La planta baja del hotel bulle en un ir y venir de personas de todo tipo. Para alguien recién caído a cualquiera de los butacones de los apartados, la mezcolanza no podría que resultarle como menos sorprendente: trajeados, turistas, secretas, periodistas, europeos, latinos… sobre todo latinos. La amabilidad de Mayra nos da la bienvenida tras […]
La planta baja del hotel bulle en un ir y venir de personas de todo tipo. Para alguien recién caído a cualquiera de los butacones de los apartados, la mezcolanza no podría que resultarle como menos sorprendente: trajeados, turistas, secretas, periodistas, europeos, latinos… sobre todo latinos. La amabilidad de Mayra nos da la bienvenida tras sortear unos cuantos policías nacionales mucho más relajados que en otras ocasiones en las que nos hemos tenido que cruzar las miradas. Rafael Correa, nos explica, está al caer.
El día anterior, el presidente de Ecuador había recibido el doctorado Honoris causa de la Universidad de Barcelona y la comitiva se desplazaba a Madrid durante la mañana. Unos minutos de nerviosismo entre el personal preceden a la entrada del presidente en el hall del hotel. Sorprende su entrada, pausada, apenas vigilada, saludando y pasando a nuestro lado como si de un turista se tratara y que buscara el ascensor más cercano. Pero no es él quien nos cita en uno los apartados sino René Ramírez, Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, así como Presidente del Consejo de Educación Superior (CES), Presidente de Yachay y Presidente del Consejo de Propiedad Intelectual.
-Nací en Quito, ciudad donde realicé mis estudios superiores como becario de la Universidad San Francisco, institución en la que obtuve el reconocimiento académico Magna Cum Laude, en 1997, al momento de graduarme como Economista. Posteriormente continué mis estudios, gracias a una beca del Gobierno de México, de maestría en Gobierno y Políticas Públicas, título otorgado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO-México. Mi inquietud académica me motivó a obtener un segundo postgrado, por lo que fui becado por FLACSO México y cursé Metodología Cuantitativa en la Universidad de Michigan. A finales de 2005, obtuve mi maestría en Economía del Desarrollo en el Institute of Social Studies de Holanda, estudios que realicé gracias a que obtuve una beca otorgada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
– ¿Y que hace un economista dirigiendo la educación en un país como Ecuador?
-Creo que existe una articulación importante que a veces no se puede visualizar como es la separación de la parte educativa de la parte productiva. Nosotros, en Ecuador, tenemos un índice de desarrollo humano alto conseguido con este gobierno. Cuando descompones el índice de desarrollo humano, ves que ese crecimiento, o la causa por la cual hemos conseguido esos niveles, se debe a factores sociales, no al factor económico-productivo. Y ese es un problema que tienen nuestros países, problemas estructurales, que no ha habido una fusión con el patrón de acumulación. Nosotros, como proyecto político de la revolución ciudadana hemos pensado que tenemos que pasar de una economía de recursos finitos, exportador e importador, a una economía de recursos infinitos basada en el conocimiento. Y en ese sentido, el papel articulador del sistema educativo con el sistema productivo pasa por el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Entonces, quizás, justamente por eso, la Secretaría que presido y que fue creada por ley en 2010, busca esa articulación y por esos se llama Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Y aquí hay que tener claro que la ciencia es objetiva pero no es neutra y eso implica una disputa de economía política. Y quizás por eso también estoy aquí, porque en esa disputa hay que dar la batalla.
– Veo una amplia delegación haciendo una gira por Europa buscando colaboración en el área del conocimiento. ¿Cuál es el objetivo?
-Uno de los temas fundamentales para nuestros países es que debemos cerrar las brechas del conocimiento, tenemos que tener clara conciencia que es un trabajo enorme y que no podemos partir desde cero. Por suerte, si es que se maneja bien la normativa y la regulación, en el tema científico y en el tema educativo se puede dar lo que se denomina el emparejamiento tecnológico y cognitivo si es que te articulas con los mejores centros de investigación, con las mejores academias a nivel mundial. Entonces, la gira que hemos hecho por EEUU, por Europa, por Asia, busca ese acercamiento a los mejores centros a nivel mundial con una particularidad: que ese acercamiento debe de estar en el marco de una estrategia de desarrollo del país y en el marco de la integración latinoamericana.
-¿Tiene que ver esta gira con los tratados de libre comercio que queréis impulsar?
