Al contrario de lo que muchos creen, la función del Banco Mundial no consiste en reducir la pobreza en los PED. La misión que los vencedores de la segunda guerra mundial, sobre todo Estados Unidos y el Reino Unido, le atribuyeron consistía en ayudar a la reconstrucción de Europa y, subsidiariamente, a contribuir al crecimiento […]
Al contrario de lo que muchos creen, la función del Banco Mundial no consiste en reducir la pobreza en los PED. La misión que los vencedores de la segunda guerra mundial, sobre todo Estados Unidos y el Reino Unido, le atribuyeron consistía en ayudar a la reconstrucción de Europa y, subsidiariamente, a contribuir al crecimiento económico de los países del Sur, una buena parte de los cuales eran aún colonias. Es esta última misión, que llamaron de «desarrollo», la que ha tomado una amplitud cada vez mayor. El Banco prestó dinero de entrada a las metrópolis coloniales (Gran Bretaña, Francia, Bélgica) para explotar mejor sus colonias, después, cuando éstas lograron su independencia, les impuso la obligación de asumir las deudas que las metrópolis contrajeron para reforzar la colonización y la explotación de sus recursos naturales y de sus pueblos.
En el curso de los primeros diecisiete años de existencia, los proyectos apoyados por el Banco Mundial consistían en mejorar la infraestructura de comunicación y la producción de electricidad. El dinero prestado a los PED debía ser gastado, sobre todo, en los países industrializados. Los proyectos apoyados debían mejorar la capacidad de exportar del Sur hacia el Norte, a fin de satisfacer las necesidades de éste y enriquecer a un puñado de sociedades multinacionales de los sectores concernidos. Durante este período, los proyectos relativos a la enseñanza, la salud, el acceso al agua potable y el saneamiento de las aguas residuales eran inexistentes.
Desde el principio, las misiones del Banco tendían, esencialmente, a aumentar su capacidad de influencia sobre las decisiones tomadas por las autoridades de un país dado en un sentido favorable a las grandes potencias accionistas y a sus empresas.
La política del Banco evolucionó en reacción al peligro de contagio revolucionario y a la guerra fría. Los temas políticos despertaron el interés de los responsables del Banco: los debates internos demuestran que respondían a los mismos en función de los intereses de Washington o de otras metrópolis industrializadas.
La actividad del Banco comenzó, en realidad, en 1946. El 18 de junio de dicho año, Eugene Meyer, editor de The Washington Post, un ex banquero, entró en funciones como primer presidente del Banco. Se mantuvo seis meses.
Los comienzos del Banco Mundial fueron, en efecto, difíciles. La hostilidad de Wall Street no había disminuido después de la muerte de Roosevelt, en abril de 1945. Los banqueros desconfiaban de una institución que, para ellos, estaba aún muy influenciada por la política del New Deal, demasiado intervencionista y demasiado pública. Habrían preferido que Estados Unidos desarrollara de forma exclusiva el Import-Export Bank. Se alegraron del alejamiento de Henry Morgenthau, que ya no era secretario del Tesoro.1 No se oponían particularmente a Eugene Meyer, presidente del Banco, pero no les agradaban de ningún modo los partidarios de un control público, como eran Emilio Collado y Harry White, directores ejecutivos del Banco Mundial y del FMI, respectivamente.
En 1947, quedaron satisfechos con los cambios en la dirección ya que un trío favorable a Wall Street tomó entonces las riendas del poder: John J. McCloy fue nombrado presidente del Banco Mundial en febrero de 1947, lo secundaban Robert Garner, vicepresidente y Eugene Black, que reemplazó a Emilio Collado. Hasta entonces, John McCloy era un importante abogado de negocios en Wall Street, Robert Garner era vicepresidente de General Foods Corporation y Eugene Black era vicepresidente del Chase National Bank. Por otra parte, Harry White fue destituido del FMI. Wall Street se sentía completamente satisfecho. Con la partida forzada de Emilio Collado y Harry White desaparecieron los últimos partidarios de la intervención y el control públicos de los movimientos de capitales. Los affaires podían comenzar.
