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Manual de tonterías sobre la inflación en Venezuela

Fuentes: celag.org

Me han llamado hasta «primitivo» por afirmar que la inflación no se puede explicar en exclusividad por la creación del dinero. Lo vuelvo a repetir para aquellos que no quieren escuchar ni leer: la masa monetaria influye en el nivel de precios, pero eso no significa que sea la única variable determinante. Nadie niega que […]

Me han llamado hasta «primitivo» por afirmar que la inflación no se puede explicar en exclusividad por la creación del dinero. Lo vuelvo a repetir para aquellos que no quieren escuchar ni leer: la masa monetaria influye en el nivel de precios, pero eso no significa que sea la única variable determinante.

Nadie niega que los precios en Venezuela sean un problema. Precisamente por ello, esta cuestión no puede ser tratada con tanta frivolidad. La conformación de precios es un problema infinitamente más complejo que una relación unívoca entre dos variables. Los precios no caen del cielo ni se determinan en ningún software matemático. La famosa mano invisible no existe. Cada precio tiene su razón de ser.

En Venezuela, desde hace varias décadas, la inflación se constituyó como un componente estructural de la economía. La inflación promedio anual en el periodo 1989-1998 fue de 52,45%. Con la llegada del chavismo, este valor se redujo significativamente, con la excepción de los últimos años. En el periodo 1999-2012, el crecimiento promedio anual de los precios fue del 22%. Fue a partir del año 2013 cuando esta tendencia a la baja desapareció. Los precios volvieron a crecer a mayor velocidad. La inflación trepó al 56,2% en el año 2013; 68,5% en el 2014; 180,9% en el 2015.

Para algunos neoliberales de manual (monetarista) todo se debe a que el chavismo usa demasiado la maquinita para imprimir bolívares. ¿Es eso verdad?, ¿es todo culpa de la emisión monetaria? No. Definitivamente no. No todo se debe al aumento de los agregados monetarios. Numéricamente es muy sencillo demostrarlo. Observemos algunos casos para darnos rápidamente cuenta de que no hay relación directa entre lo uno y lo otro. Es cierto que en el año 2015 la inflación fue elevada (180,9%) y el crecimiento de la emisión monetaria también (100,66%). Sin embargo, esto no siempre fue así. Miremos el año 2006: con mayor velocidad de creación de dinero (104,34%), la inflación fue relativamente baja (17%). O veamos el año 1996, antes del chavismo, la inflación del 103% se alcanzó con un crecimiento de la masa monetaria del 55%. Se mire por donde se mire, no hay relación simplista entre precios y dinero en circulación.

Y, además, podemos encontrar infinitos ejemplos en el mundo que ponen de manifiesto que no es cierto que la masa monetaria sea la única causante de la inflación. En Argentina, en el lapso 2007-2013, las tensiones inflacionarias fueron constantemente independientes del crecimiento de la base monetaria. En Estados Unidos, entre 2008-2012, la emisión monetaria fue de casi el 160% y el índice de precios no sobrepasó el 10,3% en ese periodo. En Reino Unido; hubo periodos de emisión alrededor del 200% y los precios crecieron en 16,4%. En Brasil; con expansión monetaria del 123%, los precios crecieron el 27,6%. En la Unión Europea, luego de una emisión sin parangón, por ejemplo 1,6 billones de euros en un año y medio, la inflación sigue por debajo del 2%. Como se puede observar, la determinación de los precios es mucho más compleja que una ecuación reduccionista en base al dinero en circulación.

El otro gran mantra es echarles la culpa directamente a los trabajadores. ¿Será verdad que el incremento salarial es el causante de la inflación como dice el manual de tonterías del neoliberalismo? Tampoco. Absolutamente falso. Y mucho menos para el caso venezolano. Los incrementos salariales llevados a cabo por la Revolución Bolivariana en este último periodo de tiempo han ido detrás de los precios. Han corrido tras la inflación para que no hubiera pérdida del poder adquisitivo. Esta espiral tiene una determinada secuencia: primero, el incremento de precios, luego, las subidas salariales. Decir lo contrario es, además de falso, muy injusto porque sería culpabilizar al trabajador del incremento de los precios. Lo que lleva implícito el intento de aplicar la receta neoliberal: bajar salarios para bajar demanda, y, por tanto, lograr controlar la inflación.

Visto lo visto, en Venezuela, para entender la inflación habrá que recurrir a otro tipo de análisis económico, mucho más integral. Aquí seis puntos fundamentales.

