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Nuevo libro del economista Juan Torres López

Más difícil todavía

Fuentes: Rebelión

No sabe qué es peor, un pasado irrecuperable o un presente que lo destruirá si lo observa con demasiada atención. Luego está el futuro. Puro vértigo.

¿Quién no ha tenido la sensación de que la economía actual se desarrolla vertiginosamente, sin darnos apenas un respiro, sin dejarnos disfrutar durante algún tiempo de la placidez que proporcionan los indicadores cuando muestran cifras altas de empleo, deuda contenida, larga vida empresarial, equidad… en lugar de males económicos? ¿No es ya de vértigo la velocidad a la que se nos están presentando las crisis económicas?

En el último cuarto de siglo, es decir, más o menos la tercera parte de la esperanza de vida de los seres humanos que habitamos el planeta, se han producido cuatro crisis globales: la llamada de las empresas puntocom, la financiera de 2007-2008, la provocada por la COVID-19 y la que hemos empezado a vivir ya y que analizamos en este libro.

¿No será de vértigo la vida que le espera a la generación que llegó a la vida adulta alrededor del año 2000, la llamada de losmillennials, si —al paso que vamos— sigue viviendo una crisis de la envergadura de cualquiera de las que acabo de citar cada cuatro o cinco años?

Es un hecho evidente, y sobre el cual no creo que pueda haber controversia alguna, que las crisis económicas, sea cual sea su causa o naturaleza, son cada vez más recurrentes, lo que casi obliga a la inmensa mayoría de la población (aunque no a toda por igual, obviamente) a vivir la actividad económica como esos vaqueros del Oeste norteamericano que se suben sobre caballos o toros salvajes, tratando con todas sus fuerzas o habilidades de no caer al suelo destrozados.

La vida económica se ha convertido en un sobresalto continuo. La estabilidad, la certidumbre, el equilibrio, la permanencia… son valores o situaciones del pasado, y ahora los hogares y las empresas, quienes han de tomar decisiones económicas, deben hacerlo en medio del riesgo continuo y creciente, de la incertidumbre y la inestabilidad. La economía de nuestro tiempo parece condenada a desarrollarse constantemente en la cuerda floja, pendiendo de hilos que se balancean siempre al borde del abismo.

No salimos de una mala situación cuando nos hemos metido ya en la siguiente, y la gente comienza a tener la sensación de que todo esto es una condición inevitable de la vida, un estado más de la naturaleza que no podemos evitar.

Cuando escribo estas líneas y, seguramente, cuando otras personas las estén leyendo publicadas, todo esto que digo se está haciendo evidente. Salimos del traumáticoshockde la COVID-19, que obligó a paralizar una gran parte de la actividad económica, y cuando nos decían que rápidamente recobraríamos la normalidad, nos encontramos sufriendo —casi sin solución de continuidad, inmediatamente— las subidas de precios más altas de los últimos cincuenta o sesenta años. Estamos ante una probabilidad muy elevada de entrar en una nueva crisis global, de consecuencias singularmente difíciles de prever, más difícil todavía de afrontar que la anterior si se tiene en cuenta que se produce en medio de una guerra que afecta a países con armamento nuclear y productores de materias primas que son esenciales para casi todas las economías del planeta, y además con un deterioro ambiental ya insostenible.

Este libro pretende analizar y explicar qué está sucediendo en la economía mundial, y no queda más remedio que hacerlo al mismo tiempo que se escribe. Es todo un reto, quién sabe si demasiado aventurado, si quizá una osadía, para este autor. Desde luego, algo que comporta demasiadas limitaciones, porque no es lo mismo analizar los fenómenos sociales cuando ya han transcurrido, con información suficiente sobre su curso, que hacerlo, como en este caso, al ir produciéndose, con todos los claroscuros, lagunas, vacíos y sombras que suele presentar lo actual al mostrarse por primera vez ante nuestros ojos.

Sin embargo, me parece que vale la pena asumir el riesgo y afrontar sobre la marcha el análisis de lo que está sucediendo, al menos, por tres razones principales.

La primera, porque tengo la convicción de que no estamos ante un simple incidente en los mercados, sino ante una crisis económica que puede tener una gravedad inusitada por su naturaleza novedosa, por la probabilidad de que dé lugar a un fallo sistémico, a un verdadero colapso, si no recibe un tratamiento adecuado, y porque se produce en un contexto geopolítico y estratégico cargado de amenazas y peligros. De ahí, precisamente, el título del libro,Más difícil todavía, que no pretende ser un recurso de marketing ni una frase hecha para llamar la atención en las librerías, sino la pura descripción de lo que va a ser esta nueva crisis.

