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Los Goyas vuelven a mirarse la cartera

Fuentes: Rebelión

El pasado domingo 30 de enero se celebró en Madrid la gala de los Goya. A diferencia de las referencias críticas a la situación internacional de otros años, en esta ocasión la referencia constante en todas las intervenciones -al margen de los habituales agradecimientos- era la condena de la piratería y del top manta. Directores, […]

El pasado domingo 30 de enero se celebró en Madrid la gala de los Goya. A diferencia de las referencias críticas a la situación internacional de otros años, en esta ocasión la referencia constante en todas las intervenciones -al margen de los habituales agradecimientos- era la condena de la piratería y del top manta. Directores, actores, maquilladores, productores, técnicos, todos se expresaban alarmados por la venta ilegal de películas que amenazan -dicen- el cine.

Pero si uno echa un vistazo a la oferta del top manta, puede observar que allí apenas se encuentran media docena de las películas convocadas a los premios. Por supuesto, las de más éxito. El total de películas candidatas a algún Goya, incluidos los documentales, eran nada menos que 125. Por tanto, más de cien no deben preocuparse por la venta ilegal. Y si, a continuación, intentamos buscarlas en las pantallas de los cines, también comprobaremos que más de cien o no se estrenaron o no se pueden encontrar. Por supuesto, tampoco se pueden comprar. Yo no sé si la venta ilegal terminará con la viabilidad económica de la media docena de películas que se venden en las esquinas o en el pasillo del metro, lo que sí es evidente es que el sistema legal ha eliminado a un centenar de las películas que ayer concursaban. En cambio, no parece que ese haya sido el motivo de preocupación, ellos siguen alarmados con las ventas ilegales de la media docena de películas de éxito comercial.

No pudimos oír intervenciones de la gente del cine reclamando una política de exhibición diferente que no esté bajo el dominio de las grandes distribuidoras al servicio de la industria norteamericana. Tampoco ninguna referencia a la creación de una red de exhibición en las zonas rurales o un aumento del porcentaje de producción propia en nuestras televisiones que permitiera que invirtieran en cine español. No escuchamos sugerencias de mayor difusión y apoyo a los festivales de cine ni comentario alguno sobre apoyar la venta de entradas al cine para sectores económicamente más desfavorecidos, jóvenes, desempleados, pensionistas….

Allí a todos les preocupan la venta ilegal con todo tipo de argumentos más o menos serios o más o menos demagógicos. Decía Monserrat Caballet que era una falta de respeto profesional ver su obra vendiéndose en las esquinas, supongo que no pensará los mismo de la madrileña esquina de la calle Preciados con la puerta del Sol que es donde está El Corte Inglés. Tampoco les molestaba que algún invitado consorte de algún presentador como Natalia Figueroa reciba de la administración millones de euros de subvenciones europeas por sus latifundios. También eso es para algunos piratería.

El actor Antonio Resines aireaba como principal argumento el carácter ilegal de la venta. Como si tuviésemos que estar de acuerdo con todo lo que es legal.

Ya nadie se acordaba de que en Iraq sigue una guerra y una ocupación también ilegal, pero sangrienta. Y es que aquel grito de «No a la guerra» fue una rebeldía de primavera. Ahora aplaudamos al presidente y a volver a mirar a nuestra cartera.

www.pascualserrano.net