Comenzaremos por distinguir entre lo que son monstruos reales -monstruosidades anatómicas- y lo que vienen a ser meramente construcciones imaginarias al servicio, para amedrentar, de los intereses de diversas supersticiones o credos religiosos.
Respecto de todo eso último parece oportuno traer a colación lo puesto en boca de unos sacerdotes en la obra «Las ruinas de Palmira«, escrita por el conde de Volney, cuando exclaman: «¡Maldición, estamos perdidos, el pueblo tiene cultura!».
Según la definición incluida en el Diccionario de la R.A.E. «teratología» es «el estudio de las anomalías y monstruosidades del organismo animal o vegetal».
En nuestro caso nos limitaremos a ocuparnos de cuestiones relativas a la teratología animal.
Entre los casos estudiados por la misma destacan, por su popularidad, los llamados «siameses«.
Según una de las acepciones admitidas por la R.A.E., «Dicho de un hermano: gemelo que nace unido por alguna parte de su cuerpo».
El grado más extremo del fenómeno natural lo tendremos en el caso de las hermanas Salón (dos cabezas en un mismo cuerpo), vetadas para todo atisbo de vida normal y satisfactoria para sí y para su entorno familiar y relegadas, a lo sumo, a la triste condición de exhibición propia de las barracas de feria.
Imposible, por supuesto, en casos extremos como el ahora comentado, cualquier amago de intentar ninguna remediación quirúrgica.
Seguidamente nos ocuparemos de otros casos de siameses menos radicales.
Será el caso, en primer lugar, de los hermanos Chang y Eng Bunker, que fueron los que dieron origen al término «siameses» en este contexto, dada su nacionalidad.
Se trataba de un caso consistente en que estaban unidos por el esternón y por un cartílago y sus hígados estaban fusionados, pero a pesar de ello eran totalmente independientes entre sí.
Proseguiremos seguidamente ocupándonos de forma sucesiva de varios casos igualmente atenuados del mismo fenómeno congénito.
Será, por ejemplo, el del primer caso documentado de siameses vivientes, que se remonta al año 945 cuando llegaron a Constantinopla, desde Armenia, unos hermanos unidos cara a cara por la zona del ombligo (onfalópagos), que vivían exhibiéndose.
Entre los casos de gemelos unidos más antiguos conocidos se encuentran las hermanas isquiópagas Mary y Eliza Chulkhurst (o Chalkhurst), comúnmente conocidas como las muchachas de Biddenden que fueron unas siamesas inglesas presuntamente nacidas en Biddenden, Kent, en el año 1100.
Habrían estado unidas por un hombro y por la cadera y habrían vivido hasta los 34 años de edad.
Tendremos también el caso de las hermanas gemelas húngaras nacidas en Szony, en 1701, que se hallaban unidas por la espalda (región lumbar) y que tenían el ano y la vagina en común.
Gemelas pigópagas que vivieron 22 años y que fueron los primeros siameses en exhibirse en Europa.
En el polo opuesto al del caso de las hermanas Salón tendremos el caso representado en un bajorrelieve en la iglesia de la Scala, que representa a unos gemelos florentinos nacidos en el siglo XIV, con dos cabezas y tres extremidades inferiores y superiores.
Irónicamente podría haberse dicho de ellos «que se trataba de un grupo familiar muy unido».
El grado y origen de la duplicación determina el tipo de gemelos siameses y varía en un rango que va desde aquellos que sólo están conectados por una fina membrana hasta 2 o más individuos más o menos formados completamente, con un solo tronco y duplicación, o bien de la cabeza o sólo de la parte caudal del cuerpo.
Se clasifican según la región anatómica que los une: los toracópagos y xifópagos son los más frecuentes y representan alrededor del 75 % de los gemelos unidos, le siguen los pigópagos, los isquiópagos y los craneópagos.
Se han propuesto numerosas clasificaciones para su estudio que fundamentalmente se relacionan con el sitio de la unión.
En el año 1926 Seammon formuló una clasificación completa de los tipos existentes.
Utilizando esta y la escrita por Wilder en 1904, Potter elaboró una clasificación ampliada y corregida vigente aún en la actualidad.
Los gemelos unidos simétricamente se clasifican en:
– Toracópagos, xifópagos o esternópagos (73-75 %): Conexión de la región esternal o cerca de ella, con los individuos situados cara a cara.
La anatomía interna es variable, habitualmente tienen órganos separados, excepto el hígado.
– Pigópagos (18-19 %): Conexión por la espalda, usualmente por la pelvis, con sacro y cóccix comunes y los tubos digestivos que acaban en un ano y un recto en común.
Con frecuencia existen malformaciones genito-urinarias.
– Isquiópagos (6 %): Conexión a nivel de la pelvis inferior, cuerpos fusionados en la región pélvica hasta el ombligo. Por encima los cuerpos están separados y son normales.
– Craneópagos (1-2 %): Por lo general se hallan unidos por la parte media de la cabeza, casi siempre los cerebros están separados o sólo ligeramente fusionados.
Siameses asimétricos
En el caso de los gemelos unidos de manera asimétrica, uno de ellos es más pequeño y depende del otro (relación parásito-huésped).
El más pequeño, generalmente incompleto, llega a actuar como una especie de parásito del primero.
Es el caso de los llamados fetus in fetu.
Otros gemelos siameses de cuya existencia se cuenta con un registro se relacionan a continuación.
Los hermanos Scottish (1460-1488 aprox.) nacieron cerca de Glasgow y muy niños fueron trasladados a la corte de Jaime III de Escocia, donde fueron educados y vivieron hasta su muerte, con 28 años de edad. Eran gemelos dicefálicos parápagos dibraquios, que aparentaban ser una única persona bicéfala.
