De buenas a primeras, la izquierda oficial de todo el continente -porque ya existe, nos referimos a una izquierda muy importante que se apoya la inserción burocrática de innumerables individuos, partidos y movimientos en la agenda de los estados y gobiernos «progresistas» continentales- ha censurado todas las noticias provenientes de esta enorme manifestación popular e […]
De buenas a primeras, la izquierda oficial de todo el continente -porque ya existe, nos referimos a una izquierda muy importante que se apoya la inserción burocrática de innumerables individuos, partidos y movimientos en la agenda de los estados y gobiernos «progresistas» continentales- ha censurado todas las noticias provenientes de esta enorme manifestación popular e indígena que se ha dado en Ecuador. Para esta portavocía oficializada se trata sencillamente una alianza entre la derecha empresarial y algunos movimientos sociales manejados por el imperialismo en contra de los procesos revolucionarios continentales y se acabó el cuento. De esta manera se neutralizan potenciales alianzas de solidaridad continentales que ven a este tipo de movilización como una maniobra más de la contrarrevolución continental (por ejemplo ¿hay algo en Aporrea o Telesur que diga objetivamente qué está pasando en Ecuador?, nada en absoluto, simplemente se realzan las manifestaciones de apoyo al gobierno, bajo el supuesto de que están defendiendo la causa revolucionaria del pueblo). Para hoy decretan fracasada la movilización y el paro mientras el canciller Patiño con un desparpajo sin nombre hable de una movilización fracasada ¡de 300 personas!, cuando son miles y miles las que se han movilizado desde todos los rincones ecuatorianos, mientras Correa habla de la CONAIE con una soberbia que revienta como aquellos ¡que se creen pueblos originarios!. A su malestar no es que se lo crean, es que lo son.
Si las cosas fuesen tan simples como eso, la revolución en el gobierno-Correa y la contra en el paro-movilización, sería de ir a darle a los supuestos agentes de la CIA, EEUU y la burguesía nacional ecuatoriana una medalla por su capacidad de manipulación total de los movimientos populares sin igual en el mundo entero, digno reconocimiento que supondría nuestra sumisión eterna a su infinito poder manipulador. Pero resulta que las imágenes que llegan de esta movilización iniciada el 10 de agosto, es impresionante la cantidad de movimientos de barrios, culturales, obreros, estudiantiles, juveniles y por supuesto las columnas centrales indígenas que la han liderado. Una diversidad propia de un pueblo que desde hace 25 años, desde que comenzaron las grandes manifestaciones indígenas y populares en Ecuador, dieron al traste con tres presidentes y finalmente le abrieron el camino a lo que hoy sigue denominándose la «revolución ciudadana», liderada por Rafael Correa, han cambiado por completo el retrato de un país hasta entonces totalmente feudalizado y pleno de humillaciones raciales sin nombre. Y han sido los movimientos indígenas organizados (independientemente de sus fallas y oportunismos internos, las mezcolanzas de algunos de sus líderes con dirigentes que efectivamente son manejados por EEUU, caso de Lucio Gutiérrez) y los jóvenes de barrios pobres de las ciudades quienes han cambiado por completo ese país.
Hay que entender la diversidad y extensión del movimiento en Ecuador que por tomar un ejemplo solo en 2006 la liga de rockeros de barrios, ella sola, tenía 30.000 miembros, lo que pude constatar personalmente. Es la asombrosa fortaleza de una democracia directa de los pueblos, que en este caso es solo una parte importante pero jamás su casi totalidad, como ha sucedido en Venezuela, se dejaron arrastrar por la hipnosis y luego la corrupción burocrática. Por el contrario, más allá de izquierdismos «trasnochados», de algunos partidos stalinistas y todos los «istas» que pueden haber, como dice Patiño, hay un movimiento popular pujante que no se dejó ahogar por la cooptación burocrática y hoy le pone bien en claro a Correa cuál es el límite de la traición y la consecuencia.
Correa no es Chávez («el infiltrado del pueblo en Miraflores»), es un pequeño-burgués muy brillante, muy estudiado y adelantado en lo que respecta a sus referencias de transformación social. Un gran manipulador de medios, con un combate muy interesante con los monopolios mediáticos mundiales, así como su acusación frontal de ecocidio a la Exxon en el Amazonas ecuatoriano. Mucho más lúcido en todo caso que nuestros actuales «dirigentes revolucionarios» venezolanos, pero aun así como decía un amigo es un grandísimo «bluff» a la hora de hablar del «socialismo práctico», de acuerdo con Mariátegui. Novoa, su gran enemigo político y aparentemente de clase, sigue siendo el rey del estado ecuatoriano y del plátano. Nadie ha tocado ese hombre como nadie ha tocado aquí a Lorenzo Mendoza o Cisneros. El componente de la desigualdad sigue reproduciéndose bajo el amparo del gobierno-Estado mientras la «revolución ciudadana» empieza a echar al traste reivindicaciones culturales, educativas y una ley de aguas que abre a la privatización de un agua que durante siglos ha sido patrimonio; a su vez, fueron los indígenas quienes crearon toda la tecnología original para su distribución desde los tiempos precoloniales. Las universidades vuelven a cerrarse y el sistema bilingüe de educación empieza a ser cancelado.
