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Los wakawakaleaks

Fuentes: Rebelión

La información siempre ha sido importante para la política y para la misma vida social. Saber de antemano qué armas tenía el enemigo y las debilidades de sus enemigos siempre fue una herramienta útil para ganar las guerras. Se dice, incluso, que los grandes negocios mafiosos de las empresas imperiales se fundan, en una economía […]

La información siempre ha sido importante para la política y para la misma vida social. Saber de antemano qué armas tenía el enemigo y las debilidades de sus enemigos siempre fue una herramienta útil para ganar las guerras. Se dice, incluso, que los grandes negocios mafiosos de las empresas imperiales se fundan, en una economía capitalista, en gran parte, por los detalles que se conocen del clima, de las decisiones de los gobiernos y de hasta las preferencias sexuales de sus propietarios. Pero si esta relación entre política, información y sociedad no es nueva, ¿por qué hoy llama tanto la atención el fenómeno wikileaks ?, ¿qué tiene de novedoso que se muestre lo que todos sabemos?: los políticos y los gobiernos representan sus intereses y los de sus financistas, y su propia supervivencia.

Cuando se comenzó a saber de la información ultrasecreta de las ocultas relaciones entre los Estados y sus políticos, ocurrió lo mismo que con los grandes inventos. Se creo una expectativa y optimismo sobre el uso democratizador y de emancipación, una esperanza renovada de grandes transformaciones. Pensemos, por ejemplo, en el internet (palabra que no entiendo por qué debe ir con mayúscula según mi computadora… como «Dios»). En los años noventa se dijo que eso acercaría a las gentes con independencia de las fronteras, la geografía, los idiomas y las culturas; que democratizaríamos las comunicaciones, puesto que no necesitaríamos del Estados ni de nadie para comunicarnos con otros directamente; que nadie podría programar nuestras vidas, sino que su planeamiento, expresiones y preferencias podrían ser libremente explotadas por los individuos. Sin embargo, hoy vemos que, al igual que la televisión y la radio, el «Internet» (ahora con mayúsculas, para darle gusto a microsoft -¡también con mayúscula! Esto es el colmo… Por suerte pude ponerle comillas a mi gusto…), son medios de masa centralizados y con canales de manipulación cultural y política, con el único de fin de promover la sociedad global del consumo y de mercado.

En medio de esto, existen centros de censura que deciden qué se puede ver y cuál es la cultura y pensamiento adecuados, con un agravante: saben cuáles son nuestras preferencias, gustos, debilidades, pensamiento, amistades, nexos políticos, etc. ¿No lo creen? Pues miren lo que pasa en China y cuba, donde Google (con mayúscula para molestarle a Bill Gates ), paladín de la «nueva democracia informática», bloquea información que esos gobiernos creen nocivas. Lo mismo ocurre en países como Kirguistán y Uzbequistán que tienen gobiernos autocráticos pero sin recursos, por lo cual no son objeto de las cruzadas modernas de los países detentadores de la nueva moral global. ¿Qué tal si a «google» se le ocurre dar la información personal a los Estados centrales para «facilitar» el apartheid simulado en sus políticas migratorias?, ¿autorregulación de los medios?, ¿quién cree en esa basura?

Wikileaks apareció en el escenario político mundial como una esperanza de resistencia contrahegemónica, de ser la voz de los que no la han tenido nunca en contra del poder brutal de los de siempre. No obstante, Asange , acusado simuladamente de acoso sexual por los poderosos, decidió liberar esta información a los medios tradicionales y servir a los intereses del mismo orden mundial. Por eso, aparecen en manos de los medios corruptos y satélites de las élites latinoamericanas numerosos cables que son utilizados para desprestigiar toda forma y gobiernos de resistencia al imperio y a sus políticas de neocolonialismo, que serán, sin duda, estratégicamente utilizados para influir en nuestros procesos políticos y de transformación social. Con esta actuación, nos encontramos que los wikileaks (con minúsculas por ahora), con el permiso de Shakira , se convirtieron en wakawakaleaks .

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.