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Kentucky Fried Education

Los mercados asaltan la educación

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por S. Seguí

En abril de 2010, la Universidad de Middlesex decidía cerrar su departamento de Filosofía, la materia que registra más investigación en la UM. Desde entonces, los estudiantes y el personal de esta Universidad, y miles de amigos del Reino Unido y de todo el mundo luchan por mantener el departamento abierto. El 15 de mayo, Tariq Alí se dirigió a un grupo de estudiantes de la UM. Tuvo que hacerlo en el exterior, frente al Mansion Building, al prohibírsele el acceso al interior de la universidad. Poco antes del comienzo de la intervención, los estudiantes que se encontraban dentro del edificio salieron a unirse con sus compañeros y escuchar a Tariq Alí. Estas fueron sus palabras:

«Queridos amigos, me sentí muy emocionado cuando me enteré de que ustedes habían ocupado este edificio, porque vivimos en tiempos en que cualquier protesta contra lo que hacen los ricos y poderosos, sea en el mundo de la política, la economía o la academia, está mal vista.

A los que deciden que es importante protestar para tratar de un enderezar algo mal hecho, o para luchar por la justicia, se les suele decir que nunca llegarán a ninguna parte. Si esto hubiera sido así, en el pasado, nadie habría conseguido el derecho al voto; si históricamente hubiera sido así, las mujeres seguirían sin derecho al voto.

Cada una, cada una de las luchas que se han librado ha permitido mejorar los derechos democráticos de la gente. Y cuando los poderes fácticos se obstinan, uno tiene que seguir la lucha.

Ahora bien, lo que ha sucedido aquí, en Middlesex, no es una sorpresa total, ¿verdad? Teniendo en cuenta el mundo en que vivimos y teniendo en cuenta el hecho de que los políticos de cada uno de los partidos de la corriente política principal, comenzando por Mandelson, que ahora por lo menos está fuera del poder, lo que es una buena cosa [risas] afirma que la educación deben estar vinculada al mundo de los negocios y el beneficio. La lógica inherente es que cualquier departamento que no produzca riqueza o cualquier departamento universitario que no esté dedicado a hacer algo para ayudar a la industria o los negocios, no sirve para nada. Bueno, piensen en esto, siguiendo este criterio, algunos de los más grandes filósofos que ha producido este país no hubieran conseguido puestos de trabajo docentes.

¿Dónde estaría Bertrand Russell? ¿Dónde, Wittgenstein; si nos dijesen que la filosofía tendría que ser rentable? ¿Quién aprende filosofía para hacer dinero? ¿Estaban locos estos chicos? ¿Pensaban que un departamento de filosofía les traería dinero? Nadie en su sano juicio podría pensar eso. sonido [aplausos]

Por lo tanto, esta es la primera cosa que hemos de entender, que el modelo educativo que están creando en este país es ofrecer lo que yo llamaba educación tipo Kentucky Fried Chicken: un producto barato, rápido, fácil de tragar, de digerir y de excretar a continuación. Ese es el sistema que quieren, y no les importa lo que pase; lo que no quiere el sistema capitalista, tal como se plantea en este momento a pesar de la enorme crisis que se está viviendo, es formar ciudadanos que sean capaces de cuestionar y pensar. No necesitan un sistema así, no necesitan universidades donde los estudiantes les digan lo que han hecho mal y decidan ocuparlas, de la misma manera que no les gustan las personas que cuestionan las prioridades políticas, económicas y sociales del sistema en el que todos vivimos. Y estamos viendo un proceso, del que esto es una parte, donde la propia democracia está siendo vaciada de sentido.

En las recientes elecciones, si uno se fijaba en los debates preparados por los medios de comunicación, estos grandes debates que vigorizaban el sistema, ¿qué es lo que han vigorizado? De hecho, consiguieron que la gente saliera de casa y viniera a votar, pero si juzgas a los debates por lo que estos tres políticos decían, era más o menos, exactamente lo mismo.

Así que si tienes una elite política que en realidad no permite gente decente dentro de sus filas, ¿por qué deberían fomentar la aparición de ciudadanos educados que cuestionen, que duden, que sean escépticos, porque eso es lo que la filosofía ha sido como tradición?

Históricamente, en un pasado ya remoto, uno de los primeros grandes filósofos del mundo medieval que cuestionó las verdades divinas, en un momento en que su cuestionamiento llevaba a la muerte, fue Ibn Rushd, de Andalucía, conocido en el mundo latino como Averroes, que en el siglo XII dijo que hay una diferencia entre la verdad divina y la razón, y las dos no van juntas, y cuando un crítico le preguntó, un mulá que era crítico, si no había un alma, Ibn Rushd respondió con prudencia: «Yo creo que hay un alma, pero, ¿sabes una cosa?, no puedo probarlo.» Hablar de esta manera era fomentar el debate, la protesta, el escepticismo, y esa escuela de filosofía creó otras que desafiaron y pusieron cosas en duda, hasta que llegamos a los siglos XVIII, XIX y XX, después de la Ilustración, cuando todo esto tuvo continuidad. Así que oír ahora, en pleno siglo XXI, a una universidad que se considera a sí misma como tal, decir que no necesitamos filósofos y no necesitamos un departamento de filosofía, y que va a tener que parar porque no es rentable, porque no produce dinero, es una increíble acusación a la sociedad británica y la cultura británica de hoy. No tengan ninguna duda al respecto. [Aplausos]

Porque significa que están diciendo a los jóvenes que el mundo en el que están creciendo es un mundo que está dominado por el dinero y que eso es lo único que importa; y la realidad del asunto es que, incluso con sus propios criterios, esto no es cierto: este mundo del que hablan estalló, implosionó en 2008. Este mundo del capital zombi, este mundo del capital muerto, este mundo de la financiarización, este mundo de los derivados, este mundo de hacer dinero sobre las espaldas de los demás. Y ellos están acostumbrados a decirnos que no puede ser que el Estado preste dinero para esto o para aquello, para la salud, la educación; que ustedes tienen que conseguir patrocinios, tienen que conseguir compañías que los ayuden, tienen que venderse a las escuelas privadas y empresas. ¿Por qué? Porque no es la tarea del Estado. Pero cuando todo el sistema financiero del capitalismo se desmorona, como ahora, entonces ¿qué hace el mercado? Va de rodillas ante el Estado y le pide que lo rescate.

Un Estado que nos dice que no puede gastar más en educación, no puede gastar más en salud, no puede hacer esto o aquello, porque no hay dinero, encuentra el dinero necesario para rescatar a los bancos enfermos que deberían haber sido cerrados en la mayoría de los casos. Un Estado que encuentra miles de millones para las guerras en Iraq, en Afganistán y en otros lugares, puede encontrar miles de millones para hacer esto, y dice que no tiene dinero para la educación.

Entonces, ¿qué tenemos que decir a este Estado y a aquéllos que actúan como sus guardianes en los partidos políticos y coaliciones? Tenemos que hacer preguntas sencillas, muy sencillas:

¿Desea usted, o no, un sistema educativo adecuado en su país? ¿Desea usted una regresión a lo que solía existir a comienzos del siglo XX y la mayor parte del XIX cuando la educación, una educación adecuada, sólo era el privilegio de los ricos? ¿Desea usted volver a ese sistema, como están haciendo en otros lugares -y entonces vamos a pelear con usted? Tiene usted que decirlo porque no podemos simplemente sentarnos y no hacer nada, porque es su futuro el que está en juego, y no sólo su futuro sino el futuro de los que vendrán después, el futuro de sus hijos.

Este es un mundo consumista: sólo vamos de tiendas, vemos la televisión, vamos a los clubs…, es un parque temático, es una burbuja, no se puede vivir dentro de una burbuja durante demasiado tiempo. Tarde o temprano la burbuja estalla y muchos de ustedes, que no han pensado en esto antes de que estos filósofos de aquí fueran despedidos, deben pensar en estas cosas ahora. Porque no estamos hablando sólo de la filosofía, estamos hablando de la filosofía en un sentido más amplio, de tratar de cambiar las condiciones en las que vivimos, y que muchos, muchos filósofos han debatido, por mucho tiempo, desde Spinoza en adelante. Uno de los grandes filósofos del siglo XVII, Baruch Spinoza, desafió a la autoridad religiosa, fue expulsado de la sinagoga de Amsterdam por decir que el Antiguo Testamento es simplemente un conjunto de cuentos populares e historias de hadas, y cuya filosofía política defendía la democracia, defendía los derechos de los holandeses que estaban luchando para librarse de los españoles en su país. Fue un filósofo activo, como muchos otros después de él, Hegel, Marx… en constante comunicación con el mundo. Así que los que quieren deshacerse de la filosofía quieren deshacerse de la duda. Y sin la duda el mundo no puede seguir adelante. No es suficiente que nos convirtamos en ciudadanos, no ya ciudadanos sino simples consentidores y consentidoras, que van a votar una vez cada cinco años, tenemos que luchar por un mundo mejor.

