M.H.: Hoy leía el diario oficialista Clarín y me encuentro con la noticia sobre un tema muy discutido aquí, el acuerdo Unión Europea-Mercosur, que el lunes pasearon por Bruselas una larga fila de tractores, la mayoría belgas, ya que para la Federación Belga de Granjeros aceptar las cuotas de carne que están sobre la mesa, […]
M.H.: Hoy leía el diario oficialista Clarín y me encuentro con la noticia sobre un tema muy discutido aquí, el acuerdo Unión Europea-Mercosur, que el lunes pasearon por Bruselas una larga fila de tractores, la mayoría belgas, ya que para la Federación Belga de Granjeros aceptar las cuotas de carne que están sobre la mesa, sería la muerte para el sistema europeo porque actualmente el coste de producción es demasiado alto en comparación con el precio de venta. «Importar cantidades adicionales de carne solo reforzará este problema», fue el planteo que hicieron a sus autoridades.
G.A.: Los franceses están en la misma posición y también se movieron con tractores ocupando rutas.
M.H.: Es un tema importante porque aquí hay información cruzada sobre este tema, sobre todo a partir de la visita de Mauricio Macri a Macron, donde se ve en la revista Caras la foto de las esposas de ambos mandatarios muy bien vestidas, etc. Pero aparentemente no se ha avanzado demasiado en torno a este acuerdo que tiene obsesionado al gobierno de Mauricio Macri, que ya había anunciado que se iba a firmar en diciembre en oportunidad de la reunión de la OMC en Buenos Aires, tampoco sucedió y no veo muy entusiasmada a Francia que es un país clave en la UE por la firma de este acuerdo. Me gustaría que nos amplíe un poco más esta información y nos cuente cuál es su visión al respecto.
G.A.: Por un lado están los intereses de Francia, el Presidente Macron le dijo clarísimamente a Macri que ni el biodiesel que la Argentina pensaba exportar, ni la carne vacuna tendrán la vía libre y, por lo tanto, que el tratado con el Mercosur no va a ser inmediato, al contrario, están en una renegociación porque la UE quiere impedir que llegue carne más barata que la de la UE que está altamente subsidiada y también quiere impedir el ingreso de biodiesel. En países que como Francia van a erradicar el diesel en un par de años y que ya están tomando medidas en su contra como cobrarlo carísimo, no va a ser fácil vender biodiesel.
Desde el punto de vista popular, los campesinos que ya están con el agua al cuello por los precios congelados y el alza de los precios de los insumos, están protestando y se niegan a aceptar el acuerdo. Todos los agricultores europeos sin excepción se están moviendo en ese sentido con tractorazos, ocupaciones de calles en París, ocupaciones de rutas, etc.
M.H.: ¿Qué balance se podría hacer de esta gira europea del Presidente Macri que lo llevó también a una reunión con el Presidente Putin y a la reunión empresaria de Davos?
G.A.: Alguna inversión rusa podrá haber, porque se reunió sobre todo con los grandes empresarios del gas, del petróleo, de la energía atómica, con los grandes magnates rusos. Alguna inversión va a haber, nada del otro mundo. Por lo demás no creo que tenga ninguna importancia porque la Argentina a Putin no le preocupa demasiado ni incide en su política, la Argentina está en la antípoda en cuanto a la política de Putin en Medio Oriente, así que lo único que pudieron conseguir es que en las últimas votaciones sobre el traslado de la embajada de EE UU a Jerusalén la Argentina estuviera entre los países que se abstuvieron. Es lo más que pudo conseguir, que no hiciera como el perrito de la RCA.
M.H.: En el almuerzo que le organizó Rothschild en París con la presencia de importantes empresarios franceses como los dueños de Dassault, ¿se puede vislumbrar un avance inversor favorable a nuestro país?
G.A.: No, no creo que haya obtenido gran cosa. Los capitales franceses no privilegian a la Argentina, no lo ven como un país estable según se deduce de la prensa francesa que refleja las posiciones del gran capital, no hay ningún signo en ese sentido. Han hecho un viaje de oferta pero de ahí a que se concrete en una demanda europea hay una gran distancia.
M.H.: Nos habíamos comprometido al cumplirse un año del gobierno Trump a intentar hacer un balance de sus lineamientos más generales.
G.A.: Proteccionismo, es decir, impuestos a amigos, como los alemanes, los surcoreanos y a vasallos como México. Impuestos del 30%. Intento de recuperación de empresas radicadas en el exterior, abandono de toda la reglamentación de defensa medioambiental, colaboración por lo tanto desenfrenada con la contaminación y el calentamiento global. Abandono de Puerto Rico, que todavía está sin electricidad después del huracán Irma. Política agresiva frente a los países africanos, a los que calificó de mierda, como a El Salvador y Haití y frente a los inmigrantes continuación del muro; defensa del racismo y la desigualdad, misoginia total, enfrentamiento total con las mujeres, odio a la prensa porque como buen demente si ve sus rasgos de loco en el espejo lo rompe. No quiere tener espejos. Ni siquiera la prensa conservadora. Y una política violentamente agresiva en el plano internacional, por ejemplo, la amenaza del botón nuclear más grande del mundo a Corea del Norte y en Siria también. Mientras EE UU pierde posiciones, las conferencias de paz sobre Siria ya no se harán en los lugares que plantea EE UU y con Rusia como protagonista importante. Ha conseguido unir contra él a todo el mundo, excepto a Netanyahu que está contentísimo.
M.H.: ¿Y a nivel interno?
G.A.: A nivel interno el proteccionismo. Cuenta todavía con un apoyo importante, un 35% duro de sectores blancos supremacistas atrasados, evangelistas, sobre todo. Ese es su apoyo firme, pero se está alienando y enajenando contra él a todo el resto de la población que todavía por supuesto no tiene un eje unificador pero que ha hecho enormes manifestaciones en estos días, que se van a repetir el 8 de marzo con la manifestación de las mujeres de un modo impresionante.
No tienen un eje pero se están radicalizando. El Partido Demócrata está queriendo presentar a uno de los Kennedy como próximo candidato, está avanzando bastante la idea misma de socialismo que era mala palabra en EE UU durante muchos años con la Guerra Fría, pero ahora está conquistando sectores importantes juveniles, hay cientos de miles que se proclaman socialistas en EE UU en la actualidad.
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