La caza de brujas
La vida del Banco Mundial y del FMI fueron muy influenciados por la guerra fría y la caza de brujas lanzada en Estados Unidos, principalmente por el senador republicano por Wisconsin Joseph McCarthy. Harry White, padre del Banco Mundial y director ejecutivo por Estados Unidos en el FMI, fue objeto de una investigación del FBI (Federal Bureau of Investigation) en 1945 por espionaje a favor de la URSS.2 En 1947, su caso fue sometido al gran jurado federal, el que se negó a iniciar un proceso. Al año siguiente, compareció ante el Comité de Actividades Antiamericanas (Committee on Un-American Activities). Víctima de una agresiva campaña, murió de un ataque cardíaco el 16 de agosto de ese año, tres días después de su comparecencia ante el Comité.3 En noviembre de 1953, durante la presidencia de Eisenhower, el procurador general lo inculpó póstumamente como espía soviético. Acusó también al ex presidente Truman de haberlo designado como director ejecutivo del FMI a sabiendas de que era un espía soviético.
La caza de brujas afectó así mismo a las Naciones Unidas y sus agencias especializadas, pues al final de su mandato, el 9 de enero de 1953, el presidente Truman dictó un decreto instando al secretario general y a los directivos de las agencias especializadas a comunicar al gobierno de Estados Unidos toda la información concerniente a las candidaturas presentadas por ciudadanos estadounidenses a un cargo en la organización. Estados Unidos se encargaría de realizar una investigación completa con el fin de detectar si un candidato era susceptible de librarse al espionaje o a actividades subversivas (tales como «abogar por la revolución para alterar la forma constitucional del gobierno de Estados Unidos»).4 En aquella época, el término un-american era un eufemismo usado corrientemente para caracterizar un comportamiento subversivo. Un elemento subversivo no podía ser contratado por la ONU. La intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de la organización llegó muy lejos. Un testimonio de esto es el tono y el contenido de la carta enviada por Foster Dulles, el secretario de Estado del gobierno de Eisenhower,5 al presidente del Banco Mundial, Eugene Black: «El secretario de Estado Dulles me pide [escribe su subsecretario] que exprese a usted la extrema importancia que da a la obtención de la total cooperación de todos los responsables de las agencias especializadas de las Naciones Unidas en cuanto al cumplimiento del decreto presidencial 10422. Considera que es manifiesto que, sin tal cooperación, los objetivos del decreto no se podrán alcanzar, y en tal caso la continuidad del apoyo de Estados Unidos a esa Organización no se puede asegurar.»6
Para prestar dinero a los países miembros, el Banco Mundial debía comenzar por pedir un préstamo a Wall Street, en forma de emisión de bonos.7 Los banqueros privados pedían garantías antes de prestar a un organismo público, dado que a comienzos de 1946, el 87 % de los títulos europeos estaban en cesación de pagos (default), lo mismo que el 60 % de los latinoamericanos y el 56 % de los de Extremo Oriente.8
Con el trío McCloy-Garner-Black en los mandos del Banco, los banqueros privados aflojaban un poco su bolsa porque tenían la garantía de recuperar la inversión con beneficios. No se equivocaban. En el curso de los primeros años de actividad, el Banco prestaba principalmente a los países industrializados de Europa. Sólo se abrió muy tímidamente a los préstamos a países en desarrollo. Entre 1946 y 1948, concedió préstamos por un total de un poco más de 500 millones de dólares a países de Europa occidental (250 millones a Francia, 207 millones a los Países Bajos, 40 millones a Dinamarca y 12 millones a Luxemburgo) mientras que sólo prestó a un país en desarrollo (16 millones a Chile).
La política de préstamos del Banco Mundial a Europa se vería alterada por el lanzamiento del Plan Marshall en abril de 1948, ya que éste superaba largamente sus posibilidades. Para el Banco, se cerraba la parte de «reconstrucción» de su título, subsistiendo sólo la parte de «desarrollo». Una de las consecuencias inmediatas para el Banco del lanzamiento del Plan Marshall fue la dimisión, un mes más tarde, de su presidente, John J. McCloy, que partió a Europa para ocupar el cargo de alto comisario de Estados Unidos en Alemania. Lo reemplazó Eugene Black, quien seguiría en el cargo hasta 1962.
La revolución China de 1949 hizo perder a Estados Unidos un aliado de gran peso en Asia y obligó a los dirigentes de Washington a integrar en su estrategia la dimensión del «subdesarrollo», a fin de evitar el «contagio» comunista. Los términos del punto IV del discurso del presidente Truman sobre el estado de la Unión de 1949 son muy esclarecedores: «Hay que lanzar un programa audaz para mantener el crecimiento de las regiones subdesarrolladas […] Más de la mitad de la población mundial vive en condiciones cercanas a la miseria […] Su alimentación es insuficiente, son víctimas de enfermedades […] Su vida económica es primitiva y estancada, su pobreza constituye una desventaja y una amenaza, tanto para ellos como para las regiones más prósperas […] Los Estados Unidos deben poner a disposición de los pueblos pacíficos las ventajas de su reserva de conocimientos técnicos a fin de ayudarlos a realizar la vida mejor a la que ellos aspiran […] Con la colaboración de los círculos de negocios, del capital privado, de la agricultura y del mundo del trabajo en Estados Unidos, este programa podrá acrecentar en gran medida la actividad industrial de las demás naciones y elevar substancialmente su nivel de vida […] Una mayor producción es la clave de la prosperidad y de la paz, y la clave de una mayor producción es la aplicación más amplia y más vigorosa del saber científico y técnico moderno […] Esperamos contribuir así a crear las condiciones que finalmente conducirán a toda la humanidad a la libertad y a la felicidad personal.»9
Desde la primera página del informe anual que seguía a la alocución presidencial, el Banco Mundial anunciaba que aplicaría la orientación del punto IV de su discurso: «A la fecha de publicación de este informe, todas las implicaciones del punto IV del programa y su implementación no están aún del todo claras. Sin embargo, desde el punto de vista del Banco, el programa es de vital interés. […] Los objetivos básicos del Banco en este campo son esencialmente los mismos que los del punto IV del programa.»10 Da la impresión de estar leyendo el informe de una reunión de partido en la que se ejecuta una orden del comité central. Dicho esto, este cuarto informe anual, escrito bajo el doble golpe de la revolución china y del discurso de Truman, es el primero que señala que las tensiones políticas y sociales causadas por la pobreza y por la desigualdad de la distribución de la riqueza son un obstáculo para el desarrollo. También lo son la mala repartición de la tierra, su carácter ineficaz y opresivo. El informe declara que hay que erradicar enfermedades como el paludismo,11 aumentar la tasa de escolarización, mejorar la sanidad pública. Por otra parte, destaca el informe, el desarrollo del Sur es importante también para los países desarrollados, pues su expansión depende del mercado que constituyen los países subdesarrollados.
En los informes siguientes, los temas sociales fueron desapareciendo progresivamente y se vuelve a una visión más tradicional. De todas maneras, el Banco Mundial no puso en práctica la dimensión social del punto IV en su política de préstamos. No apoyó ningún proyecto dirigido a la redistribución de la riqueza y la entrega de tierras a los campesinos que carecían de ella. En lo relativo a la mejora de la salud, de la educación, del sistema de distribución de agua potable, habrá que esperar hasta los años 60 y 70 para ver al Banco apoyando ciertos proyectos, y aun así, con muchas reticencias.
A lgunas características de la política de préstamos del Banco
Costos elevados para los prestatarios
Los préstamos del Banco Mundial a los países en desarrollo (PED) eran muy onerosos: tasas de interés elevada (equivalentes a las del mercado, o muy próximas a éstas) a lo que se sumaba una comisión por gastos de gestión y un plazo de devolución demasiado corto. Esto provocó muy pronto las protestas de los PED, que propusieron que la ONU dispusiera una financiación alternativa, menos onerosa que la del Banco Mundial. (Ver el capítulo siguiente).
En la actualidad, el Banco presta a los PED cuya renta anual por habitante es superior a 965 dólares a una tasa cercana a la del mercado. A imagen de un banco clásico, selecciona con cuidado los proyectos rentables, sin olvidar la imposición de reformas económicas draconianas. El dinero prestado proviene mayoritariamente de la emisión de bonos en los mercados financieros (13.000 millones de dólares en el año 2004). Los reembolsos se efectúan en un plazo comprendido entre 15 y 20 años, con un período de gracia de tres a cinco años, durante el cual no hay reembolso de capital. Esta actividad de prestamista es muy lucrativa: el Banco Mundial obtuvo significativos beneficios, del orden de varios miles de millones de dólares por año, a costa de los países en desarrollo y de su población.12
Ni un solo préstamo para una escuela hasta 1962
El Banco Mundial presta para proyectos concretos: una carretera, una infraestructura portuaria, una represa, un proyecto agrícola… En el transcurso de sus primeros diecisiete años de actividad, no concedió ni un solo préstamo para una escuela, para un puesto sanitario, para un sistema de cloacas, para una toma de agua potable. Hasta 1962, todos los préstamos, sin excepción, estaban destinados a infraestructuras eléctricas, a vías de comunicación (carreteras, ferrocarriles…), a embalses, a la mecanización de la agricultura, a la promoción de los cultivos de exportación (té, cacao, arroz…) o, marginalmente, a la modernización de la industria de transformación.
