El 14 de marzo pasado se cumplieron 123 años del fallecimiento de Marx. Para conmemorarlo reproducimos a continuación la intervención del celebrado historiador marxista Eric Hobsbawm en un debate sobre Marx con Jacques Attali que tuvo lugar el 2 de marzo durante la Semana del Libro Judío 2006 en Londres.
Bien; aquí estamos, ofreciendo nuestros respetos a Karl Marx. La biografía que sobre él ha escrito Jacques Attali se está traduciendo al inglés. Yo sólo he escrito biográficamente sobre Marx de una manera más modesta, para The Dictionary of National Biography. Si bien se piensa, es realmente extraño que nos encontremos, Usted y yo, aquí para hablar ante una gran audiencia sobre él. No puede decirse que muriera fracasado en 1883, porque sus escritos habían ya empezado a tener cierto impacto en Rusia, y en Alemania se estaba desarrollando un movimiento político dirigido por discípulos suyos. Y sin embargo, ¿cómo habría de sentirse satisfecho con el trabajo de su vida? Había escrito unos cuantos panfletos brillantes y el torso de una obra importante que dejó inacabada: Das Capital. Su afán político más importante desde el fracaso de la revolución de 1848, la llamada Primera Internacional de 1864-73, había naufragado. No logró reconocimientos importantes en la vida intelectual, intensamente política, de Gran Bretaña, país en el que había vivido la mitad de su vida. Y sin embargo, ¡qué extraordinario éxito póstumo!
Ningún pensador del siglo XX ha conseguido dejar una marca de tanto calado. Sin embargo, en los tres lustros que siguieron al final de la URSS, Marx quedó en tierra de nadie. Algunos periodistas han sugerido que estamos aquí esta noche tratando de rescatarlo del basurero de la historia. Pero Marx es hoy increíblemente influyente. No se ha reflexionado lo bastante sobre el hecho de que en la encuesta de la BBC saliera como el filósofo más famoso de todos los tiempos. Si Usted busca ahora «Marx» en Google, se encontrará con muchos millones de entradas: 39 millones, la última vez que lo probé. Es con mucho la mayor presencia internacional, superada sólo por Charles Darwin y Adam Smith.
¿Cómo ha de explicarse esta súbita reaparición? Primero, creo, el fin del marxismo oficial de la URSS ha liberado a Marx de su pública identificación con el leninismo teórico y con los regímenes leninistas en la práctica. La gente ha empezado a percibir una vez más que hay cosas en Marx que resultan verdaderamente interesantes. Lo que, en cierto sentido, me lleva a la segunda razón: el mundo capitalista globalizado que surgió en la década de los 90 ha resultado en muchas cosas enigmáticamente parecido al mundo que había pronosticado Marx en 1848 en el Manifiesto Comunista. Eso se hizo evidente en las reacciones públicas que se suscitaron en el año del 150 aniversario de ese manifiesto -que, dicho sea de paso, fue un año de turbulencias económicas bastante espectaculares en muchas zonas del mundo-. Paradójicamente, fueron los capitalistas quienes, más que nadie, redescubrieron a Marx. Los socialistas estaban entonces más bien fuera de combate, y no se sentían particularmente motivados para celebrar el aniversario.
Recuerdo mi propio azoramiento, cuando se puso en contacto conmigo el editor de la revista de la compañía área United Airlines -el grueso de cuyos pasajeros, debo añadir, son hombres de negocios-. Creía él que los lectores podrían estar interesados en un debate sobre Marx, porque después de todo Marx parecía tener cosas que decir sobre la situación presente. Uno o dos años después, que coincidí en un almuerzo con George Soros, me asaltó parecida estupefacción cuando me espetó inopinadamente: «¿Qué piensa Usted de Marx?» Bueno, sabiendo de antemano que nuestras opiniones divergían en tantas cosas, salí con una respuesta ambigua, de tipo: «Algunos piensan que está bien; otros que está mal». A lo que repuso Soros: «Mire Usted, he estado leyéndolo últimamente, y hay un montón de cosas interesantísimas ahí.»
Aquí estamos, pues, esta noche. Jacques Attali, no necesitaré recordárselo a Ustedes, ha sido un hombre muy activo en la política y en la banca internacional. No es, ni ha sido nunca marxista, pero también él ha llegado a la conclusión de que llegó ahora el tiempo en que Marx tiene algo que decir.
Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss