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Entrevista a Guillermo Almeyra, columnista internacional de "La Jornada" sobre las elecciones en Brasil

«Marina Silva apareció con casi el 50% de la intención de voto, pero se ha ido desinflando»

Fuentes: Rebelión

-Mario Hernandez (MH): Logramos sin contratiempos la comunicación prevista con Guillermo Almeyra. Le comentaba a los oyentes que íbamos a abordar la primera vuelta de las próximas elecciones en Brasil el 5 de octubre donde un accidente de aviación pareció cambiar el panorama electoral, me estoy refiriendo al fallecimiento de Eduardo Campos, ex gobernador de […]

-Mario Hernandez (MH): Logramos sin contratiempos la comunicación prevista con Guillermo Almeyra. Le comentaba a los oyentes que íbamos a abordar la primera vuelta de las próximas elecciones en Brasil el 5 de octubre donde un accidente de aviación pareció cambiar el panorama electoral, me estoy refiriendo al fallecimiento de Eduardo Campos, ex gobernador de Pernambuco y candidato a presidente por el Partido Socialista Brasilero (PSB), que al ser reemplazado por Marina Silva provocó, por lo menos durante un par de semanas, un tembladeral político en las filas del PT. 

-Guillermo Almeyra (GA): La reelección de Dilma Rousseff era un hecho, Campos tenía el 10% de intención de voto y Aécio Neves, el hombre de la derecha y la gran finanza un poco más, pero entre ambos no amenazaban a Dilma.

Campos llevó como candidata a vicepresidente a Marina Silva, evangelista, mulata, ex obrera rural, que había luchado junto a Chico Mendes, ex ministra del PT y que había conseguido un 20% de votos en las pasadas elecciones presidenciales.

La muerte inesperada de Campos provocó una sensación de expectativa en sectores que no pensaban votar por Dilma ni por ningún candidato y Marina Silva apareció por un par de semanas con casi hasta el 50% de intención de voto, pero se ha ido desinflando por el hecho concreto de que es una mujer muy contradictoria, que tiene puntos programáticos totalmente opuestos entre sí, por ejemplo, la privatización del Banco Central y la disminución del papel del Estado en la economía y, al mismo tiempo, la protesta contra las grandes transnacionales sojeras y el negocio agrícola. Es decir, da un golpe para la derecha y otro para la izquierda.

Marina Silva fue perdiendo votos y Dilma Rousseff tuvo que izquierdizarse para enfrentarla empezando a hablar de cosas mucho más concretas para la gente planteando que las conquistas estaban en peligro y recuperó posiciones. Incluso es probable que el domingo gane en la primera vuelta si consigue pasar del 40% que tiene ahora al 45% porque en Brasil solo se cuentan los votos válidos, ni los votos en blanco ni los nulos, entonces la proporción daría para ganar en la primera vuelta.

Esto ha desatado una campaña desesperada de la derecha económica de todo tipo que ya estaba esperando el triunfo de Marina y ve que se le va de las manos y que quería un cambio de política financiera, con respecto a los bancos, en la orientación de la economía y, sobre todo, en la privatización de Petrobras como hicieron en México con PEMEX.

Muchos que no pensaban votar o no hacerlo por el PT, ahora se concentran sobre él y otros que estaban decididos a abstenerse, votar en blanco, dispersar el voto u optaron en un primer momento por Marina, lo están pensando dos veces porque advierten que podrían salir de Guatemala para meterse en Guatepeor.

 

Está en juego hacia dónde va el eje de los llamados gobiernos «progresistas»

 

-MH: También en Uruguay ha crecido la intención de voto a favor del candidato presidencial del Partido Blanco, otra alternativa de derecha, aunque en Bolivia, donde habrá elecciones el próximo 12 de octubre, Evo Morales tiene un 52% y su rival más cercano el 16%. ¿Cómo se explican estas diferencias?

-GA: Si ganase la derecha en Brasil juntando todos sus votos en la segunda vuelta, en caso que la haya, modificaría la relación de fuerzas en el Mercosur, en la Unasur, sería una gran conquista de EE. UU., empujaría aún mucho más a la derecha al gobierno del Frente Amplio con Tabaré Vásquez que en el pasado ya quería hacer un TLC con EE. UU., pero si Dilma se mantiene, como es posible incluso ganando en el caso de una segunda vuelta, por poco, pero ganando, más un triunfo aplastante de Evo que no tiene oposición y una izquierda que ya está planteando cuestionamientos a Tabaré aún antes que pueda ser presidente con las acciones sindicales del PIT-CNT y la creación de una izquierda a su interior, el viraje moderado no se produciría.

Por eso son muy importantes estas tres elecciones porque está en juego hacia dónde va el eje de los llamados gobiernos «progresistas», a la derecha, al centro-derecha o se mantienen más o menos como hasta ahora en el centro-izquierda.

-MH: Observo que las alternativas, teniendo por caso Brasil y Uruguay, son por derecha.

-GA: Exactamente. En Brasil es una ofensiva clara de la derecha para desestabilizar la economía y tratar de voltearla a Dilma y acabar con el gobierno del PT y en Uruguay lo mismo donde los blancos, por fortuna demasiado diferenciados de los colorados, quieren acabar con el gobierno del Frente Amplio que ha tomado algunas medidas mucho más limitadas, pero que de todas maneras aparece mejorando los salarios reales, aumentando el poder adquisitivo interno, aunque todo eso mezclado con el desarrollo de las pasteras, la gran minería y la destrucción del suelo en Uruguay.

De todas maneras, no es un gobierno de la oligarquía tradicional uruguaya que quiere transformar el país nada más que en una plaza financiera para la especulación y la fuga de divisas de Argentina.

En Bolivia sería interesante saber cuáles serán los cambios internos porque Evo anteriormente había perdido en Tarija, Beni y Santa Cruz y ahora ganaría también en esas regiones. Hay un avance y un retroceso de la extrema derecha.

-MH: ¿En Bolivia, se podría hablar de una década ganada?

-GA: Sin duda, con los planes asistenciales para los niños y los jubilados, hay una legislación laboral mucho mejor, es el único país que está bajando la edad jubilatoria para los trabajadores de la pequeña minería, se ha ampliado la educación y con la estatización del petróleo Bolivia salió de la deuda crónica, de la miseria y la dependencia total de la ayuda caritativa de otros países y ha mejorado notablemente su economía, pero siempre desde el punto de vista capitalista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.