Las ideas de Karl Marx (1818-1883) tienen una gran vigencia hoy. La profunda crisis en la que estamos inmersos ha demostrado cómo las teorías de los economistas liberales hacen aguas por todos lados y ha dado de nuevo la razón a la explicación que hizo Marx del (mal) funcionamiento del capitalismo. Sin embargo, las ideas […]
Las ideas de Karl Marx (1818-1883) tienen una gran vigencia hoy. La profunda crisis en la que estamos inmersos ha demostrado cómo las teorías de los economistas liberales hacen aguas por todos lados y ha dado de nuevo la razón a la explicación que hizo Marx del (mal) funcionamiento del capitalismo. Sin embargo, las ideas de Marx no son una guía sólo para comprender mejor el mundo, sino sobre todo para cambiarlo radicalmente.
La vasta obra de Marx, con decenas de libros y escritos, recorre una multitud de temáticas de filosofía, economía, política, sociología, historia y ciencia, pero todas vinculadas entre sí. Pero ante una obra tan grande, y a veces densa, es difícil hacer una aproximación al autor. Si la entrada imprescindible y accesible a las ideas de Marx es el Manifiesto Comunista, después de éste hay, por suerte, muchas obras para leer antes que El Capital.
Partiendo de Hegel, Marx dio el paso de la filosofía idealista, que defendía que las ideas y un espíritu abstracto movían el mundo, al materialismo, que ve a los humanos como parte de la naturaleza, con unas necesidades físicas y biológicas que se deben cubrir con el trabajo. Este paso lo hizo siguiendo y trascendiendo las ideas del filósofo alemán Feuerbach, y que se pueden encontrar en las Tesis sobre Feuerbach (1845), un breve texto con once puntos donde se sentencia: «los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo pero la cuestión es cambiarlo».
Para entrar en los escritos de Marx sobre economía, tenemos el libro Trabajo asalariado y capital (1865), que explica los principales conceptos que desarrolló para analizar y comprender el capitalismo: desde el concepto de trabajo, explotación y plusvalía hasta ver cómo se mueven los salarios y de dónde salen los beneficios de los empresarios. También, el Prólogo del libro Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859), de sólo cinco páginas, es una buena síntesis de la economía marxista, explicando cómo las contradicciones existentes en las sociedades de clases impulsan el cambio social.
Marx escribió multitud de escritos periodísticos analizando las revoluciones de mediados del siglo XIX en Europa. Aquí destacan tres libros sobre la revolución y la reacción en Francia. Son unas obras que destacan porque nos muestran el rompedor análisis de la historia que hizo Marx -centrándose en las fuerzas sociales y en la coyuntura económica en lugar de las grandes personalidades- y para entender también la complejidad de la lucha entre las diferentes clases sociales. El primero de estos libros es Las luchas de clases en Francia, que explica los meses siguientes a la revolución de 1848 contra la monarquía. El segundo es El 18 Brumario de Luis Bonaparte, una obra magistral que continúa analizando los hechos más allá, entre 1848 y 1851, hasta el ascenso de Luis Bonaparte, quien acabará proclamándose emperador y acabando con las conquistas de la revolución. El último libro es La Guerra Civil en Francia, que trata la Comuna de París de 1871, el primer poder obrero de la historia. Se trata de un libro que toma las lecciones revolucionarias del poder popular, igualitario y democrático de la Comuna y que muestra como Marx teorizaba y aprendía a partir de la acción de la clase trabajadora.
Marx estuvo profundamente implicado en los movimientos políticos de su época. De hecho, el Manifiesto Comunista lo escribió en 1848 para la Liga de los Comunistas y sería una de las figuras principales de la Primera internacional (1864 a 1872). También intervendrá desde Londres en las organizaciones socialistas en Alemania con numerosos escritos. Uno de los trabajos que mejor lo ilustra y que también permite acceder a la visión de Marx sobre el cambio revolucionario es la Crítica al programa de Gotha. Gotha fue el nombre del congreso fundacional del Partido Socialdemócrata alemán en 1875. Esta obra recoge varias cartas de Engels con líderes socialistas alemanes y una crítica demoledora de Marx al programa del Partido y a sus concepciones reformistas.
Pero leer a Marx no debe ser un acto puramente intelectual. Como dijo su compañero y colaborador Engels «Marx fue ante todo un revolucionario». Frente a las visiones del marxismo académico, vale la pena recordar que Marx fue expulsado de Francia por el gobierno (1843 y 1849), arrestado y expulsado de Bélgica (1848) y que el gobierno Alemán le cerró dos revistas que dirigió por el desafío que suponían.
La preocupación de Marx siempre fue que las ideas teóricas y los esfuerzos para la comprensión de la historia, la sociedad y la economía, acabaran materializándose en la práctica. Leer a Marx no debería de estar nunca lejos de este propósito.