La segunda razón que me lleva a asumir el riesgo de analizar la economía mundial sobre la marcha, sin red, es que con este libro no pretendo proporcionar necesariamente certidumbres, sino más bien dudas, otras luces, nuevos enfoques y distintas perspectivas de análisis. Mi pretensión no es pontificar ni asegurar, sino abrir las ventanas al pensamiento crítico y al saber que se aleja del simplismo y la linealidad que tan a menudo predominan en el análisis de los asuntos económicos. La inteligencia de un individuo, que es al fin y al cabo lo que trata de cultivar quien escribe libros y lo que se desea encontrar en quien los lee, no se mide por las certezas, sino, como decía Kant, por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.

La tercera razón que me lleva a escribir un libro sobre fenómenos que no han terminado de perfilarse y que, por tanto, pueden llevarme a cometer errores a la hora de analizarlos se basa en una convicción aún más fuerte que la seguridad intelectual que proporciona pisar sobre tierra firme. Creo que tener buena información, dudar y pensar con nuestra propia cabeza es la mejor forma de estar preparado para hacer frente a una crisis económica que, directa o indirectamente, y de un modo u otro, siempre nos afecta a todas las personas.

Sólo si la ciudadanía conoce bien lo que ocurre a su alrededor, podrá estar en condiciones no sólo de protegerse, sino también de influir con acierto y eficacia en el curso de los acontecimientos, algo que me parece esencial para poder vivir con auténtica libertad y democracia. Naturalmente, nunca pensaría yo que mi análisis pudiera ser decisivo para ello, pero sí creo que algo puede contribuir a ese fin, por muy modestamente que sea, ofreciendo mi particular interpretación de unos hechos que están afectando a la vida y al patrimonio de millones de personas. Creo que es una obligación que debo asumir como profesor y como ciudadano.

Con esta modesta pretensión, en las páginas que siguen voy a tratar de analizar lo que está ocurriendo en la economía internacional como consecuencia de la enorme subida de precios que se viene registrando y que se está queriendo presentar como su problema principal y derivado en exclusiva de la invasión de Ucrania por las tropas rusas. Voy a tratar de mostrar por qué me parece que la inmensa mayoría de los Gobiernos y organismos internacionales están equivocándose en el análisis de este problema y, consecuentemente, en las medidas que están adoptando para tratar de hacerle frente.

Para ello, voy a presentar en primer lugar, y de modo muy sintético, cuál ha sido y está siendo la respuesta a los problemas que se están produciendo (Capítulo 2). Después señalaré los errores que, a mi juicio, se están cometiendo frente a la inflación actual (Capítulo 3) y las causas reales que creo que no se están teniendo en cuenta a la hora de enfrentarse a ella y a sus consecuencias (Capítulo 4). A partir de ahí, trataré de mostrar que la inflación no es, como se quiere hacer creer, ni el problema principal ni el que prioritariamente se debería resolver. En el Capítulo 5 analizaré lo que me parece que hay realmente tras ella y lo que verdaderamente supone el riesgo más importante para la seguridad y la estabilidad de la economía mundial, una serie de fracturas profundas, de problemas estructurales que comportan riesgo sistémico, es decir, la posibilidad de producir una perturbación generalizada que llegue a colapsar la actividad económica.

Finalmente (Capítulo 6) comentaré las consecuencias que tiene que la economía sea un sistema complejo y, por tanto, que cambia o puede colapsar, como cualquier otro de esa naturaleza. Y analizaré la posibilidad de que losshocksque sufrimos a causa de la pandemia, la guerra o la inflación puedan convertirse en una oportunidad para impulsar un cambio de rumbo que proporcione respuesta a esas fracturas, tal y como ocurrió cuando se desencadenó la crisis del petróleo, otro impacto parecido en la década de 1970.

Para terminar, he de señalar que el propósito de este libro es esencialmente divulgativo y por eso está escrito con el lenguaje más sencillo y claro posible. Es un texto que pretende ser ligero, de fácil y rápida lectura, una invitación a introducirse más adelante, si se desea, en análisis más profundos y documentados. En otros libros y en mis manuales he desarrollado mi pensamiento y algunas de las ideas y tesis que presento ahora con más detalle y con referencias bibliográficas. Aquí recurriré tan sólo a las imprescindibles y dejaré también al margen los desarrollos teóricos que no sean del todo necesarios para exponer mi opinión sobre lo que está sucediendo actualmente en la economía.

Como colofón, no me importa volver a decir que soy perfectamente consciente de las limitaciones de un análisis realizado con tanta inmediatez y en tan pocas páginas como las que contiene este libro, escrito prácticamenteen el mismo momentoen que suceden los hechos que se analizan. El tiempo permitirá juzgar el acierto o el error de mis planteamientos o conclusiones y ya he explicado los motivos que me llevan a asumir el compromiso de exponerme de esta manera. En todo caso, y con independencia de cualquiera que sea el veredicto, tendré la satisfacción de haber cumplido con la tarea que Francisco Ayala consideraba que corresponde al verdadero ejercicio intelectual: «No seguir modas, sino encararse con las dificultades de la propia época».

Espero que el ejercicio que he realizado y que ofrezco a quien lea estas páginas sea de utilidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.