Nada mejor que leer al propio filósofo, para comprobar el aserto: “Marx no es materialista”:
“El defecto fundamental de todo el materialismo anterior –incluyendo el de Feuerbach– es que sólo concibe el objeto, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto [objekt] o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la actividad humana como una actividad objetiva” […] [Tesis 1, citamos en español, a partir de aquí, según la edición de 1962, C. Marx – F. Engels, Obras escogidas, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú [1962], tomo II, pág. 428.] [se recomienda cotejar las distintas versiones que facilita esta página: https://www.filosofia.org/lec/marfeu11.htm].
Der Hauptmangel alles bisherigen Materialismus – den Feuerbach’schen mit eingerechnet – ist, daß der Gegenstand, die Wirklichkeit, Sinnlichkeit, nur unter der Form des Objekts oder der Anschauung gefaßt wird; nicht aber als menschliche sinnliche Thätigkeit, Praxis, nicht subjektiv. Daher geschah es, daß die thätige Seite, im Gegensatz zum Materialismus, vom Idealismus entwickelt wurde – aber nur abstrakt, da der Idealismus natürlich die wirkliche, sinnliche Thätigkeit als solche nicht kennt. Feuerbach will sinnliche, von den Gedankenobjekten wirklich unterschiedene Objekte; aber er faßt die menschliche Thätigkeit selbst nicht als gegenständliche Thätigkeit. [citamos en alemán, a partir de aquí, según la versión de1910 , quinta edición, gótica, por el mismo editor de Engels en 1888, que ignora también los subrayados del manuscrito.]
En la Tesis 1 sobre Feuerbach se lleva a cabo la crítica a la contemplación [Anschauung]. El materialismo contemplativo ignora la actividad [Thätigkeit]. El sujeto contemplativo del materialismo anterior a Marx, incluyendo a Feuerbach, es un sujeto sensible y pasivo. Marx echa en cara a este materialismo una concepción pasiva de la sensoriedad [Sinnlichkeit]. Décadas más tarde, las investigaciones psicológicas y epistemológicas de Baldwin o Piaget, habitualmente desconectadas del marxismo, servirán para fundamentar “el lado activo” de la propia sensación. La sensación es Praxis. El animal y el ser humano son buscadores activos de conocimiento. Cuando Marx -y sobre todo Engels y todos los autotitulados “marxistas” se reclaman del materialismo, suelen ignorar dos hechos relevantes en el trabajo de Marx: a) el término “materialismo” suele significar lo mismo que “científico” para referirse a la investigación no metafísica, no idealista, y b) Marx polemiza con Feuerbach y la tradición sensualista anterior, reclamándose como “verdadero materialista”, en unos términos que incorporan “el lado activo” (la Praxis o actividad aceptada, al menos en teoría y de forma abstracta, precisamente por los idealistas). En suma, Marx polemiza ya en esta Tesis 1, simultáneamente, con los materialistas y con los idealistas.
Cuando Engels divide el campo de la lucha teórica en dos grandes bandos, y Lenin consagra y dogmatiza dicha brecha, de forma automática los marxistas se alinean con todo materialismo. Fueron los tiempos dogmáticos del “materialismo histórico” y del “materialismo dialéctico”, ignorando por completo el sentido dúplice de esta doble labor polémica de Marx. Ignorando, igualmente, que la tradición genuina de la que procede la consideración del hombre como ser activo, cuya sensorialidad es ininteligible al margen de la Praxis, es la tradición idealista, la que procede de Kant y Hegel.
El idealismo no conoce la actividad real: […die wirkliche, sinnliche Thätigkeit als solche nicht kennt]. La mera consideración abstracta de lo sensorial, es lo que podemos achacar al idealismo. Lo sensorial es actividad: conocer sensiblemente consiste en vivir y efectuar unas series y sistemas de operaciones que ya incluyen la inteligencia según diversos grados.