Chang y Eng, nacieron en Siam (actualmente Tailandia) en 1811, unidos por una banda del final del esternón hasta a casi el ombligo (xifópagos), siendo los primeros siameses famosos internacionalmente.
El término «siamés» procede de Siam, nombre antiguo del país en el que nacieron.
Giacomo y Giovanni Battista Tocci, gemelos dicefálicos parápagos tetrabraquios, nacidos en Italia, que se exhibieron a finales del siglo XIX, con gran éxito, en Europa y en los EE. UU.
Radica y Doodica, nacidas en Orissa, India, en 1883 y separadas con éxito en 1902.
Lucio y Simplicio Godino (1908-1936), gemelos filipinos, pigópagos. Los siameses pigópagos masculinos son muy poco comunes.
Daisy y Violeta Hilton (1908-1969), gemelas pigópagas, inglesas, que trabajaron desde niñas en freaks shows y vodeviles y que actuaron en la película de culto de Tod Browning Freaks (La parada de los monstruos, del año 1932).
Masha y Dasha Krivoshliápova (1950-2003) gemelas rusas isquiópagas.
Lori y George (anteriormente conocida como Reba, nacida Dori) siamesas craneópagas, nacidas el 18 de septiembre del año 1961, en Reading, Pensilvania.
Ladan y Laleh Bijani, nacidas en Irán, en el año 1974, unidas por la cabeza.
El 8 de julio de 2003 fueron intervenidas para ser separadas, pero ambas fallecieron como consecuencia de dicha intervención quirúrgica.
Katie y Eilish Holton, de Kildare, Irlanda, nacidas en 1988.
Nacieron en un solo cuerpo, al igual que también ocurriría después con Abigail y Brittany Hensel.
Katie murió pocos días después de la separación, en el año 1992.
Abigail y Brittany Hensel, nacidas el 7 de marzo de 1990 en el Condado de Carver, Minnesota, Estados Unidos. No han sido separadas, por ser un caso de bicefalia, gemelas dicefálicas parápagas dibraquias.
Iesha y Teisha Turner, nacidas el 19 de abril de 1991.
Ram y Laxman, en 1992 exitosamente separados, en Guntur, India.
José Patricio y Marcelo Antonio Fuentes, nacidos en Chile el 2 de octubre de 1992, unidos por su abdomen, con los corazones pegados y compartiendo el hígado.
Anjali y Geetanjali, exitosamente separadas en Guntur, India, en el año 1993.
Rekha y Surekha, igualmente separadas con éxito, también en Guntur, India, en el año 1998.
Shawna y Janelle Roderick, separadas el 31 de mayo de 1967, en el Loma Linda Children’s Hospital.
Ganga y Jamuna Shrestha, nacidas en Nepal, en el año 2000, unidas por el cráneo.
Ahmed y Mohamed Ibrahim, siameses egipcios nacidos el 2 de junio de 2001 en la localidad de Qus, a 800 km al sur de El Cairo, que nacieron unidos por el cráneo.
Tamara e Isidora Ulloa, nacidas en Chile el 7 de agosto de 2002 unidas por el tórax y el abdomen.
Constanza y Emily Zambra, que nacieron en Chile el 17 de mayo del año 2007, compartiendo el hígado y el intestino.
Sus corazones estaban separados, pero funcionaban como uno solo al tener el mismo ritmo cardíaco.
Fallecieron tres días después de su nacimiento por un fallo multi-sistémico, siendo sepultadas en la ciudad de Copiapó.
Hannah Yineth y Hannah Yaneth, que nacieron en Panamá en agosto del año 2009, compartiendo el hígado.
María Paz y María José, que nacieron el 3 de febrero de 2011, en Villarrica, Chile, con problemas cardíacos derivados de su condición de hermanas siamesas.
En Pará, Brasil, una mujer llamada María de Nazaré, dio a luz a dos gemelos (Emanoel y Jesús), con dos cabezas y un solo torso.
Murieron en julio de 2012. Los médicos descartaron separarlos debido a que ambos cerebros se encontraban funcionando independientemente, de forma no coordinada.
En Maracaibo, Venezuela, nacieron María de los Ángeles y María Gracia el 15 de enero del año 2012, unidas a la altura del tórax y el estómago, fueron alumbradas por medio de una cesárea normal.
Se estudió la posibilidad de separarlas, pero se sospechaba la existencia de un solo corazón.
Fallecieron el 6 de octubre del año 2016 debido a complicaciones respiratorias ocasionadas, en efecto, por compartir el mismo corazón.
En la clínica 35 del Instituto Mexicano del Seguro Social de Chihuahua, México, nacieron gemelos de dos cabezas y un solo torso el 7 de enero del año 2017. Fallecieron al día siguiente de haber nacido.
En todos estos casos cabe hacerse la misma pregunta: la compatibilidad de tales situaciones, con los atributos convencionalmente asignados al concepto de «Dios», como un ser superior, creador del Universo, y al que así se le vienen a reconocer, como características definitorias, su omnipresencia, su poder sin límites, su infinita sabiduría, incluso con dotes adivinatorias sobre el futuro todavía no acontecido y su infinita bondad.
Como quiera que, manifiestamente, la realidad evidenciada por la vida y existencia de tales seres humanos, tarados desde su nacimiento por tan graves padecimientos teratológicos, es radicalmente incompatible con los susodichos atributos divinos, lo lógico y coherente es concluir… que tal ente divino es inexistente, haciendo uso, en dicho razonamiento, del principio de economía de supuestos, también llamado «navaja de Ockham».