Dirigir las inversiones hacia la exportación Esto corresponde a prioridades muy claras: se trata de aumentar la capacidad de los países en desarrollo de exportar materias primas, combustibles, productos agrícolas tropicales, que los países industrializados requieren. El análisis de los proyectos aceptados o rechazados por el Banco Mundial indica con toda claridad que no le interesaba apoyar, con algunas excepciones, proyectos industriales destinados a satisfacer la demanda interna de los países en desarrollo, pues esto reduciría las importaciones provenientes de los países más industrializados. Las excepciones conciernen a un puñado de países de importancia estratégica que disponen de una fuerza real de negociación. Era el caso de la India.
El dinero prestado al sur regresa al Norte El Banco Central prestaba dinero con la condición de que los PED lo gastaran en forma de pedidos de bienes y servicios a los países más industrializados. Más del 93 % del capital prestado volvía, cada año, a los países más industrializados en forma de compras.
Préstamos odiosos a las metrópolis coloniales… A los diez años de existencia, el Banco Mundial contaba nada más que con dos miembros del África subsahariana: Etiopía y la Unión Sudafricana. Violando el derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, otorgó préstamos a Bélgica, Francia y el Reino Unido (para financiar proyectos de sus colonias,13 como reconocen los historiadores del Banco): «Estos préstamos, que servían para aliviar la penuria de dólares que padecían las potencias coloniales europeas, fueron en su mayor parte dirigidos a los intereses coloniales, especialmente en minería, bien mediante inversiones directas, bien por asistencia indirecta, como en el desarrollo del transporte y la minería.»14 Estos préstamos sirvieron para que los poderes coloniales reforzaran la opresión que ejercían sobre los pueblos colonizados, y contribuyeron a proveer a las metrópolis coloniales minerales, productos agrícolas, combustible, etc. En el caso del Congo Belga, los millones de dólares prestados para la realización de proyectos decididos por el poder colonial fueron gastados, casi enteramente, por éste en la compra de productos importados de Bélgica. El Congo Belga recibió en total 120 millones de dólares (en tres veces) de los cuales 105,4 millones se gastaron en Bélgica.15
…legados como una carga a las jóvenes naciones independientes Cuando las colonias antes mencionadas lograron su independencia, los principales accionistas se pusieron de acuerdo para transferirles la carga de la deuda contraída por los poderes coloniales. Una prueba es dada por el caso de Mauritania. El 17 de marzo de 1960, Francia avaló un préstamo de 66 millones de dólares contratado por la Sociedad Anónima de Minas de Hierro de Mauritania (MIFERMA). Mauritania era en ese entonces una colonia francesa, pero por poco tiempo más, porque proclamó su independencia el 28 de noviembre de ese mismo año. El préstamo debía ser reembolsado entre 1966 y 1975. Según el informe anual del Banco, seis años después la Mauritania independiente le adeudaba 66 millones de dólares.16 El préstamo contratado a pedido de Francia, cuando Mauritania era una colonia suya, se convirtió en una deuda de la Mauritania independiente unos años después. El Banco ha generalizado este procedimiento, consistente en transferir la deuda contraída por la metrópoli al nuevo Estado independiente.
