A falta de argumentos, que insistir en ello sería por mi parte tan ingenuo como suponérselos, andan los puñeteros de puñetas, desbocados y sin frenos, reiterando bufidos y exabruptos. Son lo que son, hijos de… su tiempo. La paz los desespera. Y es que han sido tantos los años en que la han venido negando, […]
A falta de argumentos, que insistir en ello sería por mi parte tan ingenuo como suponérselos, andan los puñeteros de puñetas, desbocados y sin frenos, reiterando bufidos y exabruptos. Son lo que son, hijos de… su tiempo.
La paz los desespera. Y es que han sido tantos los años en que la han venido negando, en los que la han venido mintiendo que, de improviso, encontrarla de nuevo, otra vez delante de su asombro, otra vez posible, los desespera.
«Esos extranjeros no tienen ni puñetera idea del tipo de conflicto que se ha vivido en el País Vasco… Esos extranjeros vienen pensando que están en Irlanda o en Sudáfrica, cuando realmente no tienen ni puñetera idea… Aquí no ha faltado la paz sino que ha faltado la libertad…Los demócratas no hemos necesitado conferencia alguna para derrotar al terrorismo… Se diga lo que se diga, la democracia ha triunfado sobre el terrorismo… Unos han puesto los terroristas y otros las víctimas… Debe haber vencedores y vencidos… No enreden con la palabra paz… Esa conferencia es un insulto a las víctimas y a la democracia… Lo que hace falta es que ETA se rinda y pida perdón…Es una aberración…»
La condenaron a la pena de olvido para que la memoria no la encontrara nunca, la mantuvieron aislada en celdas de castigo para que libre no volviera a la calle, la prostituyeron hasta la náusea de manera que nadie aprobara su virtud… por eso los desespera que, a pesar de ellos, otra vez sea posible la paz, y por eso la ira, las coces, los denuestos, porque a falta de argumentos sólo les quedan las puñetas, esas en las que son y están.