Ahora veamos lo que ha pasado aquí y cómo podemos avanzar. Le dije a Peter Hollworth que me ha estado llamando para mantenerme informado -es un amigo que escribe para la New Left Review, de la que soy uno de los editores- (…) le dije simplemente que no podemos ganar estas batallas a escala local.

Tenemos que usar la fuerza que tenemos a nivel nacional para poner al descubierto este caso y para ayudar a otros que podrían estar en situación similar. Así que no crean que esta ocupación haya sido una pérdida de tiempo, y aquellos de ustedes que han participado en la marcha ahora, deberían sentirse orgullosos de ustedes mismos [aplausos y vítores]

Porque siempre ha sido el caso, siempre ha sido así; en un principio son pequeños grupos de personas que asumen una causa cualquiera que luchan por ella, y poco a poco van creciendo (…) y tenemos que crecer porque se trata de un movimiento que ahora es pequeño, pero no es único. Yo estaba en Zagreb, en Croacia, hace diez días, y hablé sobre lo que estaba sucediendo en Middlesex, y después muchos jóvenes se acercaron a mí y me dijeron que suena igual que lo que ocurre en Croacia. Tenemos huelgas y ocupaciones estudiantiles no para defender un departamento, sino para defender un sistema educativo. Así que le pregunté ¿por qué están en huelga? ¿por qué ocupan? Y me dijeron que era por una mejor calidad de la educación, desde las escuelas hasta las universidades. Eso es por lo que luchaban.

Por lo tanto, en primer lugar, no están solos; y en segundo lugar, este es un problema general en muchas partes del mundo en cuanto a lo que va a pasar a nuestro sistema educativo. Así que creo, y le he sugerido esto a Peter y lo digo ahora públicamente para que conste, que tenemos que convocar una conferencia nacional, una convención para la llamada a la movilización, llámenla lo que quieran [aplausos] con el fin de defender la filosofía como disciplina y defender la calidad de la educación en nuestras universidades.

De manera que tenemos que recurrir no sólo a las personas de izquierda, sino también a las de centro. Hasta los filósofos de derecha están extremadamente preocupados por lo que está ocurriendo en el sistema educativo. Tenemos que ampliar el movimiento, tenemos que unirnos a personas con la que quizás no estemos de acuerdo en muchas cosas, pero con la que estemos de acuerdo en una: que la calidad de la educación se encuentra bajo una amenaza muy seria de los gobiernos, que sostienen que no tienen dinero para la educación y que van a recortar las subvenciones, que van a recortar los centros de investigación, etc.

En este punto tengo un consejo que darles: no estoy a favor de los recortes a expensas de los pobres y en detrimento de los estudiantes, que ya tienen que encontrar dinero para pagar parte de sus honorarios en la mayoría de los casos. Estoy a favor, sin embargo, de recortar drásticamente los sueldos de los vicerrectores y decanos [grandes aplausos]; si vamos a sufrir recortes, hay que empezar por los de arriba, rebajar los sueldos de los vicerrectores a la mitad, recortar los sueldos de los decanos, recortar los sueldos de esos grupos de asesores de gestión que son contratados para decirles a los chicos cómo se debe enseñar y cuántas personas debería tener en el departamento [vítores] muchos de estos consultores de gestión debe ser despedidos de las universidades, del servicio de salud, de la BBC y de todas las demás instituciones públicas en las que proporcionan consejos-basura [grandes vítores y aplausos]

Eso podría ser un comienzo

Así que en cuanto a cómo llevar la campaña adelante, organicemos una jornada nacional en defensa de la filosofía, en defensa de una educación de calidad, tratando de unir a tantas personas como podamos. Miles de personas que se reunirán en un lugar acordado para llevar esta campaña adelante y nacionalizar la campaña, ya que, en general, estoy a favor de la nacionalización. No me gusta la desregulación, no me gusta la privatización, y esto abarca también a un movimiento de protesta que es pequeño. No debemos pensar en él como nuestra propiedad, porque lo que ustedes han estado haciendo en realidad es hablar con mucha gente que, aunque no lo saben aún, van a sufrir exactamente el mismo tipo de comportamiento por parte de las universidades faltas de efectivo.

Hagamos eso.

Y comprometámonos también a luchar por el derecho de aprender o enseñar un tema que queramos aprender. Eso es importante.

