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Lula reconstruye la hegemonía de la izquierda brasileña

Fuentes: Rebelión [Imagen: Manifestación en la Avenida Paulista el 29 de mayo. Créditos: Rede Brasil Atual, tomada de Jacobinlat]

En este artículo el autor sostiene que Lula es el líder que debe dirigir la reunificación de la izquierda brasileña, condición fundamental para ganar las elecciones y frenar la deriva autoritaria y el neoliberalismo económico.


El momento más importante de la historia política brasileña hasta ahora fue el gobierno de Lula, en el que la izquierda tuvo la posibilidad, por primera vez, de gobernar Brasil y comenzar a poner en práctica el proyecto que tiene para el país. El hecho de que Lula dejara el gobierno con un 87% de apoyo -a pesar de tener un 80% de referencias negativas en los medios-, demostró que, también por primera vez, la izquierda había logrado ser hegemónica en Brasil.

¿Qué significó esto? Que había puesto en práctica un proyecto de gobierno para el país en su conjunto, incorporando prácticamente a todos los sectores sociales, privilegiando a los más necesitados, a los más pobres, que eran, con mucho, los que más mejoraron sus condiciones de vida. Esto, en un marco nacional e integrando a todos los sectores comprometidos con el desarrollo económico y la distribución del ingreso, eje fundamental de las políticas del gobierno y razón central de su éxito.

El discurso de Lula ganó el consenso nacional. Nadie podía oponerse a un modelo de desarrollo que hacía crecer la economía a la vez que distribuía los ingresos y generaba empleo. Además, nunca la imagen de Brasil había sido tan positiva en el mundo y nunca un líder político brasileño había sido tan respetado en el mundo, llegando a ser un líder político y estadista de renombre mundial.

Para implementar estas políticas, Lula organizó un bloque de fuerzas políticas y sociales, de carácter antineoliberal, con hegemonía de izquierda. Aun con el eje de la economía en el capital financiero, logró imponer la reanudación de las inversiones productivas en la economía, con expansión del mercado interno de masas, en el que el Nordeste y el mercado de consumo popular en general, jugaron un papel central.

En sus contactos, reiniciados en Brasilia, pasando por Río de Janeiro y continuados en el Noreste, Lula trabaja para recomponer el amplio bloque de fuerzas anti-bolsonaristas, que le permitan ser elegido y poner en práctica una política de rescate de la democracia, de reanudación del desarrollo económico y de políticas sociales para la distribución del ingreso.

Los contactos que desarrolla Lula van encaminados a la unidad de la izquierda, el fortalecimiento de los movimientos sociales -tanto los tradicionales como los de los nuevos líderes comunitarios en la periferia de las grandes ciudades-, y el establecimiento de alianzas con todos los sectores democráticos y anti-bolsonaristas.

Por primera vez, la izquierda es la fuerza predominante, a través del liderazgo de Lula y el PT, para comandar una transición democrática. Las fuerzas que reúne Lula están todas en contra de Bolsonaro, en contra de su régimen autoritario y, en principio, a favor de la restauración democrática.

Además, todas las organizaciones de izquierda que se reúnen en torno a Lula son antineoliberales. Se oponen al modelo imperante todavía en el mundo, que privilegia el capital financiero, la especulación financiera, las privatizaciones y la prioridad de los ajustes fiscales. Son partidarios de priorizar las políticas sociales, retomar el crecimiento económico basado en el capital productivo, ampliar el mercado interno para el consumo de masas y políticas de distribución del ingreso y de combate a las desigualdades.

Solo un bloque amplio podrá conseguir la derrota de Bolsonaro y su bloque de gobierno, entre los que el ejército juega un papel clave. Solo la fuerza del bloque de izquierda hará posible la redemocratización de Brasil, condición principal para lograr la superación de las políticas económicas neoliberales.