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Entrevista a Juan Alcalde, autor de “Tiempos de plomo. Grupos de Acción y Defensa Confederal”

«Los grupos de autodefensa anarcosindicalistas son tan antiguos como el asociacionismo obrero»

Fuentes: Rebelión

«Las Asociaciones obreras y en especial las libertarias, dispusieron siempre de esas estructuras de autodefensa no paramilitares que se nutrían de los numerosos grupos de afinidad que existían en las mismas». Formadas por obreros. «La historia de los Grupos de Defensa del Anarcosindicalismo es tan antigua como la historia del asociacionismo obrero», afirma Juan Alcalde […]

«Las Asociaciones obreras y en especial las libertarias, dispusieron siempre de esas estructuras de autodefensa no paramilitares que se nutrían de los numerosos grupos de afinidad que existían en las mismas». Formadas por obreros. «La historia de los Grupos de Defensa del Anarcosindicalismo es tan antigua como la historia del asociacionismo obrero», afirma Juan Alcalde en la introducción de «Tiempos de plomo. Grupos de Acción y Defensa Confederal», libro publicado por CGT (Madrid-Castilla La Mancha y Extremadura) y la Fundación Salvador Seguí. Juan Alcalde, quien ha presentado el libro en las Jornadas Primero de Mayo de CGT-País Valencià, es militante del sindicato de Administración Pública de CGT-Madrid y forma parte del Secretariado de Formación del sindicato de Administración Pública de CGT-Madrid. Empezó a militar en el movimiento libertario en 1976, y es autor de libros como «Los servicios secretos en España», «La represión contra el movimiento libertario español», «Milicias anarquistas y anarcosindicalistas en la guerra civil española» y «Shia. Herejía y revolución en el Islam». Colabora en el periódico «Rojo y Negro».

-¿Por qué decidiste publicar un libro sobre los grupos de autodefensa anarquistas?

Cuando hice el libro sobre los milicianos en la guerra civil, esto tenía que ver con los Comités de Autodefensa, pues constituyen la base de las primeras milicias libertarias en 1936. En aquél libro dediqué un subcapítulo a los grupos de acción y autodefensa confederal. Agustín Guillamón hizo un libro comités de defensa en Cataluña, pero no había escrito nada más. Cristina Escrivà, por su parte, mientras trabajaba en un libro sobre el «Internado Durruti», observó que muchos de los jóvenes que ingresaban en estos institutos requerían el sello del Comité de Defensa. Y me preguntó por la cuestión. En 1936 la CNT moviliza a todos los afiliados y también a los Comités de Barriada (integrados en el sindicato en 1931). Los jóvenes, que a los 17 años ya se movilizaban, no podían ir al instituto sin el aval del Comité de Defensa del sindicato. Esto es algo que hace también la UGT y otras organizaciones sindicales. Hasta que toma cuerpo el ejército popular de la República. Todo ello me dio argumentos para investigar y escribir el libro.

-¿Cómo funcionaban los comités de barriada? ¿Cuál es su relación con los grupos de autodefensa?

Me parecen un acierto de la CNT, que hoy podríamos definir como asambleas de barrio. Se integraron en la CNT y pudieron votar en plenos, conferencias y congresos. Estos comités existían en 1918-1920 (sobre todo en Cataluña), y se integraron en el sindicato en 1931. Los comités de barriada estaban formados por asociaciones de amas de casa, jóvenes libertarios, asociaciones naturistas, grupos de teatro, de inquilinos y ateneos libertarios, entre otros. Los comités de barriada tenían su comité de defensa, que a su vez se integraban en los comités de defensa regionales y estatales de la CNT.

-¿En qué consistían básicamente los comités de defensa?

Eran los responsables de las acciones de autodefensa de la CNT. Podemos situar el precedente en 1870, cuando se crea la Federación Regional Española de la AIT. Se decide crear una estructura secreta llamada «Defensores de la libertad» para proteger a los militantes internacionalistas de las autoridades, la iglesia y el caciquismo. Son los responsables de las acciones de represalia frente a los estamentos que actúan contra la organización y sus militantes. Pertenecen a esta estructura secreta Anselmo Lorenzo, Pablo Iglesias o Fermín Salvochea. Pero me interesaría subrayar algo: no se trata de organizaciones de terror, sino de autodefensa.

-¿De qué modo continúan operando estos grupos?

En la CNT existieron los grupos de acción desde 1911. Más que defender a la organización en general, se especializan en represalias frente a empresas y empresarios que destacaban por facinerosos y por maltratar a los trabajadores. Son los años del «pistolerismo» patronal. Estos grupos de acción se debían a la organización, no actuaban de manera independiente. En ocasiones, cuando la CNT no tenía estructurados estos grupos, se pedía apoyo a grupos de acción anarquistas. No dependían del sindicato, pero éste recababa su apoyo. Esto acaba en 1931, cuando se crea la Secretaría de Defensa de la CNT y ya no se permiten determinadas «libertades individuales»; y también trata de evitarse el riesgo de profesionalización. Los comités de defensa son declarados «ilegales» por la II República en 1937. Pero, pesar de integrarse en el ejército republicano, estos comités de defensa formados por militantes anarquistas continúan funcionando en la clandestinidad.

-¿Qué relevancia tuvieron en la historia del anarquismo?

Una gran importancia. Evitaron la desaparición de la CNT en los «años de plomo» de los inicios del siglo XX. Nadie duda de que tuvieran mucho que ver, en un primer momento, en la derrota de los sublevados fascistas en 1936, en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. El nombre de la mayoría de quienes participaron en estos grupos de autodefensa no ha trascendido; únicamente los de mayor responsabilidad orgánica en el sindicato. Y no ha trascendido porque eran actividades en las que uno se jugaba la vida y la libertad. En la CNT nunca se han publicitado estos asuntos. Y yo estoy de acuerdo. En definitiva, la autodefensa es una faceta más de la acción directa, que es un concepto mucho más amplio. La acción directa implica ocupar una fábrica, colectivizar la tierra, liberar un espacio en un barrio. El sistema criminaliza estos métodos.

-Por último, ¿opinas que la historia ha hecho justicia con los comités de autodefensa?

En el libro «Tiempos de plomo» hay anexos documentales en los que aparecen originales en ciclostil de acuerdos de la CNT correspondientes a los años 1947 y 1948, en época de clandestinidad, y directrices de los comités de defensa. La idea es visibilizar que la acción guerrillera frente al franquismo no correspondió únicamente al PCE. La CNT también estuvo presente, e incluso tuvo a más gente implicada que el PCE. Incluso a nivel militar. Y teniendo en cuenta que mientras las organizaciones políticas antifranquistas contaron con el apoyo de países, gobiernos e instituciones afines, la CNT no dispuso de este respaldo. Únicamente la acción de sus militantes.