La moda es una de las puntas más visibles del gran iceberg llamado sociedad occidental, pues a través de su estudio y comprensión podemos descubrir algunas de las estructuras fundamentales que desembocan en un tipo particular de cultura que pretende universalizarse. ¿Cuál es el papel de la moda en nuestra sociedad? ¿Por qué su discusión […]
La moda es una de las puntas más visibles del gran iceberg llamado sociedad occidental, pues a través de su estudio y comprensión podemos descubrir algunas de las estructuras fundamentales que desembocan en un tipo particular de cultura que pretende universalizarse. ¿Cuál es el papel de la moda en nuestra sociedad? ¿Por qué su discusión es relevante?
La moda no es un fenómeno aislado sino un fenómenos colectivo, un fenómeno social, y en cuanto tal, nos incumbe a todos. El progresivo avance de la sociedad humana ha logrado superar en gran medida el uso de las cosas para la satisfacción primaria de las necesidades y las ha revestido de ciertas añadiduras, de ciertos valores agregados que condicionan y modifican la satisfacción, y que liberados de su estricto uso o utilidad, proponen su propia valoración del mundo. Si esto es cierto, el gusto se modificaría de acuerdo a caprichos de un sistema de objetos que dictaminaría a nivel de lo simbólico, los valores éticos y estéticos hegemónicos de acuerdo a condiciones muy particulares de la sociedad capitalista. Por ello Baudrillard dirá que la moda es un sistema de objetos, y Bourdieu que se trata de una estructura de relaciones objetivas que determinan la forma final de las representaciones.
Los objetos en definitiva tienen una significación dentro de nuestra sociedad, un valor que cada vez más se vuelve más importante tanto en la esfera de la producción, como de consumo: el valor de signo. Los objetos no solo aplacan una necesidad sino que son signos que establecen nuestra identidad, cuestión que está ligada con la posesión de cierto capital cultural. Los objetos pasan a ser objetos de diferencia y la moda un tipo de articulación de signos y sentidos que viabilizan la reproducción social de las diferencias. La apropiación de la novedad concretizada en determinados objetos no solo reflejaría la reproducción de las distinciones, sino que su motivación no está en crear objetos ideales sino en crear signos ideales vinculados a la hegemonía y el poder. La moda en definitiva es una forma de ver la vida y de autoreferenciarse a partir de un tendencia que debiera interesarnos a quién beneficia. Sus valores van normalizando un conjunto de acciones cuyo resultado más interesante es esa suerte de vene ración por los objetos, a lo cual el dinosaurio Marx, denominó como fetichismo de la mercancía, y lo explicaba diciendo que en la sociedad capitalista los vínculos de producción entre los individuos no se establecen de manera directa, sino a través del intercambio de cosas en el mercado, encubriendo una relación de explotación del capital sobre el trabajo puesto que los poseedores pueden poseer a los desposeídos y hacerles realizar objetos que luego les son vendidos para satisfacer sus propias necesidades, objetos que a su vez dictaminan el valor de lo bello y lo bueno perpetuando el paradigma mismo de una sociedad inequitativa.
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