Mientras millones de brasileños se preparaban para el carnaval, la mayor fiesta popular del país, el presidente Bolsonaro disparaba una medida provisional, la 873, del 1 de marzo de 2019, que representa otro ataque al sindicalismo, como ya había anunciado durante la campaña. El primero de esos ataques fue la desaparición de la Magistratura de […]
Ahora, a partir de esa medida las contribuciones sindicales ya no podrán ser hechas como hasta ahora, mediante el descuento de la cuota sindical en la nómina; conforme a la nueva medida, a partir de ahora el sindicato tendrá que mandar un boleto al trabajador y será el trabajador quien tendrá que acudir al banco a pagar. Para los sindicatos eso supondrá más gastos, pues tendrán que crear sistemas informatizados para la emisión de los boletos bancarios o cobranza electrónica y necesitarán contratar servicios de cobro con los bancos para que los boletos ingresen a la compensación nacional a fin de recoger los pagos en agencias bancarias y cajeros automáticos. Sin embargo, la medida será buena para los bancos, que como se sabe cobran elevadas comisiones por prestar esos servicios.
Asimismo, de acuerdo con la medida, aunque el trabajador autorice el descuento y los convenios colectivos reconozcan esa cláusula, el cobro no podrá hacerse sobre la nómina. Lo que termina siendo una paradoja, pues la reforma laboral que fue aprobada dice que vale lo negociado y no lo que está en la ley. Y ahora, viene una ley que dice que lo que se negocia no vale. Un tremendo lío.
De cualquier forma, para los sindicatos esto puede representar una caída significativa de los ingresos, ya que siempre fue más cómodo para el trabajador tener el descuento directo en la nómina, lo que también garantizaba que la contribución llegase puntualmente a la cuenta del sindicato; sin embargo, con esta medida el trabajador tendrá que esperar a recibir el boleto y luego hacer el movimiento de ir hasta un cajero o una sucursal bancaria o hacer la domiciliación en la cuenta para pagar la mensualidad.
Parece poco, pero no lo es; de hecho, es muy probable que algunos sindicatos se vean asfixiados por la falta de recepción de las contribuciones, ya sea por olvido, ya sea porque hay otras prioridades para el trabajador. Por otra parte, esta medida también puede tener un efecto beneficioso. Sin la comodidad de recibir la contribución sin trabas, los sindicatos tendrán de retomar el contacto cuerpo a cuerpo con los trabajadores y eso puede revertir en más politización de los trabajadores. No en vano, hubo un tiempo en que las cosas eran así y el pago tenía que ser hecho en el sindicato. Esto hace que la relación se estreche y el trabajador se queda más cerca de la entidad.
Según el IBGE, en 2017 sólo el 14% de los trabajadores con empleos formales estaban sindicalizados y ese número venía en caída desde 2012. Para los investigadores la caída puede estar relacionada con la disminución del número de empleos formales, pero también puede significar que los trabajadores no creen en la fuerza de los sindicatos que, en cierto modo, estuvieron bastante domesticados en los últimos años. Sin embargo, hubo movimiento y lucha.
El Dieese divulgó el número de huelgas en 2017, 1.566, un volumen 25% menor que en 2016. No hay todavía datos del año pasado, aunque es probable que quede en esa media. La mayor parte de las huelgas fueron en el sector público (52%), pero el sector privado fue el responsable del 47%, lo que es bastante significativo.
Ahora, con la reforma laboral ya consolidada es muy probable que el número de trabajadores en empleos formales -hoy 36 millones- disminuya aún más, haciendo la acción de los sindicatos mucho más desafiante. Es la hora de hacer brotar de nuevo la creatividad y la combatividad. Los trabajadores se enfrentan a pérdidas profundas y pueden perder aún más con las nuevas reformas en curso. Lo que queda es la lucha.
La mayor central de trabajadores de Brasil, la CUT, analizó la medida como «absurda, antidemocrática e inconstitucional», señalando que tiene por objetivo «retirarle a las entidades que legítimamente representan a la clase trabajadora los recursos que aún les quedan tras la infame reforma laboral. Creen que, de esta forma, minarán nuestra organización y fuerza para enfrentar esa propuesta de reforma de la Seguridad Social que mantiene privilegios y empobrece al trabajador «.
De acuerdo con la central, la Medida Provisional ataca frontalmente el párrafo IV del artículo 8 de la Constitución federal, que establece de manera explícita: «[…] la Asamblea General fijará la contribución que, tratándose de categoría profesional, será descontada de la nómina, para el sostenimiento del sistema confederativo de la representación sindical respectiva, independientemente de la contribución prevista en la ley».
El argumento de la CUT, que busca ampararse en la ley, muestra que buena parte de la batalla debe ser dada en los tribunales, lo que es desalentador, ya que en los últimos años, la ley parece haber adquirido una flexibilidad mucho mayor, siempre favoreciendo a los gobernantes de turno.
Pero, aun así, el presidente de la entidad, Vagner Freitas, en un documento distribuido a todos los sindicatos el sábado 2, anima a la unidad y a la lucha, recordando que todas las conquistas de los trabajadores se lograron luchando en las las calles. Según la CUT, las entidades sindicales, que ya están construyendo un frente unitario para oponerse a la reforma de la Seguridad Social, no dejarán al gobierno sin respuesta.
Terminada la fiesta el miércoles, el año comienza. Y, a juzgar por el movimiento del carruaje, será muy movido. Además, también está ahí la reforma de las pensiones, una pérdida tan grande para los trabajadores que obligará a los sindicatos a que reaccionen dando una batalla a la altura del combate.