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Luis María Ansón, ¿el cortesano bocazas?

Fuentes: Rebelión

Habrá referéndum, pero no el que imaginamos. Es lo que deducimos de las declaraciones de Luis María Ansón -fundador de La Razón y monárquico furibundo- el pasado 2 de junio de 2014 ante las cámaras de La Sexta: «Lo que es necesario es hacer una reforma constitucional, la cual termina en un referéndum.» «Mire usted, […]

Habrá referéndum, pero no el que imaginamos.

Es lo que deducimos de las declaraciones de Luis María Ansón -fundador de La Razón y monárquico furibundo- el pasado 2 de junio de 2014 ante las cámaras de La Sexta:

«Lo que es necesario es hacer una reforma constitucional, la cual termina en un referéndum.»

«Mire usted, nosotros hicimos una operación, que fue La Transición, que fue una operación desde el punto de vista político magistral, que asombró al mundo (…) Esa operación no hemos sido capaces de transmitirla a las nuevas generaciones y hoy la realidad es que las nuevas generaciones, la juventud de 45 años para abajo se sienten al 70% indiferentes en relación al sistema, al 30% están indignados y casi al 100% están asqueados.»

«La única manera de integrar a las nuevas generaciones en el sistema es hacer una reforma constitucional de fondo (…) Si esa reforma constitucional se pone en marcha y se lleva adelante, termina en un referéndum nacional en el que todos los españoles, incluidos los catalanes, ejercen su derecho a decidir.»

«En ese referéndum final el pueblo dirá si está de acuerdo con la monarquía o si no está de acuerdo (…) En todo caso, el futuro español no es el que vaya a definir Felipe VI, aunque pueda contribuir a él, sino el que defina el pueblo español y esas nuevas generaciones que no han sido suficientemente atendidas y que se sienten divorciadas del sistema.» [1]

Caben dos posibilidades:

a) Que a Luis María Ansón se le haya ido la pinza.

b) Que se nos esté viniendo encima otra operación política, urdida en palacio, en forma de «segunda transición».

Resulta sencillo imaginar el guión:

1. PP y PSOE pactan una reforma constitucional «modernizadora».

2. La reforma incluye un acuerdo de tipo federalizante con el nacionalismo conservador de Cataluña y País Vasco.

3. Le lavan la cara a la monarquía: se elimina la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión y se establece la «transparencia» de sus cuentas.

4. Consigue apoyos de grupos minoritarios y de sus votantes mediante una leve apertura del sistema electoral.

5. Al afectar al Título II (sobre la Corona) la reforma pasa por un referéndum vinculante.

6. Se vota y gana la reforma.

7. Otros 40 años de monarquía.

¿Por qué estoy tan seguro de que las fuerzas monárquicas ganarían un referéndum de este tipo? Pues porque obligaría a los ciudadanos a elegir entre dos opciones:

1. El voto por el Sí, que significaría renovación institucional, federalismo y pacificación del conflicto soberanista.

2. El voto por el No, que significaría el mantenimiento de la constitución de 1978 en su estado actual.

Los paralelismos con el proceso de 1977-1978 son asombrosos:

1. Los ciudadanos de 1977 no fueron conscientes de que elegían unas cortes constituyentes. Los de 2011 tampoco.

2. Los ciudadanos de 1978 no pudieron elegir entre monarquía o república. Los de 2015 tampoco.

En definitiva, si las palabras de Luis María Ansón corresponden a un plan premeditado, nos aguarda una celada a la vuelta de la esquina.

Las esperanzas de una ruptura con el régimen del 78 se cifran en:

a) Que las cortes se renueven antes de cualquier tipo de reforma constitucional. Esta es una exigencia fundamental.

b) Que en esa hipotética elección de cortes constituyentes las formaciones políticas rupturistas avancen hacia una nueva mayoría, para lo cual será imprescindible crear un frente común.

c) 
Que no nos traicionen los líderes.

¿Estaríamos en condiciones de dar esta batalla?

Nota

[1] https://www.youtube.com/watch?v=ravjIHSLyeE

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.