Como todos estos gobiernos «progresistas» su necesidad de fondos para el gasto público ha aumentado, los ha llevado a ser mucho más dependientes de los modelos extractivistas y monoexportadores, derivando en tragedias ambientales denunciadas por todas las pancartas en la calle. Además, se trata de un problema económico en puertas por la bajada del precio internacional de estos productos de extracción -cuyos precios siguen en manos de los grandes centros y financieros del mundo-. Ya eso lo vivimos aquí en lo que es un desastre total, dado el desfalco nacional producido, pero en la cola ya vienen Argentina, Brasil; ahora Ecuador, con políticas económicas más inteligentes pero donde el rentismo extractivista los destroza por igual.
¿La derecha estará metida en esto? ¿Cuál derecha si ya se están apropiando de nuevo de todos estos gobiernos «progresistas» con corruptelas que obviamente nada comparable al patético caso venezolano, pero donde obviamente también empiezan a «quebrarse las patas» gobierno «revolucionarios» cada vez más manejados por las fusiones cómplices entre las oligarquías bancarias y empresariales y los altos funcionarios gubernamentales? Pero, claro, existe una derecha nominal y formalizada electoralmente que debe estar feliz -hasta cierto punto- con esta impresionante movilización ya que en teoría la refuerza electoralmente y le quita a Correa, como se la quitó a Chávez en el momento del referéndum constituyente, la posibilidad de reelección indefinida. Angustia central de todas las ambiciones caudillescas desde nuestra independencia hasta ahora; en su contraparte, terror de todas las oligarquías a la figura histórica del «caudillo popular». Pero en realidad estas son movilizaciones que desbordan tanto a la derecha oficial y formal en forma de partidos como los oportunismos y agentes traidores que puedan existir dentro del movimiento popular e indígena.
Desde las grandes movilizaciones el año pasado en Brasil, y ahora Ecuador, el tiempo de la resistencia social y su lucha eterna contra las estúpidas formaciones estatales que nos impusieron desde la colonia hasta convertirnos en una suma de repúblicas fragmentadas, pueblos debilitados bajo la gobernanza de elites parasitarias y por lo general asesinas y absolutamente vendidas primero a ingleses, luego a gringos, hasta hoy que aparecieron los chinos, vuelve a desencadenarse. En este caso enfrentando a los gobiernos que estas mismas resistencias pusieron a gobernar, pero que hoy en día, como tenía que ser, porque así es la lógica del Estado-nacional burocrático y colonizado como son los nuestros, se trata de gobiernos restringidos a pequeños círculos pretenciosos y altaneros, por lo general muy corrompidos y totalmente ajenos a la idea de democrática revolucionaria que les dio origen en toda Nuestramérica. Su retórica es la misma desde hace más de 15 años; de ahí su enorme capacidad de absorber aún la energía popular rebelde. Pero esto que está sucediendo en Ecuador nos dice que las fantasías de las palabras, las emociones colectivas que producen, las confusiones que generan entre los millones que hemos estado del lado de esta resistencia histórica, ya comienzan a apagarse.
Mucho apostamos por ellos y ellas es verdad, por eso es más bien mucha tristeza lo que nos da todo esto. El impresionante esfuerzo que han puesto millones de seres por estos gobiernos es inaudito, pero también es impresionante la perrada de sus líderes a la hora de aprovecharse de la explotación de esta gigantesca plusvalía política producida por las militancias de base y ponerlas en función de sus intereses económicos y de poder. Muchos dirían que son unos malditos, de mi parte solo advierto que las rabias por sí solas no sirven para nada. Entendamos que toda esta etapa para bien había que atravesarla. Darnos cuenta que ni caudillos ni elites iluminadas como es el caso ecuatoriano (perfecto gobierno de iluminados pequeñoburgueses) al final no sirven para un carajo, si en realidad no hay una lógica de gobierno -de Gobierno Popular- que tenga capacidad de disolver el estado burocrático y reventar las desgraciadas fronteras nacionales que nos impusieron y construir directamente una nueva sociedad, sin intermediarios ni «izquierdistas» y mucho menos funcionarios públicos. Cualquier Che Guevara se deshace bajo la lógica de estas estructuras de Estado. Pero esto había que constatarlo, vivirlo y sacar las conclusiones respectivas.
¡Solo el pueblo salva al pueblo!, se dirá una y mil veces desde los comuneros de París. Y en efecto los caminantes y movilizados de Ecuador nos lo confirman, así como la decadencia de estos «izquierdistas» burocratizados y cada vez más corruptos. ¿Que pasará mañana en Ecuador?, no lo sabemos; la movilización sigue, así como la prepotencia de los líderes de gobierno que tratan de minimizar la rebeldía revivida de los que son los hijos y privilegiados que les dieron poder y riquezas. Por nuestra parte, dentro de un contexto social y económico mucho más deteriorado y una burocracia mucho más prepotente aún que la ecuatoriana, es posible que los canales de la rebeldía duren más tiempo en destaparse, pero ya vendrá nuestra hora por igual.
El ciclo revolucionario de base poco a poco vuelve a abrirse mientras se debilitan estos gobiernos, probablemente reemplazados en el corto y mediano plazo por las elites neoliberales de antaño, que regresen o no al poder de todas formas se encontraran con una historia que han aprendido, con pueblos mucho más organizados. Elites derechistas que si pretenden dar la batalla frontal se encontrarán con grandes problemas y correlaciones de fuerzas que han cambiado para siempre, no precisamente a su favor, y sus ilusiones intactas en el tiempo de patrones coloniales e inservibles burguesías. Será como les pasa hoy a los turcos ante la revolución kurda, que ya se expande por todo Oriente Medio, así les hayan impuesto el más fascista de los gobiernos como es el turco y la más bárbara organización de mercenarios como es el ISIS… adelante hermanos ecuatorianos que la esperanza también les pertenece.