Traducido por S. Seguí
Para Marco Aurelio García, el libro Brasil, entre pasado y futuro no ambiciona llenar un vacío, «que sólo puede llenar un movimiento más intenso de la sociedad», sino que sólo pretende llamar la atención el sobre Brasil actual: «Gran parte de la llamada intelectualidad progresista, en la que me incluyo a mí y a Emir Sader, está si no callada, al menos un poco retraída. El actual espacio de debate ha sido ocupado por infraintelectuales de derecha, decididos a hacer de su mediocre actividad intelectual una manera de fabricarse una carrera en los principales medios de comunicación del país.»
Río de Janeiro.- El lunes 22 de marzo se celebró en la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ) el lanzamiento del libro Brasil, entre pasado y futuro, acto que se convirtió en un animado debate sobre las perspectivas de la izquierda al final del gobierno de Lula. Coordinadores de su edición, el sociólogo y secretario ejecutivo de Clacso, Emir Sader, y el asesor especial de la Presidencia para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García, hicieron un llamado a la sociedad para discutir las posibilidades de profundización, en el periodo post Lula, de los logros económicos y los derechos sociales alcanzados por el actual gobierno.
«En las grandes transformaciones que Brasil experimentó en su pasado, siempre hubo un cierto grado de simultaneidad entre la reflexión sobre el país y las manifestaciones artísticas. Esto sucedió en los años 30, a finales de los años 50 hasta mediados de los 60, y sucede en los momentos vividos en los últimos años», dijo García. Después de citar algunas «contribuciones inestimables», como las de Gilberto Freyre, Sérgio Buarque y Caio Prado en los años 30, y las de Raymundo Faoro y Celso Furtado a finales de los años 50, García hizo público un lamento: «Resulta curioso que en la actualidad, cuando estamos experimentando una transformación más intensa gracias a los cambios en la economía y la estructura social del país, el pensamiento brasileño sea tan pobre.»
El libro, según García, no está destinado a llenar un vacío, que «se llenará sólo a partir de un movimiento más intenso de la sociedad», sino que pretende llamar la atención sobre el actual Brasil: «Gran parte de los llamados intelectuales progresistas, en los que me incluyo a mí y a Emir [Sader], están si no en silencio, sí sumidos en una cierta timidez. El ámbito del debate actual ha sido ocupado por subintelectuales de derecha que han decidido convertir su mediocre actividad intelectual en una manera de fabricarse una carrera en los principales medios de comunicación del país. Cada día te tropiezas con esa pobreza intelectual, cuando no con la ira que este sector expresa en sus ideas.»
Según Emir Sader, realizar un análisis del gobierno de Lula es fundamental para que Brasil siga avanzando. «Toda valoración del gobierno de Lula, habrá de reconocer que ha sido un período de profundos cambios. Vivimos una etapa en la que lo viejo insiste en perdurar y lo nuevo tiene dificultades para encontrar su manera de existir. Lo viejo es el neoliberalismo, y lo nuevo es lo que va a superar el neoliberalismo», dijo.
En Brasil, el enfrentamiento con el neoliberalismo, según Emir, ya se está produciendo, pero puede ir más allá: «Ellos proponen un ajuste fiscal, nosotros proponemos dar prioridad a las políticas sociales; ellos proponen un acuerdo de libre comercio, nosotros proponemos la integración regional. Se trata de dos pasos importantes, pero hemos llegado a un cierto límite, no sólo porque esté finalizando el mandato de Lula, sino porque tenemos que pensar más profundamente cuál es el Estado y la sociedad que queremos, pensar en cuáles son las transformaciones que Brasil necesita y cuál es el bloque social, político y cultural que puede llevarlas a cabo.»
Para ello, dice el sociólogo, es preciso que tenga lugar un amplio debate en la sociedad: «Podemos ganar las elecciones, según parece, simplemente comparando un gobierno con otro. Pero hemos tenido un gobierno relativamente moderado y que, sin embargo, recibió una dura reacción de la derecha. Imagínate lo que va a pasar con las transformaciones que se avecinan. Tenemos que democratizar la relación entre el Estado y la sociedad, y crear nuevos vínculos entre el poder político y las movilizaciones sociales «.
Emir afirma que hay nuevos sectores sociales que están llegando a la ciudadanía económica y social. «Ahora es preciso alcanzar la ciudadanía política. La tarea más importante de la izquierda, hoy, es restablecer sus relaciones con los nuevos sectores sociales. El gobierno está cumpliendo su parte al desarrollar políticas económicas y sociales distributivas que están cambiado positivamente el mapa de la desigualdad en Brasil. Pero, quién tiene que organizar y apoyar a estos sectores son los movimientos sociales y los partidos políticos. El Estado está fomentando derechos fundamentales que antes no existían, ahora necesitamos nuevos sujetos políticos para cambiar la configuración. No hay manera de hacer una política de esta envergadura para luego tener que negociar con Temer y Stephanes (1) en un universo minúsculo. Es preciso desarrollar temas económicos y sociales que superen los obstáculos que actualmente enfrentan, por ejemplo, la política agraria y la política de comunicaciones.»