¿Por qué deberían decidir ahora cortar hoy la filosofía, y no también la literatura mañana, podemos preguntarnos? Es exactamente el mismo caso para la literatura: no es rentable. O muchas lenguas, que no son rentables, excepto las lenguas que necesitan para ir a la guerra. Y puede ya afirmarse que es lo que han estado haciendo; si se han dado cuenta, en algunos campus universitarios ya no hay departamentos de estudios árabes, ahora los llaman «estudios de seguridad» [risas], porque así es como quieren retorcer las cosas. Lo que ustedes estudian «seguridad». Deberíamos contar con estudios sobre el terror, estudios de lucha contra el terrorismo, es decir, hacer de las universidades instrumentos totales y completos del Estado y sus necesidades. Y eso hay que combatirlo.

No deseo retenerlos por demasiado tiempo, pero estaba buscando, antes de venir, un poema que pudiera leerles de uno de los filósofos poetas más grandes del siglo XX, que creo que puede significa algo para ustedes. Es un poema escrito por Bertolt Brecht, uno de los grandes dramaturgos, filósofos y poetas alemanes, y quiero decirles unas palabras sobre Brecht, en caso de que alguno de ustedes no haya oído hablar de él. Salió de Alemania y consiguió refugiarse en los Estados Unidos durante la guerra, pero se mantuvo firme y volvió. Volvió a Alemania del Este porque era comunista, pero él seguía siendo un disidente, incluso allí, luchando por lo que creía que era adecuado y correcto. Y después de que la Alemania Oriental se derrumbase y fuese unificada, algunos socialdemócratas alemanes, más cultos que sus equivalentes ingleses, veían con nerviosismo que todo lo producido en Alemania del Este iba a ser descrito como basura, y Helmut Schmidt, que había sido uno de los líderes de la socialdemocracia alemana, fue a una conferencia del partido socialdemócrata, el SPD, y les dijo a los miles de asistentes: «No descarten todo lo que los alemanes del Este hicieron. Algunos de sus cosas eran bastante buenas, y mejores que las nuestras.» Y se refirió a la música y la literatura, y en relación con Bertold Brecht dijo: «si hubiera tres pedestales en esta sala haría inscribir en ellos los nombres de Goethe, Heine y Brecht, para alentar a la gente a leer a estos poetas.»

Y ahora voy a leerles uno de sus poemas; uno que me ha servido de inspiración en el pasado:

«¡Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis

serenamente y con respeto

a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.

Quisiera que fueseis avisados y no dierais

vuestra palabra demasiado confiadamente.

Leed la historia. Ved

a ejércitos invencibles en fuga enloquecida.

Por todas partes

se derrumban fortalezas indestructibles,

y de aquella Armada innumerable al zarpar

podían contarse

las naves que volvieron.

Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible

y un barco logró llegar

al confín del mar infinito.

¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza

ante la indiscutible verdad!

¡Oh valeroso médico que cura

al enfermo ya desahuciado!

Pero la más hermosa de todas las dudas

es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza

y dejan de creer

en la fuerza de sus opresores.

¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio!

¡Cuántas víctimas costó!

¡Qué difícil fue ver

que aquello era así y no de otra forma!

Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el libro del saber.

Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras generación

de él se alimenten juzgándolo eterna verdad.

Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca.

Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas experiencias 

hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.

Y que, otro día, un hombre, gravemente,

tache el principio del libro del saber.

Instruido

por pacientes maestros, el pobre oye

que es este el mejor de los mundos, y que la gotera

del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona.

Verdaderamente, le es difícil

dudar de este mundo.

Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa en que no ha de vivir.

Pero también suda a mares el hombre que construye su propia casa.

Son los irreflexivos los que nunca dudan.

Su digestión es espléndida, su juicio infalible.

No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos.

Si llega el caso, son los hechos los que tienen que creer en ellos.

Tienen ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos

los escuchan con oídos de espía.

Frente a los irreflexivos, que nunca dudan,

están los reflexivos, que nunca actúan.

No dudan para legar a la decisión, sino

para eludir la decisión. Las cabezas

sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave

advierten contra el agua a los pasajeros de naves hundiéndose.

Bajo el hacha del asesino,

se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.

Tras observar, refunfuñando,

que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.

Su actividad consiste en vacilar.

Su frase favorita es: «No está listo para sentencia».

Por eso, si alabáis la duda,

no alabéis, naturalmente,

la duda que es desesperación.

¿De qué sirve poder dudar

a quien no puede decidirse?

Puede actuar equivocadamente

quien se contente con razones demasiado escasas,

pero quedará inactivo ante el peligro

quien necesite demasiadas.»

Muchas gracias.»

rCR