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Darío Fo en el Festival de Teatro Clásico de Mérida:

«Los autores no compremetidos se quedan fuera de la historia»

Fuentes: Rebelión

Darío Fo, el bufón rojo, maestro de dramaturgos y de actores, luchador incansable por los derechos de los más oprimidos, flagelo del poder, procesado en más de 40 ocasiones por delitos de opinión en su país, Italia, condenado por el Vaticano que calificó su obra de «textos herejes», estuvo el pasado día 28 de julio […]

Darío Fo, el bufón rojo, maestro de dramaturgos y de actores, luchador incansable por los derechos de los más oprimidos, flagelo del poder, procesado en más de 40 ocasiones por delitos de opinión en su país, Italia, condenado por el Vaticano que calificó su obra de «textos herejes», estuvo el pasado día 28 de julio en Mérida donde recibió el premio Scaena del Festival de Teatro Clásico por su labor como el testigo más honrado y más lúcido de nuestro tiempo, tal como lo definió el actor español José Sacristán. En el transcurso de una velada teatral inolvidable y única representó sobre la arena del teatro romano el monólogo Rosa Fresca olorosísima y otras juglarías, en la línea del inimitable Misterio Bufo, donde desgranó sus amplios conocimientos sobre la historia del teatro, una despiadada caricatura de la sociedad actual y del capitalismo, todo ello aderezado con recuerdos de su vida como actor y escritor.

El último gran juglar, el Aristófanes de nuestro siglo, como también se le ha denominado, tuvo tiempo para hablar con los periodistas de literatura, sátira y revolución. Lo que aquí os ofrecemos es un resumen de lo más interesante que nos contaba Darío Fo en su última y reciente visita a nuestro país.

– Hay algunos escritores que piensan que los artistas no deben manifestar su compromiso con la sociedad, que deben ser independiente de la realidad política y social

– No existe ni un sólo autor con peso en la historia que no se haya comprometido, que no haya tomado posiciones, sobre todo, contra el poder. Hay dos ejemplos fundamentales Shakespeare y Molière. El autor francés sufrió la censura en un 70% de su obra y fue objeto a lo largo de toda su vida de violencia y rechazo por parte del poder. Su Don Juan no se representó en vida de Molière, solamente una vez fue llevada a escena y de manera privada, desapareciendo incluso el texto, que reapareció un siglo más tarde. Lo mismo que pasó con Tartufo, éste último fue borrado y eliminado, incluso detuvieron la impresión del libreto. El autor de El Enfermo Imaginario estuvo amenazado por un famoso espadachín de la época que le provocó y quiso matarle. Evidentemente, no trabajaba por su cuenta, alguien del poder le pagaba para que lo hiciera. En lo que respecta a Shakespeare, basta recordar que en un momento dado de su vida, cuando había alcanzado la cima de su éxito, dejó bruscamente de escribir. Durante los últimos 16 años de su existencia desapareció de los escenarios. La razón es porque su obra teatral Medida por Medida había ofendido a la realeza, ya que se trataba de una parodia grotesca de la vida palaciega. Imaginemos el daño que ha causado a la humanidad esta renuncia a la escritura del autor de Romeo y Julieta. Lo que conocemos de Shakespeare fue escrito a lo largo de dieciocho años, con este acto de represión por parte del poder hemos perdido casi la misma cantidad de obras de las que escribió Shakespeare. Todos aquellos que defienden que los autores deben permanecer ajenos a la política, a la sociedad, a la historia económica, a la violencia, a las injusticias, a las guerras, en primer lugar hay que decir que no viven en el mundo, y, sobre todo, que son profundamente ignorantes de la historia. Todos los autores no comprometidos se quedan fuera de la historia.

– En su caso concreto el compromiso es claro. A algunos les asombra que todavía, a sus 78 años, mantenga una postura tan rebelde y lúdica sobre la realidad social, el compromiso con la izquierda y con el Movimiento Antiglobalización. ¿ sigue creyendo que la revolución es posible?

– Todo lo que se mueve a nuestro alrededor siempre es revolución, el momento en el que cambian las situaciones, ese momento, es la revolución. En España se ha vivido una revolución muy grande después de las últimas elecciones, con el cambio de gobierno, con la violencia que hemos tenido que sufrir, con los atentados terroristas. En España, desde Franco hasta hoy, se ha vivido una transformación enorme que ha abarcado el ámbito moral, cultural y civil. Pero tenemos que estar muy alerta, porque también se puede dar el proceso contrario: la involución, que es el antónimo de la revolución. Hay que estar muy atentos para que no se produzcan involuciones. Ahora en Italia, con Berlusconi, el Anómalo Bicéfalo, estamos viviendo un período muy claro de involución.


– En 1997 la Academia Sueca le otorgó el Premio Nóbel de Literatura, Ahora ha recibido otro premio en Festival de Teatro clásico de Mérida. Para usted, que ha sido siempre un cómico perseguido por el poder, ¿no le asusta un poco ser ahora reconocido por el poder?

– Sí, siempre hay que estar muy atento a todo lo que viene del poder y no bajar nunca la guardia. Bueno, yo no tengo problemas en recibir premios. En este caso, quien debería tener problemas es el poder por concederle premios a alguien como yo. Normalmente, evito recibirlos. Es verdad que no me gustan mucho. Evito que me den una media de 30 o 40 premios al cabo del año.

– Usted siempre ha utilizado la sátira, a la hora de contar al público sus historias en las que ironiza sobre cómo los mecanismos del poder afectan al hombre de la calle ¿es ésta, en su opinión, la forma más eficaz de la crítica?

– El humor para que pueda funcionar no precisa sólo de la existencia de grandes cómicos, sino también, y sobre todo, de un amplio sector de la población que sea capaz de entenderles. Para ello el público debe tener el entrenamiento y la rapidez intelectual necesaria. Uno de los síntomas más inequívocos de la involución de un pueblo es la pérdida del gusto por la ironía y la sátira. Esto es lo primero que desaparece. Pensemos, por ejemplo, en el fascismo en Italia, en Alemania o en España. Acabó con el sentido del humor, con el teatro, con el cabaret. A los dictadores no les gusta la sátira sobre la sociedad.


– Actualmente hay un director de cine en los EEUU que también puede definirse como un gran bufón, que denuncia a través de sus películas los enredos de la familia Bush y la violencia dentro de la sociedad americana, ese hombre es Michael Moore que acaba de ganar la Palma de Oro en Cannes con su film Fahrenheit 9/11 ¿Qué opina de este curioso personaje?

– He visto alguna de sus películas y me parece muy interesante lo que hace. Es una persona a la que me gustaría conocer de cerca, pero es difícil.


– Llegados el siglo XXI, el ser humano parece que no acaba de aprender la cultura de la paz y, lejos de no haber parado, las guerras continúan e, incluso, parecen recrudecerse. Usted que ha sido siempre un luchador ¿cómo ve el futuro de la humanidad?

– Es verdad que no hemos podido parar las guerras, pero la toma de posición de millones de personas, las manifestaciones en su contra, eso ya es un avance muy positivo. Otro avance es el auge que han alcanzado en los últimos años los movimientos alternativos, los ecologistas, los pacifistas. Yo no pierdo la esperanza de que un día el pueblo tome las riendas y decida su destino por encima de los dictados de los poderosos, de las empresas, incluso de los partidos políticos. Hoy también hay muchos valores por los que tenemos la obligación de seguir luchando.

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Pilar Fernández es periodista en la Emisora Municipal de Mérida, Radio Forvm, es militante de IU y miembro del Foro Alternativo de Extremadura