En primavera los dirigentes occidentales creyeron haber pasado página a la crisis energética. Se equivocaban. En un momento en que el consumo mundial de petróleo nunca había sido tan elevado, los precios vuelven a dispararse sin control. Todos los escenarios para contener la inflación y llevar a las economías occidentales a un aterrizaje suave están ahora amenazados.
No ha tardado mucho. Al día siguiente de anunciar la ralentización de la economía china y el creciente riesgo de deflación, Arabia Saudí hizo saber que no descartaba continuar con sus recortes de producción de petróleo durante el tiempo que fuera necesario para equilibrar el mercado. Mientras que la decisión de Riad de recortar la producción en 900.000 barriles diarios fue recibida con indiferencia en mayo, su recordatorio del 3 de agosto fue escuchado con la mayor atención.
Mientras tanto, el entorno ha cambiado profundamente.
En primavera, los dirigentes occidentales creían haber pasado página a la crisis energética. Tras superar el invierno de 2022-2023 sin grandes perturbaciones, la situación parecía normalizarse. Aunque las cicatrices de la crisis aún eran visibles en muchos sectores, la escalada de precios había quedado atrás. Los precios del petróleo, el gas y la electricidad bajaban, contribuyendo a reducir la inflación.