La vicepresidente de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, ha dicho que espera que Fidel Castro se muera cuanto antes. Es, según ella, el único modo de que haya un cambio en Cuba. Antes de responder con el corazón, es mejor que analicemos fríamente esa afirmación y su trascendencia. La dirigente del Partido Popular español […]
La vicepresidente de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, ha dicho que espera que Fidel Castro se muera cuanto antes. Es, según ella, el único modo de que haya un cambio en Cuba.
Antes de responder con el corazón, es mejor que analicemos fríamente esa afirmación y su trascendencia. La dirigente del Partido Popular español aclara que no se refiere a que lo maten, sino a que se muera simplemente.
Eso es lo primero que me resulta peculiar. Desear que alguien se muera, pero no que lo maten. No lo entiendo mucho, una vez deseada la muerte de alguien por la supuesta liberación que su desaparición supondría para la humanidad, lo de menos es cómo muriese. A no ser que lo que le preocupe a la católica Loyola de Palacio sea el destino infernal del posible asesino. Pero supongo que la normativa vaticana tampoco será muy complaciente con los que desean la muerte de alguien.
También es preocupante que la dirigente europea piense que es ese el modo de que se produzcan los cambios en los países, con la muerte -casual por supuesto- de los dirigente non gratos. Y no por los deseos de un pueblo.
La razón de Loyola de Palacio es que Fidel Castro «es un dictador siniestro que tiene muchos muertos y torturados a sus espaldas, y que ha sometido a la isla a una situación imposible». Independiente de lo que algunos pensemos sobre Fidel Castro, no entiendo por qué Loyola de Palacio no ha presentado una lista con el saudí rey Fahd, Mohamed VI de Marruecos y así hasta el centenar de dictadores que gobiernan en la actualidad y que debería desear su muerte. Es paradójico que ella misma critique que la izquierda española diferencie entre dictaduras buenas y dictaduras malas, para a continuación desear la muerte sólo de los «dictadores» que garantizan salud y educación a sus ciudadanos.
Me temo que ella no está pensando ni en la necesaria muerte de dictadores, ni muchos menos en las condiciones de vida del pueblo cubano. Loyola de Palacio lo que desea es la muerte de los que tienen un modelo de sociedad diferente al suyo. Y eso, tiene un nombre, fascismo.