Menuda ojeriza hay contra los egos. ¡Pero si el ser humano funciona gracias a su ego y el ego ese del que hablan se lo otorgan a otros los que no tienen ego para tener ego, los envidiosos, los que se quieren poquito a sí mismos o no se quieren nada! Puesto que el hombre […]
Menuda ojeriza hay contra los egos. ¡Pero si el ser humano funciona gracias a su ego y el ego ese del que hablan se lo otorgan a otros los que no tienen ego para tener ego, los envidiosos, los que se quieren poquito a sí mismos o no se quieren nada! Puesto que el hombre es un lobo para el hombre, se hace un pacto de no agresión, así vamos tirando hasta que la cuerda se rompa o no. El pacto del terror entre USA y URSS mantenía al mundo mucho más en paz que ahora y la proliferación de guerras y armamento era menor.
Que si Putin tiene mucho ego, que si Trump también, que si Kim Jong-Un es un tirano con ego superlativo, que si lo tiene Pablo Iglesias, que si Anguita lo sigue teniendo… No, aquí, mejor, todos al redil de la sociedad líquida, al que se salga de la caverna, leña, de esa manera no hay retos por delante ni hay que ser humanos, demasiado humanos, en la masa se está mejor, una masa disgregada, cada cual con su juguetito, con sus mensajitos de pitiminí, aferrados a un mundo falso, a esa solidaridad que es un opio para el ciudadano, como no tengo ego para plantarle cara al problema, me hago solidario, así quedo bien con todos, con la derecha, con la izquierda, con el centro y con el imperio, le hago el juego a los egos más ególatras y de esta forma engordo mi ego. ¡Toma ya! Ole, ole, ole, ole, estropajos con salero.
Menos mal que no viven ahora que si no, Alejandro Magno sería un ser despreciable, vaya ego que tenía el joven, en lugar de prolongar su adolescencia y la sopa boba de los papás, a la edad en que los niños mean la litrona de la noche anterior en casa de sus progenitores, el ego del mozuelo lo conquistó todo. Algo tendrían que ver las enseñanzas que le dio Aristóteles, menudo ego el de Aristóteles. Y Julio César, otro con ego, por fortuna se lo cargaron a puñaladas, sus propios amigos les dieron las primeras («Tu quoque Brutus fili mi», afirma la leyenda que le dijo César a su hijo adoptivo o natural -el bruto de Bruto- mientras lo apuñalaba).
Y Jesús de Nazaret, ¡qué ego!: «los que no están conmigo están contra mí». Y a latigazo limpio con los mercaderes del templo. Pero, ¿esta gente que se cree? Hoy todo es relativo, lo dijeron los grandes de la posmodernidad, todos somos iguales, todos somos asamblearios, por una parte, pero por otra hay que ser emprendedor (en los negocios, no en la subversión). ¿Qué emprendedor no tiene ego? Los que mueven el mundo son los egos, el resto va detrás de ellos diciéndoles al oído: «Recuerda que eres humano».
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