Un caso similar ya se había presentado en el pasado y fue resuelto por el Tratado de Versalles. En el curso de la reconstitución de Polonia como Estado independiente después de la primera guerra mundial, se decidió que las deudas contraídas por Alemania para colonizar la parte de Polonia que había sometido, no se cargarían al nuevo Estado independiente. El Tratado, firmado el 28 de junio de 1919, estipulaba: «La parte de la deuda que, según la Comisión de Reparaciones, prevista en dicho artículo, se refiere a las medidas tomadas por los gobiernos alemán y prusiano con el objetivo de la colonización alemana de Polonia, será excluida de la proporción puesta a cargo de ésta…»17 El Tratado preveía que los acreedores que habían prestado a Alemania para realizar proyectos en territorio polaco no podían reclamar su deuda más que a esta potencia. y no a Polonia. Alexander-Nahum Sack, teórico de la deuda odiosa, precisa en su tratado jurídico de 1927: «Cuando el gobierno contrae una deuda a fin de someter a la población de una parte de su territorio, o de colonizarla con ciudadanos de la nacionalidad dominante, etc., esta deuda es odiosa para la población indígena de esta parte del territorio del Estado deudor.»18 Esto se aplica íntegramente a los préstamos que el Banco ha concedido a Bélgica, a Francia, al Reino Unido para el desarrollo de sus colonias, En consecuencia, el Banco actúa violando el derecho internacional al transferir a los nuevos Estados independientes la carga de las deudas contraídas para colonizarlas. En connivencia con sus principales accionistas coloniales y con la bendición de Estados Unidos, el Banco ha cometido una acción que no debe quedar impune, Estas deudas están afectadas de nulidad y el Banco debe rendir cuentas a la justicia de sus actos. Los Estados que han sido víctimas de esta violación del derecho tendrían que exigir reparaciones y utilizar las sumas en cuestión para reembolsar la deuda social debida a sus pueblos.19
Las misiones del Banco Mundial El Banco Mundial tiene la costumbre de enviar especialistas en misiones a algunos países miembros. En el curso de sus primeros veinte años, se trataba en la mayoría de los casos de especialistas estadounidenses.
Al principio, el país «test» más visitado fue, sin duda, Colombia, un país clave desde el punto de vista de los intereses estratégicos de Estados Unidos. Una de las prioridades de Washington era evitar que Colombia se inclinara hacia el campo soviético o cayera en la revolución social. Desde 1949 el Banco envió a este país misiones bien provistas, compuestas de expertos del Banco, del FMI, de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y de la OMS (Organización Mundial de la Salud). La finalidad era estudiar las necesidades y determinar una estrategia global de desarrollo del país. Los proyectos concretos apoyados por el Banco consistían en la compra en Estados Unidos de 70 bulldozers, 600 tractores y el equipamiento de tres centrales hidroeléctricas. En 1950, se supo que el gobierno colombiano estudiaba el informe emitido por la Comisión del Banco con el fin de formular, basado en el mismo, un programa de desarrollo. Al año siguiente, 1951, una comisión de expertos independientes colombianos terminó la elaboración del programa, que el gobierno puso en práctica: reformas presupuestarias y bancarias, reducción y flexibilización del control de cambio, adopción de una actitud liberal y atractiva para los capitales extranjeros.
Consultores designados conjuntamente por el Banco y el gobierno colombiano formularon así mismo unas propuestas con respecto a los ferrocarriles, a la aviación civil y a la emisión de títulos de la deuda pública. Un consejero económico nombrado por el Banco fue contratado por el Consejo Nacional de Planificación Económica de Colombia. En el informe anual de 1953, se habla de la implantación de instancias de planificación. Dejemos la palabra a uno de los capitostes de FMI, Jacques Polack,20 a propósito de su participación en un misión en Colombia: «Las instrucciones verbales que recibí como jefe de una misión del Fondo (FMI) en Colombia, en 1955, formuladas en una reunión con el vicepresidente del Banco y el director ejecutivo del Fondo, transmitían la misma idea, expresada en el lenguaje más directo de la época: «Tu le retuerces el brazo derecho y nosotros le retorceremos el izquierdo.»»21
Como se ve, estas misiones, en general, tienden esencialmente a aumentar la capacidad del Banco (y de otras instituciones, en particular el FMI) de influir sobre las decisiones que toman las autoridades de un país, en un sentido favorable a las potencias accionistas y a sus empresas.
La política del Banco Mundial evolucionaba en reacción al peligro de contagio revolucionario y la guerra fría En 1950, el bando aliado a Estados Unidos en el Banco Mundial expulsó de hecho a China que el año anterior se había pasado al campo comunista y atribuyó su sitio al gobierno anticomunista del general Chiang Kaishek, instalado en la isla de Taiwán.22A fin de evitar el contagio en el resto de Asia, se aplicaron diferentes estrategias y algunos países clave fueron blanco de una intervención sistemática del Banco. Fue el caso de la India,23 Pakistán, Tailandia, Filipinas, Indonesia. En Corea del Sur, el Banco Mundial no tuvo autorización para intervenir hasta 1961, porque este país constituía un ámbito reservado exclusivamente a Estados Unidos (ver el capítulo 11).