-No, esa es una discusión que, obviamente, se tiene que articular y que debe hacerse en el tema de propiedades intelectuales. No estamos tratando esos temas con el presidente, estamos articulando con las universidades, centros de investigación… de Europa pero uno de los temas fundamentales que se está tratando, y es una línea roja para el gobierno, es que en qué medida los acuerdos comerciales que se firmaron o que nosotros estamos negociando van en detrimento de la estrategia de desarrollo que tenemos y cuyo centro pasa por el tema del conocimiento y, obviamente, el comercio mundial. Ese comercio se articula a través de la normativa de propiedad intelectual. Si esto fuera en detrimento de esta nueva perspectiva, que no puede ser una propiedad intelectual cerrada, solo la que vaya más allá de lo que en Ecuador en este momento necesita en su desarrollo tardío. Eso sí que sería una línea roja para firmar o no firmar un acuerdo comercial.
-¿Hablas de libre comercio en el terreno del conocimiento? ¿Hay algún tipo de cambio en el gobierno ecuatoriano en lo que entendemos como propiedad intelectual? ¿No ha balanceado el gobierno hacia quienes pretenden aprovechar económicamente los grandes recursos naturales en contra de los intereses del sector indigenista, más partidario de la conservación medioambiental y de los derechos de los pueblos ancestrales?
-Creo que no, todo lo contrario. Esa disputa trasciende al propio país, ya que es una disputa, creo yo, de los países del sur que tienen que darse. Actualmente, si uno analiza el momento histórico que vive nuestro mundo, se vive un nuevo capitalismo que es el capitalismo cognitivo, que busca la dependencia de la mente-factura, no ya de la manu-factura. Nuestros países tratan de buscar esa segunda independencia pero no se podrá dar si no existe una emancipación del conocimiento y eso tiene que plasmarse, tiene que pelearse en un marco regulatorio. Nosotros estamos proponiendo en toda la región un código orgánico de economía social del conocimiento, de la capacidad de innovación a través de herramientas, de participación a través de lo que llamamos el wiki-código que está discutiéndose en la página web y que, en diferentes capítulos, la ciudadanía puede participar con artículos o críticas. Pero el objetivo fundamental de este código es romper con la tragedia de los lugares comunes, del hiper-patentamiento, de la privatización del conocimiento que lleva a una sub-utilización. Nosotros lo que intentamos con ese código es recuperar el sentido del conocimiento y dependiendo, eso sí, de lo que nos interesa para nuestro país y para su historia. Por ejemplo, las normas para que no se haga bio-piratería y para que se protejan los saberes ancestrales de nuestros pueblos. Esto pasa a ser un tema fundamental dentro de este código y pasa a ser considerado como un patrimonio intangible del estado y, en el caso de los saberes ancestrales, entran dentro de un mecanismo sui generis que estamos insertando en el código. Eso se concreta después a través de mecanismos específicos normativos que ya andamos negociando con contratos que preservan la propiedad del conocimiento y que se amplía a multiplicidad de propiedades, no solo la privada, también a la mixta, la colectiva, comunitaria…
-¿Hay un peligro de involución en la filosofía del buen vivir con este tipo de tratados, en este flirteo con el capitalismo?
-Tenemos que entender que para que se dé una gran transformación lo que estamos disputando en este momento es una gran transición. Si no somos capaces de entender que esa gran transición implica una disputa política en democracia y en paz, va a ser difícil entender que con posturas de blanco y negro, del todo o nada puede llevar a revertir lo que se ha ganado. A veces, lamentablemente, el concepto del buen vivir se ha prostituido pero es necesario recuperar ese sentido que para el caso del Ecuador está recogido en la Constitución de la República. Pero creer a priori que un país como Ecuador puede cambiar el capitalismo es no tener los pies sobre la tierra. Hay que trabajar en el marco de las posibilidades que dicta la economía política interna para dar la disputa a nivel internacional que urge y que es necesaria para la integración latinoamericana.
– ¿Como afecta a la población ecuatoriana las políticas educativas implementadas por el gobierno de Rafael Correa?
-Les afecta directamente. Cuando uno habla del tema educativo tiene que hablar de cuatro componentes: el tema económico-productivo, el tema de sociabilidad ambiental, el tema de transformación cultural y el tema de confección de una democracia radical. En el económico tiene un impacto en el bienestar de la población porque al recuperar el sentido de lo público en la Educación, lo que hemos hecho es un proceso de democratización en el acceso a la Educación y eso tiene una relación directa en la calidad de vida y en los ingresos de la población. Por ejemplo, en el caso de la Educación Superior, antes teníamos el arancelamiento de las Universidades que ahora son gratuitas, teníamos una elitización socio-económica ya que solamente los estratos más ricos entraban a la Universidad. Esos arancelamiento era en las universidades estatales, por eso yo digo que teníamos universidades estatales no públicas. Con la gratuidad, con la política de becas que damos a los estratos más pobres, se ha duplicado la matrícula de esos segmentos, se ha doblado la matrícula de los indígenas y los números señalan, por ejemplo, que entre las personas que entran a la Universidad, la probabilidad de salir de la pobreza crece 0.7%. Por lo tanto ha tenido un impacto en la mejora. No es solo importante eso, porque a veces también existe un debate en América Latina en temas de precariedad, de igualdad de oportunidades y de democratización ya que muchos países han insistido en la democratización en detrimento de la calidad, otros han buscado solo la calidad en detrimento de la democratización. En el caso del Ecuador hemos hecho las dos cosas a la vez, un sistema que busca la excelencia y el aumento de la calidad pero sin retroceder un ápice en detrimento de los principios de la revolución ciudadana, que es construir una democracia radical a través de una educación de calidad para todos.