Avanzar la democracia
Marco Aurelio García está de acuerdo en que la sucesión de Lula es una oportunidad para el avance de la democracia en el país: «Estamos haciendo cambios en el marco democrático y con la profundización de la democracia, lejos de las visiones apocalípticas de algunos que afirman que el país está al borde de un proyecto totalitario. Los que esto afirman pueden repetirlo todos los días, y seguirán repitiéndolo, pero se enfrentarán al descrédito de la sociedad brasileña, que ya se ha dado cuenta de que la opinión pública no es la opinión publicada. Hay una discrepancia mayor cada día, y quien insista en esta tesis corre el riesgo de aislarse políticamente cada vez más.»
Decir que el actual gobierno se ha limitado a continuar la política económica del gobierno del PSDB, como afirma García, es otro argumento condenado al fracaso: «El gobierno de Lula tiene puntos importantes de ruptura con la política anterior. No hay una ruptura total, pero es un salto sustancial, y una preparación de futuros cambios más relevantes «.
Transformaciones
Emir Sader señala algunos cambios que, en su opinión, todavía tienen que producirse: «El banco central, de hecho, sigue siendo independiente. Lula está a favor del Corinthians (2) y de que las tasas de interés no suban. Tenemos que acabar con este juego de tensiones, porque la política monetaria debe estar vinculada a un mayor desarrollo político. Brasil sigue teniendo la tasa de interés más alta del mundo.»
Otro problema grave pendiente de resolución, ha dicho Emir, es el modelo de la agroindustria: «No es un asunto que pueda resolverse mediante un decreto. La producción de soja para la exportación y el uso de organismos modificados genéticamente (OMG) no se limitan a algunas grandes empresas, sino que afectan también, desgraciadamente, a gran número de pequeñas y medianas empresas. Este gobierno ha hecho más cosas al respecto de lo que se dice por ahí, pero debemos ir más al fondo del asunto.»
«Otro factor es algo que no depende del gobierno, pero espero que llegue a depender de él, como es la democratización de la prensa. No habrá democracia en Brasil mientras no se constituya una opinión pública democrática formada por las múltiples voces del país, y no sólo las de cinco o seis familias propietarias de empresas y financiadas en gran medida por las agencias de publicidad. Las empresas privadas están impulsadas por la dinámica del beneficio», dijo Emir.
Avanzar en la democratización de los medios de comunicación debe ser una de las tareas fundamentales de un eventual gobierno de Dilma Rousseff, según Emir: «Los medios manejan la opinión pública, en Jardins, en Sao Paulo; en la Zona Sul de Río de Janeiro, sólo que la gente ya no los respeta. La gente vota a quien realiza política social, sólo que en la vida cotidiana no hablamos de las cuestiones más importantes del país. En un momento dado, parecía que Renan Calheiros era el principal problema en Brasil; luego llegó el turno de Sarney. Hay que permitir que estas nuevas fuerzas sociales dispongan de una prensa política dirigida a ellas, que hable de su mundo y que les permita expresarse.»
Derrota estratégica
Emir Sader admite que «no faltarán quienes digan que es un libro oficialista«, pero defiende la reflexión sobre el Gobierno. «Teníamos razón cuando, en un momento difícil al comienzo de este gobierno, elegimos este espacio para continuar. Pensamos que era posible que el gobierno cambiase, y el gobierno cambió para mucho mejor. Aquellos que afirmaron que el gobierno había mordido la manzana de la traición y que había sido expulsado del paraíso de la izquierda, y que querían crear una alternativa revolucionaria estaban equivocados. No sólo teóricamente, sino que también desaparecieron de la escena política. Fue el fracaso de un diagnóstico equivocado.»
El camino, según el sociólogo, es profundizar en los logros alcanzados: «El que se pregunte si Dilma estará a la izquierda de Lula debe darse cuenta de que el Lula está más a la izquierda de que lo que estuvo a comienzos de su mandato. Tenemos que profundizar lo que tenemos ahí, con mucho debate y mucha movilización. Estamos en un momento extraordinario, en vísperas de infringir una derrota estratégica importante de largo plazo a la derecha, y de ganar un gran espacio de avance. Ahora ya no se trata de la herencia maldita, sino de una herencia bendita. Tenemos que ganar las elecciones, pero tenemos que ganarlas para transformar Brasil. El gobierno de Lula será un paréntesis o será un puente para finalmente salir del atraso. Creo que estamos en condiciones de avanzar hacia la superación del neoliberalismo.»
- Economistas y políticos brasileños pertenecientes al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que forma parte de la coalición gubernamental. (N. del t.)
- Club de fútbol paulista. (N. del t.)
Fuente: http://www.cartamaior.com.br/