Polonia y Checoslovaquia, que se adhirieron al bloque soviético, no tardaron en abandonar el Banco.24
El año 1959 comenzó con un enorme huracán revolucionario, que sacudió las Américas: la victoria de la revolución cubana en las narices del tío Sam.25 Washington se vio obligado a otorgar concesiones a los gobiernos y a los pueblos de Latinoamérica para tratar de evitar que la revolución se propagara como un reguero de pólvora.
El historiador del Banco, Richard Webb, ex presidente del Banco Central de Perú, entendió la magnitud del fenómeno: «Entre 1959 y 1960, Latinoamérica recibió todo el beneficio de la revolución castrista. Los primeros efectos aparecieron con la decisión de crear el Banco Interamericano de Desarrollo, de responder -tras una larga resistencia- a las demandas de Latinoamérica sobre la estabilización de los precios de las materias primas, y un acuerdo sobre el café, fue así firmado en septiembre de 1959. La ayuda aumentó a principios de 1960, después de las masivas expropiaciones en Cuba, del acuerdo comercial de ésta con la URSS y del viaje de Eisenhower por Latinoamérica. «A mi regreso», escribió, «tenía la intención de aplicar medidas históricas tendientes a poner en práctica unas reformas sociales que beneficiaran a todos los pueblos de Latinoamérica.»»26
El presidente Eisenhower añadió. «Antes de nosotros, la pregunta constante era qué se podía hacer con respecto al fermento revolucionario en el mundo. […] Se necesitaban nuevas políticas que atacaran la raíz del problema, la efervescencia revolucionaria del pueblo. […] Un sugerencia era […] aumentar el sueldo de los maestros y poner en marcha centenares de escuelas de formación profesional. […] Tenemos que abandonar algunas ideas anticuadas […] para impedir que el Mundo Libre arda en llamas.» 27
El historiador del Banco, Richard Webb prosigue: «En abril, el secretario de Estado, Christian A. Herter informa a la Pan American Union de un cambio drástico de la política exterior estadounidense respecto a Latinoamérica, que incluía la decisión de apoyar la reforma agraria. Dillon había presentado al Congreso, en agosto, un nuevo programa de ayuda, para el que solicitaba al Banco Interamericano de Desarrollo 600 millones de dólares en créditos blandos y que ponía el acento en los gastos sociales para luchar contra las desigualdades de ingresos y las instituciones anticuadas, que representaban dos serios obstáculos para el progreso. La ley fue rápidamente aprobada. La percepción de la crisis en la región continuó hasta 1961, y Kennedy subió el tono de la respuesta: «Junto con Berlín, son las regiones más críticas. […] Toda el área podría estallar. […] No se si el Congreso me lo concederá. Sin embargo, ahora es el momento apropiado, cuando todos están preocupados de que Castro pueda extender su revolución en el hemisferio.»28 En marzo de 1961, Kennedy pidió que se actuara para impedir el caos en Bolivia. Su gobierno decidió «ignorar las propuestas del Fondo Monetario Internacional y del Departamento de Estado de que Bolivia necesitaba una buena dosis de austeridad antiinflacionaria, y en cambio consideró que lo que había que hacer era ofrecer una ayuda económica inmediata. […] Las cosas estaban ya bastante mal para pedirles nuevos sacrificios a quienes no tienen nada para dar.»29 Una semana después, Kennedy anunció la Alianza para el Progreso con Latinoamérica, un programa de cooperación y desarrollo de diez años, que ponía el acento en las reformas sociales, con una ayuda a gran escala a los países que «pusieran algo de su parte».»30
El anuncio de grandes reformas no impidió al Banco y a Estados Unidos que apoyaran unos regímenes dictatoriales y corruptos, como el de Anastasio Somoza en Nicaragua. He aquí un ejemplo: el 12 de abril de 1961 la dirección del Banco Mundial, sabiendo que el dinero serviría para reforzar el poder económico del dictador, decidió conceder un préstamo a Nicaragua, mientras Estados Unidos preparaba una expedición militar contra Cuba desde territorio nicaragüense, que lanzaría cinco días más tarde.31 Fue parte del precio que se debía pagar a Somoza por su apoyo a la agresión contra Cuba. A continuación se transcribe un extracto del informe oficial interno de la discusión entre dirigentes del Banco, durante ese mismo día:32
«Mr. [Aron] Broches: He sabido que la familia Somoza está en casi todo, y que sería difícil encontrar algo en Nicaragua que no nos cause este problema. Mr. [Robert] Cavanagh: Me preocupa que parezca que promovemos un acuerdo que presione a la gente para vender las tierras que el presidente desea. Mr. [Simon] Cargill: Ya que el propio proyecto es satisfactorio, no creo que el interés del presidente sea un problema de tal magnitud que tengamos que abandonarlo… Mr. Rucinski: Estoy de acuerdo en que es demasiado tarde para dar marcha atrás. Mr. Aldewereld: El problema de la propiedad de la tierra y la familia Somoza es desafortunado, pero nosotros lo sabíamos desde el principio y pienso que es demasiado tarde para discutir ahora la cuestión.»