  1. Lo primero y principal, es considerar que la inflación es el resultado de una puja distributiva. Detrás de cada incremento de precio, hay quién obtiene mayor margen de ganancia al mismo tiempo que otro sufre pérdida de poder adquisitivo. Si el consumidor necesita un bien, lo pagará hasta donde le permita su salario. Hay bienes que dejarán de ser consumidos, pero otros no. Los bienes necesarios, que no tienen sustitutos, son los que más pesan en el cálculo de la inflación. Son los que más afectan a los bolsillos de los ciudadanos.
  2. Sin lugar a dudas, el coste de producción es una variable fundamental. Ningún precio puede estar por debajo del coste de su producción para el empresario. Esto es algo lógico. Pero esto no significa que el coste de producción pueda ser considerado como una caja negra en la que todo vale. Constantemente hay una inflación de los costes que suele trasladarse al precio final sin razón alguna. En Venezuela, con datos en la mano, existen dos partidas llamadas Costes de Prestación de Servicios y Otros Costes de Venta, que no necesitan justificación, que representan en torno al 25% del total de los costes de producción.
  3. Otro asunto fundamental, olvidado por el Manual de tonterías sobre la inflación en Venezuela, es la influencia que tiene la estructura oligopólica de la oferta sobre la conformación de precios. Son pocas (y grandes) empresas privadas las que tienen un fuerte poder de mercado para fijar precios. Su posición dominante les permite vender un producto a precio excesivo. No hay competencia suficiente para poner en riesgo tal precio abusivo. O lo compras a ese precio o no lo encuentras. La concentración empresarial además de ser injusta es altamente ineficaz en materia de precios.
  4. Y no podemos olvidar el papel de las importaciones en los precios en una economía fuertemente dependiente del exterior. Lo paradójico es que mientras la economía mundial está en una etapa de precios bajos, a Venezuela llegan los productos importados a precios inflados. ¿A qué se debe? Los precios de transferencia tienen la respuesta. Se importa a precios por encima de los marcadores de referencia internacional. De eso, solo se benefician los comisionistas e intermediarios, pero perjudican sobremanera a la población venezolana.
  5. La distribución también tiene mucho que decir en esta problemática. Las cadenas distributivas son grandes formadoras de precios. Se injertan como actor fundamental en las cadenas de valor e incrementan el precio muy por encima de sus verdaderos costes. Apenas generan valor agregado pero sí son responsables del 40% del incremento de los precios. Este fenómeno está aún poco estudiado por la economía convencional a pesar que los distribuidores son importantes agentes económicos con grandes márgenes de ganancia (que se traducen en pérdidas adquisitivas para la ciudadanía).
  6. Y por último, pero no por ello menos importante, el Manual de tonterías sobre la inflación en Venezuela tampoco presta ninguna atención al comportamiento de un marcador ilegal, fijado desde Alabama (Estados Unidos), que sube como la espuma sin ningún criterio económico. El Dólar Today creció en casi 1.500 puntos en menos de dos meses. Esta conducta no obedece a ningún cambio en las variables macroeconómicas del país. Tampoco se corresponde con la evolución del valor del tipo de cambio implícito (relación de bolívares en circulación y las reservas), que ha permanecido estable en estos últimos meses (en torno a 450 Bolívares/Dólar). Solamente podemos encontrar razones políticas tras estos saltos sin razón económica aparente. Este indicador sirve como excusa para que unos pocos grandes empresarios, marquen precios altos a pesar que el Dólar Today afecte únicamente al 5% de las transacciones económicas en el país. Es decir, se utiliza para fijar precios para la gran mayoría de compras, pero está presente en un porcentaje marginal de las operaciones realizadas cotidianamente. Una verdadera estafa que se usa como tractor inflacionario en Venezuela para desestabilizar la economía del país.

En definitiva, la inflación tiene múltiples raíces. No todo se debe a la emisión monetaria, ni a los salarios ni a la inversión social. Tampoco toda la culpa la tiene el Dólar Today, aunque últimamente haya ganado protagonismo. Los precios se forman a partir de un entramado complejo de variables que interactúan en un escenario en el que existen correlaciones de fuerzas económicas; y donde siempre hay intereses políticos. Por tanto, para entender la inflación lo mejor es tirar a la basura cuanto antes ese Manual de Tonterías sobre la inflación en Venezuela.

Fuente: http://www.celag.org/manual-de-tonterias-sobre-la-inflacion-en-venezuela/