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Máscaras

Fuentes: Rebelión

Leo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocultó que los expertos en gripe A que recomendaron el almacenamiento masivo de los antivirales Tamiflu y Relenza habían cobrado de las farmacéuticas; y de inmediato me viene a la cabeza la propuesta de contrato único de los cien economistas vinculados a la Fundación Fedea y […]

Leo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocultó que los expertos en gripe A que recomendaron el almacenamiento masivo de los antivirales Tamiflu y Relenza habían cobrado de las farmacéuticas; y de inmediato me viene a la cabeza la propuesta de contrato único de los cien economistas vinculados a la Fundación Fedea y su extraordinaria repercusión mediática; estos «expertos» llegaron a reunirse con Zapatero para demandarle una mayor dureza en la reforma laboral horas antes de aprobarse el proyecto. Dos hechos aparentemente dispares pero que responden al mismo fenómeno; en la trastienda se encuentran las trasnacionales; en uno: las farmacéuticas Roche y Glaxo; en el otro: empresas del IBEX y el Banco de España, que financian a la Fundación Fedea.

Porque si la OMS actuó con falta de transparencia al omitir en sus informes los vínculos existentes entre los asesores del organismo y las compañías farmacéuticas (éstas habrían costeado conferencias, investigaciones y consultas, según la revista British Medical Journal), algo similar sucede cotidianamente cuando en los medios de comunicación los cien economistas multiplican su interesado mensaje, sin que ni ellos, ni -lo que es peor- ningún periodista mencione quién es Fedea y quiénes están detrás de su laboratorio de ideas y sus reformas estructurales; es más, se llegan a establecer falsos debates (como en CNN+) entre miembros de la Fundación que sólo discrepan en la tonalidad de sus corbatas.

Fedea se autodefine como «centro de investigación creado para generar análisis económico con objetividad e independencia de criterio»; y si su auténtica pretensión no fuera la creación de opinión sesgada tendría gracia su presunción de neutralidad. De hecho, defiende que la presencia mayoritaria de entidades privadas persigue «asegurar su independencia». Y es que en Fedea tenemos a casi todas las «grandes» españolas, como Banco Sabadell, Abertis, Iberdrola, Abengoa, Caja Madrid, Banco Santander, Repsol, Bolsa de Madrid y Banco de España. Éstos son los patronos -¿no será más preciso llamarlos patrones?-, que tienen en plantilla a todo un reguero de economicistas que se expanden cual virus tóxico para hacer su apostolado neoliberal.

El ejemplo de Fedea es significativo pero no único; hay innumerables fundaciones, consultoras o institutos, presuntamente independientes, aunque a sueldo del sector empresarial, generando opinión mediante informes, recomendaciones, manifiestos e investigaciones varias, que siempre encuentran más eco mediático que otras posiciones económicas sin patrocinador -aun siendo más sensatas-, como el prácticamente desapercibido manifiesto de los quinientos profesores y catedráticos universitarios, que discrepaban desde la ética y la lógica de la postura de los cien economistas, abogando por destinar recursos al cambio de modelo productivo en lugar de recurrir al abaratamiento del despido.

La próxima batalla es la reforma de las pensiones y ya los cien economistas afilan sus espadas ideológicas para atacar con sus mensajes amañados. Muy pronto vocearán con tenaz insistencia la urgente reforma del sistema; pero no para incrementar las pensiones pese a encontrarse entre las más bajas de Europa, ni para reformar las fuentes de financiación con objeto de que no dependan solamente de las cotizaciones. Los cien vocearán, sin duda, en pos de la promoción de planes privados, y la ampliación de la vida laboral y del período de cálculo. Nuestro deber será desconfiar de sus propuestas bien pagadas, explicar a quiénes sirven estos expertos; quitarles sus tramposas máscaras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.