Unos meses después, en junio de 1961, los mismos dirigentes del Banco discutían sobre un préstamo que habían de acordar a Ecuador. El contenido de la discusión es revelador de los intereses políticos globales que motivaban la acción del Banco:33
«Mr Knapp: Ecuador parece ser el siguiente país que será «fidelista» [..].¿Qué riesgo político pueden plantean unos indios invisibles, que representan la mitad o los dos tercios de la población, y que aún están completamente fuera del escenario político y económico?
Mr. [John] de Wilde: Ecuador tiene un buen comportamiento. ¿No sería el momento oportuno de que las agencias […] como el Banco, actúen […] con el fin de […] prevenir que la situación política se deteriore?
Mr. Knapp: […] Esta es la clase de trabajo sucio que Estados Unidos debe realizar.
Mr. Broches: ¿Cuál es la posición de Ecuador respecto al índice de injusticias sociales al que se refiere Mr. Kennedy?
Mr. [Orvis] Schmidt. Aunque hay una gran disparidad en la distribución de la riqueza en Ecuador, ésta es menor que la de otros países de Latinoamérica. […] Los indios, en la montaña, están aún tranquilos, a pesar de que el gobierno no está realmente haciendo mucho por ellos.
Mr. Demuth: Si miramos los países feudales de Latinoamérica, […] para ser realistas, debemos admitir que habrá revoluciones, y sólo podemos esperar que los [nuevos gobiernos] cumplan las obligaciones de sus predecesores.
Mr. Aldewereld: El colonialismo es ciertamente malo en Ecuador […] incluso […] peor que en el Lejano Oriente. Algo violento ha de ocurrir. […] Pienso que nuestro proyecto sirve para aliviar las presiones internas. […] Estoy de acuerdo en que podríamos conceder más créditos de la Agencia Internacional de Desarrollo para paliar los riesgos políticos.
Mr. Knapp: […] Pero las situaciones políticas pueden llevar a la cesación de pagos.»
No se puede ser más claro.
Notas
1. Henry Morgenthau, muy cercano a Franklin Roosevelt, entró en conflicto con su sucesor, Harry Truman, antes de la Conferencia de Potsdam de julio de 1945. Entonces renunció.
2. Según R. Oliver, Harry White era políticamente progresista, simpatizaba con la causa de los obreros en el mundo y frecuentaba los comunistas. Ver Robert W. Olivier, International Economic Cooperation and the World Bank, McMillan Press, Londres, 1975, pp. 81-85.
3. En el curso de esa sesión tuvo un primer ataque cardíaco.
4. «Advocacy of Revolution… to alter the constitutional form of government of the United States«, Executive Order 10422 del 9 de enero de 1953, Parte II, 2.c.
5. El general y político republicano Dwight D. Eisenhower sucedió a Harry Truman en enero de 1953 en la presidencia de Estados Unidos. Fue reelegido en 1957 y terminó su segundo mandato en 1961.
6. Carta de John D. Hickerson, subsecretario de Estado, al presidente Eugene Black, 21 de febrero de 1953, in Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, The World Bank, Its First Half Century, Brookings Institution Press, Washington DC, 1997, vol. 1, p. 1173.
7. A partir de 1953, el Banco Mundial ya no se limitó a pedir préstamos a Estados Unidos; también emitió títulos en Europa, y después en Japón. En los años 70, en el momento del aumento del precio del petróleo, también aceptó préstamos de Venezuela y de los países árabes productores de petróleo.
8. Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, op, cit., vol. 1, p. 917
9. Extractos del punto IV traducido y presentado por G. Rist, Le développement. Histoire d’une croyance occidentale, Presses Universitaires de Sciences Po, París, 1996, pp. 116-121. Los otros puntos conciernen al apoyo al sistema de las Naciones Unidas, a la creación de la OTAN y al lanzamiento del Plan Marshall.
10. BIRD (Banco Mundial), Forth Annual Report, 1948-1949, Washington D.C., 58 p.
11. Cerca de sesenta años más tarde, el Banco Mundial sigue estando involucrado en la erradicación del paludismo, que es una enfermedad de los pobres. Ver Julie Castro y Damien Millet, «Malaria and Structural Adjustment: Proof by Contradiction», in Christophe Boete, Genetically Modified Mosquitoes for Malaria Control, Landes Bioscience, 2006.
12. Por el contrario, la ventanilla dedicada a los créditos concesionales del Banco Mundial, llamada AID -ver el capítulo siguiente- y reservada a los países más pobres, les presta unas sumas provenientes de los países ricos con un interés inferior al del mercado (del orden del 0,75 %) y a largo plazo (entre 35 y 40 años, en general, con un período de gracia inicial de 10 años).
13. Las colonias destinatarias de los préstamos del Banco Mundial fueron, por Bélgica, el Congo Belga, Ruanda y Burundi; por el Reino Unido, África Oriental Británica (Kenia, Uganda, y la futura Tanzania), Rodhesia (Zimbawe y Zambia), así como Nigeria, a las que hay que añadir la Guayana Británica (hoy Guyana), en América del Sur; por Francia, Argelia, Gabón, Mauritania, África Occidental Francesa (Mauritania, Senegal, el Sudán Francés (hoy Malí), Guinea, Costa de Marfil, Níger, Alto Volta (hoy Burkina Faso), Dahomey (hoy Benín).
14. Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, op. cit., vol. 1, p. 687.
15. El hecho de que Bélgica fuera beneficiaria de los préstamos al Congo Belga se puede deducir de una tabla publicada en el décimo quinto informe del Banco Mundial, de los años 1959-1960. BIRD (Banco Mundial), Fifteenth Annual Report 1959-1960, Washington D.C., p.79.
16. BIRD (Banco Mundial), Fifteen Annual Report. 1959-1960, Washington D.C., p. 52; BIRD (Banco Mundial), Twentiest Annual Report. 1965-1966, Washington D. C., p. 79
17. Citado por Alexander Nahum Sack, Les Effets des Transformations des États sur leurs Dettes Publiques et Autres Obligations Financières, Recueil Sirey, París, 1927, p. 159.
18. Ibid, p. 158.
19. Las reparaciones deben ser exigidas a las ex potencias coloniales vía el Tribunal Superior de Justicia de La Haya.
20. Jacques Polack participó en 1944 en la Conferencia de Bretton Woods; fue director del departamento de estudios del FMI de 1958 a 1980. Después fue director ejecutivo del FMI por los Países Bajos (1981-1986).
21.Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, op. cit, Vol. 2, Perspectives, p. 477.
22. Esto duró hasta 1980, año del retorno de China al Banco Mundial y al FMI. En la ONU, esta situación se mantuvo hasta 1971.
23. Ver Damien Millet y Eric Toussaint, Los tsunamis de la deuda, cap. 4, «La India, 60 años después de la independencia, ¿para cuándo una nueva liberación?», Icaria, Barcelona, 2006.
24. Polonia se retiró del Banco Mundial en marzo de 1950 y Checoslovaquia en diciembre de 1954. El Banco se había negado a concederles el menor préstamo.
25. La Habana dista unos doscientos kilómetros de las costas de Estados Unidos, que de hecho controlaba la isla desde 1898.
26. Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, op. cit., vol. 1, p. 163.
27. D. Eisenhower, Waging Peace, pp. 530-537
28. John F. Kennedy, citado en Richard Goodwin, Remembering America, Little, Brown, 1988, p. 147.
29. Ibid., p. 153. En su discurso, Kennedy señaló las analogías con el Plan Marshall.
30. Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, op. cit., vol. 1, pp. 163-164.
31. La expedición tuvo lugar el 17 de abril de 1961. Más de 1.500 mercenarios anticastristas desembarcaron en la bahía de Cochinos, en Cuba. Fue un fracaso rotundo.
32. Este texto es sacado de Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, op. cit., vol. 1, p. 165.
33. Ibid., p. 166.