Manuel Sacristán y Louis Althusser fueron filósofos europeos de la segunda posguerra. No vivieron personalmente los grandes ascensos revolucionarios de 1917 (Rusia) ni de 1945-1949 (China y Yugoslavia).
Tampoco alcanzaron a presenciar el colapso del régimen soviético ni la consolidación internacional del neoliberalismo (aunque sí sus primeros pasos). Vivieron, escribieron y lucharon en Europa, en un momento en el que –con excepción del ‘68– el empuje revolucionario se hallaba sobre todo en otras geografías: Asia, África y América Latina. Cabe preguntarse: ¿qué relevancia podría tener hoy su pensamiento para la cultura revolucionaria?
Como se podrá apreciar a lo largo de este libro, su producción intelectual no estuvo separada de su condición de militantes políticos. La escisión, incluso esquizofrénica entre producción académica y literatura política que hoy señorea descaradamente, les era por completo ajena. Althusser llegó a concebir a la filosofía como “lucha de clases en la teoría”. Sacristán fue siempre mucho más cauto. Pero ambos buscaron que el hiato entre rigor intelectual y compromiso político fuera lo más angosto posible e incluso inexistente. En buena medida lo consiguieron: sus obras están allí, como modelos posibles del compromiso conjunto con la verdad y con la revolución, tal como ellos lo entendieron.
La obra de Althusser ha conocido un nuevo amanecer en los últimos años. Abundan las prolijas investigaciones académicas, concentradas especialmente en sus escritos tardíos y póstumos. Pero la recuperación académica de sus escritos tiende en muchos casos a esterilizarlos políticamente. A excepción de España, Sacristán es prácticamente un desconocido. Luego de muchos años al fin fue traducido al inglés recientemente, pero su difusión y su recepción es todavía muy limitada [1].
Aunque no alcanzaron a conocer el mundo posterior a la caída del Muro de Berlín, sí fueron capaces de elaborar agudas interpretaciones y críticas del movimiento comunista, e incluso prever mucho de lo que sucedería años después, como el ascenso del neoliberalismo, la importancia de los llamados “nuevos movimientos sociales” y, en el caso de Sacristán, la importancia que cobraría la cuestión ecológica. Las reflexiones e investigaciones de Sacristán en el campo de la ecología fueron precursoras, desarrollando tempranamente una perspectiva ecosocialista o comunista ecológica. Con dos puntos hoy escasamente relevantes en los movimientos ecologistas militantes: la vinculación de la problemática ecológica con las clases sociales, y la apuesta por un ecologismo científicamente informado (cuando hoy en día abundan diferentes formas de ecologismo romántico). Y por supuesto, nunca separó el ecologismo de la revolución. Por su parte, diversas elaboraciones de Althusser, especialmente sus posiciones críticas respecto del rol del Partido Comunista francés en la política de su país, así como sus reflexiones sobre las relaciones entre filosofía y política, resultan más productivas de lo que supieron reconocer muchos de sus críticos.
Tanto Althusser como Sacristán fueron aguda y amargamente conscientes de la situación de derrota en la que se hallaba la clase trabajadora, y en la que se hallaría por un prolongado período, a comienzos de los ‘80. A su manera, buscaron preparar a las generaciones futuras para la “larga travesía en el desierto” que se vendría, señalando que la situación era desfavorable pero que el marxismo debía anclarse en la lucha de clases, por más elemental que fuera.
El capitalismo actual atraviesa una crisis de magnitud. Pero en muchos aspectos, todavía estamos en esa travesía (aunque la imagen del desierto podría ser reemplazada por la de unas aguas turbulentas). Pero para alcanzar el oasis (o la tierra firme) de la revolución, el marxismo filosóficamente riguroso, de vocación científica, políticamente comprometido y de intencionalidad revolucionaria de estos dos pensadores parece más pertinente que otras tradiciones menos combativas (como la derivada de la escuela de Frankfurt) hoy mucho más en boga.
