Este domingo el diario Folha de São Paulo publicó una encuesta que decía que la mayoría de los brasileños, hasta los que están en contra del gobierno de Jair Bolsonaro, no está a favor de su renuncia. Entusiasmado, el presidente retomo su ofensiva contra de ministro de Salud, Luis Henrique Mandetta. Es un conflicto que se arrastra ya hace varias semanas y refleja la posición de Bolsonaro contra el aislamiento de las personas, como recomienda la OMS y su propio ministerio, y a favor de la reapertura del comercio y el conjunto de empresas.
Mandetta defiende la posición que la misma encuesta refleja, que la gran mayoría de los brasileños privilegia la protección de la vida de las personas y no prioriza el funcionamiento de la economía, que defienden los grandes empresarios.
El lunes a la mañana Bolsonaro, después de descalificar una vez mas a Mandetta, se reunió con un auxiliar que defiende sus posiciones y que sería el nuevo ministro. Cuando todo indicaba un reemplazo, los militares lo frenaron. Así evitaron que Bolsonaro hiciera algo que colocaría en riesgo toda la política de salud que, bien o mal, defiende a los brasileños del coronavirus.
Una vez más Bolsonaro no logra concretar sus amenazas verbales. El que se preguntara quién detenta el poder hoy en Brasil se dio cuenta de que, por lo menos dentro del gobierno, son los militares y no Bolsonaro.