Ante la furiosa campaña anticubana desatada en Chile y el mundo debo decir que he visitado varias veces la isla y nunca he visto a un niño padeciendo hambre, ni a un hombre de color discriminado, ni a un adulto mayor humillado o mujeres marginadas, ni a personas sin acceso gratuito a la salud y […]
Ante la furiosa campaña anticubana desatada en Chile y el mundo debo decir que he visitado varias veces la isla y nunca he visto a un niño padeciendo hambre, ni a un hombre de color discriminado, ni a un adulto mayor humillado o mujeres marginadas, ni a personas sin acceso gratuito a la salud y la educación.
De esta manera puedo asegurar, con conocimiento de causa, que los derechos humanos en su más vasta concepción son realmente respetados en Cuba. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de la mayoría de los países de nuestro continente. Cuba, pese a enfrentar un cruel bloqueo económico, comercial, cultural, sanitario y social, se erige como un adalid de la solidaridad internacional.
Cómo no lo reconocemos los chilenos que vivimos cuando los cubanos apoyaron sin reservas al gobierno popular de Salvador Allende, y posteriormente, cuando apoyó a los perseguidos, exiliados y sus familias víctimas de la dictadura militar.
La generosidad del pueblo y gobierno cubanos ha quedado una vez más patente en nuestro país tras producirse el sismo y tsunami del 27 de febrero pasado. Mientras los médicos cubanos en sus hospitales de campaña efectúan una heroica labor de asistencia a los damnificados por la tragedia, sectores interesados en congraciarse con la agresiva política norteamericana contra Cuba se suman a la odiosa campaña internacional. Como Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados no descansaré en proteger estos derechos donde sean verdaderamente violados.
El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas ha investigado responsablemente la situación interna en la isla sin que haya considerado nunca las denuncias presentadas por no encontrar indicios fidedignos de violaciones al respecto. El respeto a los derechos humanos es un ideario que he seguido como estudiante, en la época de la dictadura militar y posteriormente como abogado y concejal. Hoy como diputado de la República por el distrito 2 de Iquique no cejaré en mi cometido.