– ¿Qué datos del acceso de la población a los diferentes niveles educativos manejan desde la Secretaría?
-En estos momentos se ha incrementado de la matrícula en 8 puntos porcentuales, a pesar del cierre de 14 universidades, todas ellas particulares. Ha habido una duplicación de la matrícula de los quintiles más pobres que convierten al Ecuador en el país con el 27% de matrícula de esos quintiles, con la matrícula más alta de la región. Y esto se debe a una política deliberada. El coste para un pobre era demasiado alto y lo hemos eliminado a través de la gratuidad, la eliminación del factor de discriminación de facto en el bachillerato, para lo que creamos el sistema de nivelación, para igualar oportunidades en el acceso desde el bachillerato a la Universidad; y a través de la política de becas «Eloy Alfaro» por la que aquellas personas de bajos recursos que reciben el bono de desarrollo humano y entran a la universidad, reciben una remuneración básica unificada. Con eso se está consiguiendo igualar las oportunidades y tenemos que cada semestre crece un 13% la matrícula de personas de extrema pobreza, personas que vienen de familias que reciben el bono de desarrollo humano. Nosotros no buscamos ese paternalismo del estado a través de transferencias monetarias sino que lo que buscamos es la emancipación del ciudadano a través de la educación. Si la persona que recibe la transferencia llega a la Universidad, la probabilidad de salir de esa pobreza es mucho más alta si tan solo recibe el apoyo económico.
-¿Que hace Ecuador en materia de investigación?
-La investigación tiene que ser responsable, sostenible ambientalmente, tiene que estar en el marco de la creación de otro patrón de acumulación que permita la emancipación económica y productiva. No podrá haber buen vivir si no tenemos, ya ahí sí, en términos marxistas, un cambio en el patrón de acumulación que tiene el Ecuador. En términos estructurales tenemos un sistema primario exportador y secundario importador con el que el país no va a ningún lado. Para que exista una libertad plena de los ciudadanos tiene que haber una emancipación del pensamiento. El actual sistema castra la creatividad, la generación de ideas y se ve en la crisis que ha vivido América Latina y muchos países del sur que también han vivido una crisis del pensamiento. Por lo tanto, no va a haber una posibilidad de una segunda independencia, una emancipación social dentro del buen vivir si no hay una revolución cognitiva.
-¿Como se trabaja en este ámbito para la integración de América Latina?
-El año pasado creamos el Consejo Suramericano de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación (COSECCTI)*. Nosotros lo que hemos tenido es una importación de ese conocimiento pero ya se está discutiendo, y nosotros estamos presidiendo este organismo, el tener una agenda investigativa regional en función de los problemas. Yo siempre pongo el ejemplo de que como nosotros no hemos generado el conocimiento, no hemos hecho investigación para potenciar nuestras capacidades y para resolver nuestros problemas, por eso existe lo que se denomina las enfermedades olvidadas que son aquellas de las que se han olvidado las farmacéuticas porque no son rentables y no han sido investigadas. Por eso nosotros debemos tener una agenda investigativa que busque garantizar derechos, satisfacer necesidades, potenciar capacidades en toda la región, Y por esa senda tenemos que avanzar. Esto no puede ser trabajo de un solo país, tiene que ser un trabajo completamente regional.
Nota:
* El Consejo Suramericano de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación (COSECCTI) es una instancia política de la Unasur, que busca concertar y promover políticas y proyectos comunes, desde las áreas de educación, cultura, ciencia, tecnología e innovación; para fortalecer el proyecto integrador y de desarrollo de la región. Fue creado en la III Reunión Ordinaria de la UNASUR celebrada en Quito, el 10 de agosto de 2009, fecha en la que Ecuador asumió la Presidencia Pro Tempore, por el lapso de un año. La coordinación del Consejo está presidida por la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) de Ecuador, quien, a petición del Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio e Integración del gobierno ecuatoriano, es el organismo encargado de elaborar una propuesta de estatuto y un plan de acción.
Fotografía: Patricia Adán.
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