La periodista francesa Angèle Savino vivió en Venezuela durante trece años, tiempo durante el cual siguió de cerca el conflicto entre los Yukpa y los grandes terratenientes. «Después de que Chávez decidió entregar la tierra a los Yukpa, los asesinatos se encadenaron» -me confía. Convencida de que en Venezuela, la lucha de los indígenas por la tierra es también la de los campesinos, Angela Savino ha madurado durante mucho tiempo la idea de hacer un documental que rinda homenaje a estos hombres y mujeres asesinados impunemente. Este benéfico documental se titula Hau Yuru. Ella nos cuenta más en esta entrevista.
Alex Anfruns: Para hacer tu película has elegido como protagonistas a la Sierra de Perijá -en la frontera colombo-venezolana- y a la comunidad indígena de los Yukpa que siempre ha vivido allí. ¿Cuál es su relación con esta geografía y sus habitantes?
Angèle Savino: Es casi una historia de amor con esta comunidad yukpa, de Chaktapa en la Sierra de Perijá. Los conocí hace exactamente diez años en un viaje que hice con estudiantes de la Universidad Bolivariana en esa región. Yo era periodista de radio, sólo tenía una pequeña grabadora de audio y una cámara, y quería entender un poquito sobre la complejidad del conflicto en la región. Había trabajado mucho como corresponsal de prensa durante la mediación de Hugo Chávez para alcanzar la paz en Colombia. Como resultado, quise entender más profundamente el conflicto colombiano y sus efectos indirectos en la frontera. Ya llevaba varios años trabajando con los indígenas, primero en Chile con los mapuches, luego con los indígenas de México en Oaxaca que tenían un proyecto de radio comunitaria y que luego fueron encarcelados… Para tratar de obtener su liberación, acompañé a unos activistas al Parlamento Europeo en Bruselas, etc. Ya estaba muy involucrada en la lucha de los indígenas por su territorio y sus derechos.
Así que fui con un grupo a la región de la Sierra de Perijá, después de haber estado muy marcada por una conferencia en la Universidad Bolivariana; el título era «El conflicto contado por mujeres». En ese momento me impresionó mucho el testimonio de la esposa de Sabino Romero, su hija, otras mujeres líderesas en esta comunidad… y decidí hacer aquel viaje.
Allí los conocí, y sucedió algo mágico: mi apellido es Savino y descubrí que había un jefe indígena rebelde llamado Sabino. Hubo algo muy fuerte que ocurrió en aquel momento. Los acompañé en su actividad militante hasta el encarcelamiento de Sabino Romero, había hecho un reportaje para Radio France Internationale porque yo estaba trabajando allí en aquel momento.
Alex Anfruns: Se sabe que en 1999 la Constitución venezolana otorgó por primera vez derechos a las comunidades indígenas. Basándose en su experiencia al lado de los Yukpa, ¿diría que son respetados?
Angèle Savino: Al tratar de entender este tema, me di cuenta de que en Venezuela se hablaba mucho de derechos indígenas reconocidos; Chávez había sido una voz para el reconocimiento de los derechos indígenas, eso ayudó a darles visibilidad…. pero tenía la impresión de que todo no era tan sencillo. Ya había estado en la región de los Pemones y me di cuenta de que la cuestión de la demarcación de las tierras de los indígenas era compleja.
Cuando Sabino Romero salió de la cárcel, Chávez se dio cuenta de que él también tenía las manos un poco atadas en relación a este problema de la tierra porque hay mucho interés en los recursos mineros en esta región, especialmente el carbón. Chávez, que ya estaba enfermo en 2011, decidió entregar la tierra a los yukpa. Fue a partir de ese momento que los asesinatos se sucedieron. Sabino Romero fue el primero en ser atacado, por supuesto. En abril de 2012, había escapado de un intento de asesinato, luego vino a Caracas y allí lo entrevisté. Decidí hacer una película sobre él, estuvo de acuerdo.
A finales de 2012 se produjo otro hecho: después de la reelección de Chávez, la transferencia de tierras no había progresado. Puede que Chávez lo haya ordenado, pero hubo alianzas entre el ex ministro de los pueblos indígenas y burócratas vinculados al poder de los terratenientes y las empresas mineras multinacionales, que bloquearon la situación.
Angèle Savino: Sí, fue el discurso de Chávez conocido como el «golpe de timón», con la consigna «comuna o nada», el 20 de octubre de 2012. Durante sus catorce años en el poder, Chávez habló mucho sobre el problema indígena, pero durante esta autocrítica volvió a tratarlo. Su discurso tuvo lugar justo después de un enfrentamiento entre los propietarios y los yukpa, en un terreno que les iba a ser entregado. Zenaida, la hija de Sabino, había sido herida.
Después de eso, la enfermedad de Chávez dio a los asesinos de Sabino una oportunidad inimaginable para actuar con mucha facilidad, ya que había recibido protección del Estado, pero al mismo tiempo muchas decisiones se centraban en Chávez. Cuando Sabino estuvo en la televisión, después de años de censura, quizás sintió que con esa cobertura mediática finalmente había sido escuchado y que tenía menos necesidad de protegerse a sí mismo.
Fue asesinado poco después, durante la elección de los nuevos caciques. Se opuso a la elección de uno de esos grupos de caciques, que estaba vinculado a los terratenientes para defender sus intereses. Fue el 3 de marzo de 2013, dos días antes de la muerte de Chávez (la emoción interrumpe temporalmente esta conversación, NdR).
Alex Anfruns: Entendemos que esta desaparición fue lo que le ha empujado a seguir la documentación de este conflicto…
Angèle Savino: Exactamente. Después de ese momento tan difícil, decidí volver allí. Entonces sucedió algo muy fuerte: me di cuenta de que esas mujeres, que siempre me habían acompañado, eran las protagonistas de este silencio. Siempre habían estado presentes. Como Sabino ya no iba a poder hablar, me dirigí a las mujeres. Fui a la Sierra, hice algunas entrevistas en mayo de 2013 y poco a poco se me ocurrió la idea de hacer una película para contar la historia del viaje de las mujeres Yukpa, quienes recordarán los momentos clave de sus vidas.
Este viaje comenzará en la Sierra de Perijá, en el lugar donde nació Lucía Romero, la esposa de Sabino Romero. Es a la vez un regreso a las raíces, pero si la película comienza allí, es también porque esas montañas no son el lugar donde vivían originalmente los Yukpa, sino adonde fueron empujados por los terratenientes que se apoderaron de las tierras fértiles.
Esta mujer contará su infancia, su encuentro con Sabino, su historia de amor y después el descenso a las tierras bajas. Ella viajará allí con otras cuatro mujeres: Anita, la prima de Sabino Romero, que también luchó duro por los derechos de los yukpa. Ella es el cacique de otra comunidad; Kuse. Cuatro de sus hijos fueron asesinados, uno de ellos antes de la muerte de Sabino, quien había estado en prisión con él. También está Ana María, que es la hija de Anita. Y luego Guillermina, la hija de Sabino Romero, testigo del asesinato de su abuelo en 2008, el Atancha José Manuel Romero. Y un último personaje que se ha añadido recientemente, Marys, que también es hija de Anita. Inicialmente, ella no estaba en el guión y luego se impuso, ya que fue víctima de un secuestro en noviembre de 2018. Fue torturada durante una semana y salvada in extremis de la muerte.
Alex Anfruns: ¿Es decir que las persecuciones contra esta comunidad siguen en curso?
Angèle Savino: Sí, la situación actual relacionada con la crisis económica ha llevado a un aumento en el tráfico de ganado hacia Colombia. Es un lugar de paso y el conflicto sigue siendo muy fuerte. Esto vuelve la situación bastante compleja si queremos entender lo que ha ocurrido más recientemente…
Alex Anfruns: Las empresas mineras están presentes en esta región fronteriza, tanto en Colombia como en Venezuela. ¿Puede profundizar en su impacto en la región?
Angèle Savino: La Sierra de Perijá es un área geográfica situada al final del Cerrejón colombiano, que es la mayor mina de carbón a cielo abierto de América Latina y una de las más grandes del mundo. Esta zona contiene carbón de alta calidad, que se vende más caro, pero no sólo hay carbón. Como explicó Sabino, también hay oro, uranio, cal y petró leo, por supuesto. Obviamente, hay muchos intereses en juego.
Se dice que Chávez nació del «Caracazo». Bueno, Sabino Romero nació de un encuentro con un activista ambiental llamado Lusbi Portillo que fundó la ONG Homo et Natura, la cual fue criminalizada por parte del gobierno durante años. Fue acusada de ser una pantalla de la CIA, etc. Eso eran pamplinas. Este encuentro entre Sabino y Portillo fue un momento muy fuerte, Portillo era profesor en la universidad y ayudó en la lucha contra la minería del carbón, que había comenzado con los Wayuu del norte de la Sierra de Perijá. En la zona cercana a la Guajira hay dos minas de carbón a cielo abierto que han destruido completamente la zona y los Wayuu han sido diezmados. Ha habido muchas enfermedades relacionadas con la minería del carbón, con el desplazamiento de las poblaciones, por supuesto. Esto marcó a Sabino Romero, quien se dijo a sí mismo: «No quiero que esto le ocurra a mi comunidad». Esta historia es también una toma de conciencia de los indígenas y en particular de Sabino Romero, que fue un caso excepcional.
Lo cierto es que es una región muy rica en recursos mineros y, además, forma parte del eje IIRSA (Infraestructura para la Integración de América Latina). Es un enorme proyecto del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, que planea construir carreteras y autopistas fluviales en toda América Latina. Esta es una de las razones del conflicto TIPNIS (Territorio Indio y Parque Nacional Isiboro-Secure en español, NdR) en Bolivia. El propio Chávez firmó esta convención en el año 2000 en Canadá. Acababa de ser elegido presidente, no pudo hacer otra cosa porque en todo caso era algo tan grande que no podía permitirse oponerse, y tampoco le acompañaban otros presidentes, ¡el ALBA no existía! Este eje IIRSA afecta tanto a Colombia como a Venezuela.
Alex Anfruns : Y precisamente, ¿cómo va la relación entre esas empresas y el Estado venezolano?
Angèle Savino: Cuando descubrí este conflicto en 2009, había algo muy especial al respecto. Los indígenas habían logrado llegar a un acuerdo con los terratenientes. La Asociación de Ganaderos dijo: «Está bien que conserven parte de su tierra, pero necesitamos que paguen una compensación: durante años hemos producido en esta tierra, etc.» Entonces esto lastimó al poder de alguna manera.
Incluso le pregunté a Chávez: «¿Puede la demarcación de la tierra y el pago de una indemnización resolver el conflicto en la Sierra de Perijá? Y él me respondió con toda razón: «Si tenemos que pagar una compensación, lo haremos en algunos casos, pero no debemos olvidar que los propietarios tienen que irse, porque ellos son los únicos quienes se han apropiado de las tierras de los indígenas, no somos nosotros». Suena bien en palabras, pero de hecho es más complicado. Chávez siempre decía «Los indios primero». El segundo es el estado y el tercero los que llegaron después: los ganaderos, los campesinos desplazados de Colombia, los Wayuu también … De modo que es una situación compleja.
Una de las posibilidades de demarcar la tierra de los indígenas y de ahí evitar la explotación futura de los recursos minerales era pagar estas indemnizaciones a los agricultores en el contexto de la demarcación de las tierras. Aquí es donde ocurrió el conflicto. Ya existía una «burguesía revolucionaria», que desafortunadamente es cada vez más visible en este momento en Venezuela. El propio Ministro de Agricultura usa este término, y enfurece a los campesinos que están siendo desalojados de sus tierras por los terratenientes en complicidad con algunos gobernadores. Porque el conflicto de los indígenas y los campesinos es el mismo. Hace unos días, se celebró el aniversario de la Marcha campesina admirable de 2018, y la situación es la misma o peor: 25 campesinos fueron asesinados en un año y más de 300 desde 2001.
Dos meses después del asesinato de Sabino Romero, el Estado finalmente pagó la compensación de las tierras de Chaktapa. Pero las de Kuse todavía no han sido demarcadas hasta ahora. Los terratenientes se ven a sí mismos como los legítimos dueños de estas tierras, persiguen y asesinan a los Yukpa con impunidad. Con respecto al tema de los recursos minerales, existe una complicidad entre ciertos miembros del gobierno, los militares, los terratenientes y los paramilitares, por supuesto. Es una zona de no derechos. Los recursos naturales son muy atractivos.
