. 

Se maquilla la superficie y se da caramelos “a la plebe”, pero la raíz profunda de los problemas, de las tragedias de la humanidad, penetra en lo más hondo de las entrañas de la Tierra y se aferra, apretando con descomunal fuerza, su centro, su corazón. 

Algún día los volcanes, en vez de lava expulsarán sangre y ya nadie, ni Dios, podrá dar marcha atrás. 

Blog del autor: Nilo Homérico. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.