En este artículo la autora analiza el resultado del grupo de trabajo Lula-Biden en materia ambiental elaborado el 10 de enero de 2023.
Una decepción se llevó el presidente brasileño Lula da Silva en su visita a Washington, donde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden solo ofreció 9,5 millones de dólares para la cooperación ambiental en la región de la Amazonia, cifra que contrasta con los 20 mil millones dados a Ucrania para financiar la guerra
Según Folha de Sao Paulo, los negociadores brasileños definieron como «decepcionante» esa cifra, dada la importancia ambiental que el gobierno de Lula le quiere imprimir a su gestión y a las expectativas de que Estados Unidos pasaría a formar parte del Fondo Amazonia. Incluso la vergonzosa cifra no fue incluida en el comunicado conjunto entre ambos países.
La cifra considerada por Washington es inferior a la ofrecida por Alemania, de 200 millones de euros (unos 219 millones de dólares), para acciones ambientales en general, y también es mucho menos que lo ofrecido por Noruega al gobierno de Lula.
El encuentro entre ambos presidentes duró cerca de 50 minutos. Tras el encuentro a solas, hubo una reunión de una hora con los gabinetes de ambos lados, donde se lanzó la propuesta de los nueve millones de dólares para la Amazonía.
Guerra sí ¿Medioambiente no?
Lula tampoco pudo hacer prevalecer el tratamiento de la guerra en Ucrania en el comunicado final. En la versión preliminar, no se condenaba directamente a Rusia por el conflicto y se mencionaba una cooperación entre Brasil y Estados Unidos «en cuestiones regionales y globales como el conflicto en Europa del Este«.
Ambos presidentes lamentaron la violación de la integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia y la anexión de parte de su territorio como violaciones flagrantes del derecho internacional y llaman a una paz justa y duradera, dice el texto final.
Sin dudas, los dos países mostraron sus posiciones divergentes en relación con la guerra, donde se discutieron los efectos de la guerra en la seguridad energética y alimentaria. Y se habló de crear un club de países para buscar la paz en el conflicto Ucrania-Rusia.
El pedido que llevaba Lula a Estados Unidos por la Amazonía fue acompañado por grupos indígenas, ecologistas y de la sociedad civil, a través de una carta abierta a Lula y Biden en la que insisten en que la protección de la Amazonia y la lucha contra el cambio climático «solo es posible con derechos humanos y combatiendo el racismo ambiental«.
«Las crisis ambientales y las amenazas de golpe de Estado van de la mano» en Brasil debido a que «las mismas fuerzas y actores que financiaron acciones terroristas (…) también son responsables de la deforestación, la invasión de territorios indígenas y la minería ilegal«, dice el texto, refiriéndose a la asonada golpista del 8 de enero y la política de Bolsonaro.
En un comunicado conjunto se destacó que «como parte de los esfuerzos para combatir la crisis climática, los Estados Unidos destacó la intención de trabajar con el Congreso para dar recursos destinados a programas de protección y conservación de la Amazonía brasileña, incluyendo un apoyo inicial al Fondo Amazonía, y aprovechar inversiones muy importantes en la región«.
Sin embargo, los demócratas no manejan el Parlamento, y los diputados republicanos, que han apoyado al ultraderechista Jair Bolsonaro, se muestran contrarios a realizar ese tipo de erogaciones. Los seguidores del ex presidente Donald Trump siguen en el camino negacionista del calentamiento global y sus consecuencias.
La crisis climática es uno de los ítems importantes que el gobierno de Lula quería tratar en su visita a la Casa Blanca. Cuando el presidente brasileño habló con la prensa después de su encuentro con Biden, reveló que habían conversado sobre la posibilidad de que países ricos, como Estados Unidos, ayuden a preservar el ecosistema en las naciones de América del Sur, como el Amazonas en Brasil.
Durante su campaña electoral y al asumir el gobierno, Lula, líder del Partido de los Trabajadores, prometió acabar con la deforestación de la Amazonia hacia 2030, después del pobre desempeño de Brasil en la materia durante el mandato de Bolsonaro. En solo el primer mes de su mandato, en enero cayó un 61% la deforestación en relación con el mismo periodo de 2022, según datos oficiales.
El Fondo Amazonia
Este Fondo es un mecanismo financiero multilateral creado en 2008 y gestionado por Brasil para la lucha contra la deforestación. Tiene como objetivo principal incentivar la protección de la Amazonía y el desarrollo sustentable de la región, algo que se vio muy deteriorado por Jair Bolsonaro, cuya política ambiental hizo peligrar la continuidad del mecanismo de cooperación internacional que más recursos aportó para reducir los gases de efecto invernadero por la deforestación.
Noruega, el principal donante, había congelado las ayudas para proyectos de conservación del Amazonas por 30 millones de euros, cuando Bolsonaro cambió de manera unilateral al equipo directivo. También Alemania, el otro patrocinador importante, había suspendido los recursos.
Los funcionarios brasileños confían en que la administración de Biden muestre un mayor compromiso, durante la visita a Brasil –a fin de mes- de John Kerry, el enviado especial para el clima que tiene Estados Unidos
El gobierno brasileño quedó más aliviado con los inversores privados. La fundación Bezos Earth Found -del multimillonario Jeff Bezos-, Rainforest Trust, Andes Amazon Fund/Wyss Foundation y la International Conservation Found of Canada, con quienes se mantuvieron encuentros durante la visita de Lula a Washington.
Por otro lado, Biden y Lula acordaron en la reunión bilateral aumentar las reuniones del Grupo de Trabajo de Alto Nivel Brasil-Estados Unidos para el Cambio Climático, un órgano con representantes de ambos países que fue creado en 2015 para discutir la política ambiental.
Juraima Almeida es investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.