Después de la crisis del 2008, el marxismo recuperó autoridad en el plano de la explicación de las contradicciones económicas del capitalismo, enfáticamente multiplicadas por la nueva crisis mundial que estamos viviendo en la actualidad. El “mapa de las teorías críticas”, como lo llamó Razmig Keucheyan [2], se comienza a reconfigurar con una mejor relación de fuerzas para el marxismo, frente a teorías que habían dado por superada tanto la problemática de la crisis del capitalismo como la de la lucha de clases. Ambas cuestiones son hoy una realidad innegable, más aún con el desarrollo del reciente movimiento de masas en Estados Unidos, impensado hasta hace muy poco tiempo. Sin embargo, esto no significa un efecto directo en el plano de la recomposición política de la izquierda. Allí está planteada una batalla política e ideológica, así como un trabajo cotidiano de inserción y desarrollo de las luchas de la clase trabajadora y los sectores populares.
Volver a discutir críticamente las obras de Althusser y Sacristán es parte de ese trabajo de recomposición.
Este libro se compone de tres capítulos. Los dos primeros exponen, incluyendo comentarios críticos, las respectivas obras de Althusser y Sacristán. El tercero aborda la comparación entre sus posiciones en torno a importantes problemas del marxismo como son la concepción de ciencia, la dialéctica, sus respectivas lecturas del pensamiento de Gramsci (muy influyente, de manera disímil, en ambos) y la cuestión del comunismo y la estrategia política. Originalmente, habíamos pensado titular este libro Althusser vs. Sacristán. Pero en la medida en que fuimos avanzando en la discusión y la elaboración, nos dimos cuenta de que el “versus” no era del todo adecuado para calificar las relaciones entre los pensamientos teóricos de los autores. Como podrán apreciar quienes lean las páginas que siguen, las reflexiones de Althusser y Sacristán, con todas sus diferencias, no siempre fueron contrapuestas sino, por el contrario, en muchos casos plantearon respuestas parecidas a problemas del marxismo, en cuyo tratamiento ambos consumieron una buena parte de sus energías.
Este libro es también producto de una colaboración intelectual y política entre los autores, que lleva varios años y que comenzó en realidad desde un área mayor de divergencias que la que ambos reconocemos en la actualidad. Desde debates públicos escritos y orales, pasando por la realización en común de distintos seminarios en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue, debates sobe los libros escritos por cada uno y un largo etcétera; hace años que venimos desarrollando una serie de intercambios teóricos y políticos, en el marco de compartir la experiencia del Frente de Izquierda y de los Trabajadores desde 2011. En el caso de Ariel, con una militancia social y política no encuadrada partidariamente desde los ‘90. En el de Juan, con una militancia de más de dos décadas en el Partido de los Trabajadores Socialistas. No obstante el camino recorrido previamente, no dejó de ser un desafío la elaboración en común de este libro, que requirió un proceso de discusión e intercambio bastante intenso, en el que intentamos llegar lo más posible a una visión común de los distintos problemas, sin hacer concesiones en aquellas cuestiones en que no acordamos. Pensamos que lo logramos en los principales temas de los que trata el texto. Corresponderá a lectoras y lectores evaluar si el resultado del esfuerzo fue congruente. En cualquier caso, consideramos la salida de este libro como un logro del trabajo compartido durante todos estos años, así como una confirmación de que la orientación de un marxismo militante interesado en el desarrollo de los debates teóricos –más allá de ciertos tabiques impuestos por la costumbre de cada tradición– no solo es acertada, sino cada vez más necesaria.
Queremos agradecer a Emilio Albamonte, Andrea Barriga, Martín Cortés, Marina Garrisi, G. M. Goshgarian, Sebastián Gómez, Ricardo Laleff Ilieff, Fernando Lizárraga, Salvador López Arnal, Warren Montag, Yazmín Muñoz Sad, Natalia Romé, Joseph Serrano, Panagiotis Sotiris, Marcelo Starcenbaum y Jean Baptiste Thomas, quienes nos ayudaron de diversas maneras, desde el impulso a escribir en común, pasando por el aporte de materiales a los que de otra forma no hubiéramos podido acceder, hasta los intercambios de opiniones sobre temas tratados en este libro y la lectura y comentario crítico del texto en borrador. Por supuesto que no puede atribuírseles ninguna responsabilidad por las debilidades que pueda presentar este libro. Por último, nuestro agradecimiento a Rossana Cortez y Laura Salmena por el trabajo de corrección de estilo y a todo el equipo de Ediciones IPS, sin quienes la publicación de este trabajo no hubiera sido posible.