En la Tesis 2, en la cual se explora la relación entre pensamiento y realidad, Marx pretende distanciarse de la tradición metafísica anterior (de lo “escolástico”) cuando es él quien realmente devuelve el problema a la Metafísica, y en buena hora. Él sabía que este problema está muy lejos de resolverse en términos fisiológicos:
Tesis 2. “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica, es un problema puramente escolástico.”
Die Frage, ob dem menschlichen Denken gegenständliche Wahrheit zukomme, ist keine Frage der Theorie, sondern eine praktische Frage. In der Praxis muß der Mensch die Wahrheit, d. h. die Wirklichkeit und Macht, die Diesseitigkeit seines Denkens beweisen. Der Streit über die Wirklichkeit oder Nichtwirklichkeit eines Denkens, das sich von der Praxis isoliert, ist eine rein scholastische Frage.
La verdad objetiva [gegenständliche Wahrheit] ya no es la certeza (seguridad subjetiva). Es la línea fronteriza entre la gnoseología y la ontología. Queda anclada dicha verdad, si es un territorio, como formando una zona solapada por ambas esferas de la Metafísica, la del sujeto y la del ser. De ahí que el propio Marx reduplique (Vedad Objetiva), y no se conforme con un solo término, ya sea Wahrheit, la Verdad, sin más, ya sea Objeto, sin más (Gegenstand). Pero una “Verdad en forma objetiva” exige necesariamente hacerse por medio de la Praxis. Realizarse, hacerse real a través de la actividad. Debemos fijarnos siempre en la palabra, tanto española como germana, que se refiere a lo real. Lo activo (Wirk) produce lo real (Wirklichkeit), es poder (Macht) de realización. Será muy importante esta visión de la Verdad como poder, actividad (llevar al “acto”, partiendo de y por medio de la potencia). Es posible que Marx entienda por discusión “escolástica” algo así como “discusión bizantina” (como ocurre con esas personas que nos prohíben hablar sobre “el sexo de los ángeles”). Sin embargo, es la tradición escolástica y aristotélica la que se halla en el corazón del hegeliano Karl Marx. Toda su Filosofía de la Historia está atravesada por esta metafísica de la actividad, la cual llegarían a simplificar los bergsonianos, los vitalistas y pragmatistas, y todo un abanico de corrientes ulteriores a Marx y ajenas, en principio, al marxismo.
Lo verdadero no es, meramente, lo “constatado”. El empirismo, el sensualismo, debe ser por completo superado. La teoría del conocimiento de la ortodoxia marxista no sólo fue prekantiana, fue pre-escolástica. La “función” de conocer es un aspecto del proceso más genérico de despliegue de una realidad en la cual hay, inmersos en ella, sujetos activos. Si no comprendemos que la propia realidad es activa debido a que en ella existen sujetos de acción que la constituyen y la hacen “verdad” (Wirlichkeit) por sus actos, entonces rebajamos la gnoseología marxiana a un mero sensualismo, que es lo que Marx achacaba a Feuerbach. No podría entenderse de otro modo cómo el de Tréveris criticó precisamente aquello en lo que está incurriendo. El conocimiento de la realidad, si es verdadero, es “poderío”. La Tesis 2 sobre Feuerbach lo señala clarísimamente.
El pensamiento “mundano” (die Diesseitigkeit) es aquel que versa sobre “esto de aquí”. En español podríamos decir que es el pensamiento que posa, seguro, sus pies sobre el suelo, que mantiene bien cogida la realidad con sus manos. Este “de aquí”, bien cogido, es el pensamiento que da poder. Augusto Comte, en el mismo siglo de Marx, había formulado aquello de que “el conocimiento es poder”. Comte y Marx se dieron mutuamente la espalda, pero el mismo enunciado posee una espalda común a ambos, que también hay que saber ver: “el poder es conocimiento”. La verdadera y efectiva experiencia del hombre es la experiencia de poner a prueba el mundo.
La obra marxiana está plena de recovecos y tesoros de filosofía de la praxis. No es un “materialismo”. Constituye, más bien, una dialéctica de la acción humana.
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