Para volver al tema de este conflicto y especialmente el caso de Marys, ella fue secuestrada y torturada por un terrateniente que quería recuperar su tierra. En 2008, su madre recibió un crédito de Chávez para criar vacas y hacer queso. El terrateniente pagó a Yukpas para que hubiera un conflicto dentro de este grupo étnico, así como también a guerrilleros. Después de su secuestro, Marys fue recibida por el vice fiscal del país, el Ministerio de Educación, el Ministro de Comunas, el ex vicepresidente Elias Jaua también lo recibió…Fue muy apoyada por las instituciones de la Revolución que quieren que cese la impunidad; pero la cuestión más urgente hoy es establecer un diálogo de paz entre los propios Yukpa. Los que se benefician de este conflicto son los terratenientes, y les gusta verlos matarse entre ellos. Y los Yukpa son caribes, son guerreros, son muy conflictivos. Esta mesa de negociación debe establecerse, como en el caso de la guerra en Colombia, y debe haber una demarcación de las tierras indígenas para que no se puedan explotar los recursos naturales. Depende de la buena voluntad del presidente Nicolás Maduro.
Alex Anfruns : Desde el 30 de julio de 2017, hay una Asamblea Constituyente, cuyo objetivo es mejorar la Constitución de 1999. También hay una Ministra del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, Aloha Nuñez. ¿Cuál es su impresión de los debates que tienen lugar en este proceso constituyente?
Angèle Savino : Es bastante complicado, Aloha Núñez ha recibido a Marys Fernández, la última víctima de este conflicto. Pero las instituciones no están presentes en el terreno. El mensaje no llega a su destino. Cuando el hijo de Sabino Romero y su madre regresan a la Gobernación de Maracaibo, son ignorados. Los activistas en Caracas tienen una red de apoyo en las instituciones para acoger a estas mujeres organizadas en la asociación Oripanto Oayapo Tuonde (mujeres para la defensa del territorio) y es en este contexto como logran ser recibidas. La última vez, ella vino con todos los testigos de su secuestro para declarar frente al Ministerio Público, en Caracas, porque la fiscalia de Machiques está completamente corrompida por los terratenientes que tienen un verdadero poder en esta región. Esas conexiones también existen en Maracaibo Es complicado, hay que moverse constantemente para obtener justicia.
Lo que le pedimos hoy a Aloha Nuñez es que facilite este diálogo. Porque hoy hay divisiones entre los Yukpa. Y estas divisiones están vinculadas al hecho de que los terratenientes forman sus grupos de indigenas que defienden a sus opresores.
Alex Anfruns : Para construir la historia de tu película, te dejas guiar por estas mujeres yukpa. En tu opinión, la transmisión de una voz colectiva y femenina es capaz de traer algo que no se ha visto ni escuchado hasta ahora?
Angèle Savino: Así es, es exactamente eso. Lucía es una mujer increíble, es una luchadora. La película podría ser sobre ella, pero elegí un colectivo de mujeres porque creo que no es la única mujer que lucha. A pesar de ser la esposa de Sabino, Lucía nunca ha estado detrás de él, es una mujer con un carácter muy fuerte, quien por cierto no habla muy bien español. En mi rodaje le pediré que cuente su historia en lengua yukpa, porque es obvio que no es la misma manera de contarla. Las voces de las mujeres son esenciales: tienen una forma diferente de contar el conflicto, porque como mujeres con hijos, llevan la vida dentro de ellas. Son también sus hijos los que podrán continuar la lucha de Sabino Romero.
Además, si hablamos en el contexto más general de la Revolución Bolivariana, donde las mujeres blancas, negras, indias, campesinas y obreras se han apropiado del poder… Creo que han aprendido a decirse a sí mismas: «Nosotros también podemos hablar, nosotros también podemos luchar por nuestra tierra». Es cierto que Lucía, Anita y Carmen son mujeres llenas de una fuerza que deja sin aliento. ¡Cuatro de sus hijos han sido asesinados y siguen en pie! Tienen una mirada femenina especial: son madres, son hijas, son viudas. Guillermina es una mujer que perdió dos maridos asesinados, Ana María tenía tres hermanos asesinados. Ellas son los que continúan, porque no hay más hombres en estas tierras. Su palabra es muy importante.
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