Si alguien me preguntara ¿es usted marxista? Yo meditaría la respuesta. No se puede hablar de la ideología al margen de lo que ha sucedido en los últimos 90 años. Ser un materialista histórico significa esencialmente tener en cuenta la historia del objeto sobre el que se reflexiona, que en este caso es la ideología […]
Si alguien me preguntara ¿es usted marxista? Yo meditaría la respuesta. No se puede hablar de la ideología al margen de lo que ha sucedido en los últimos 90 años. Ser un materialista histórico significa esencialmente tener en cuenta la historia del objeto sobre el que se reflexiona, que en este caso es la ideología marxista. Si yo señalara el gran error de los marxistas en el periodo 1920-1980, diría que fue convertir la lucha de clases en una lucha absoluta, que abarcaba todos los aspectos de la vida, sepultando la independencia del resto de las luchas sociales y haciendo del Estado un medio para anular la libertad individual.
La historia del socialismo soviético, que impregnó a todo el socialismo real en el mundo, transformó la ideología marxista en una ideología partidista y en una ideología de Estado. La ideología marxista se redujo a ideología política y con ello perdió toda su rica sustancia filosófica. El leninismo mal entendido, con el que se apellidaban inicialmente todos los partidos comunistas y después todos los partidos de extrema izquierda, supuso la sepultura teórica de Marx. La gran obra de Marx, El Capital, donde se encuentra la más grande y significativa expresión del materialismo histórico y del materialismo dialéctico, fue del todo olvidada, arrinconada, ignorada. ¿Por qué? Porque la economía soviética supuso la suplantación del mercado por el plan y porque los líderes del PCUS ignoraron las propuestas de la Nueva Economía Política elaboradas por Lenin. Y de ese modo, negando la necesidad del mundo mercantil, transformaron en superfluo El Capital. Puesto que el contenido esencial de El Capital es el estudio del mundo mercantil y en especial el estudio de las formas del valor. Advirtiendo que todas las formas del capital, como el beneficio, el interés o el capital variable, son formas del valor.
Es cierto que desde hace veinte o treinta años han surgido grupos de economistas que se han dedicado al estudio de El Capital y a popularizarlo. Pero con un gran defecto: han prescindido de su componente filosófico. Su escasa preparación filosófica les ha llevado en parte a despreciar y en parte a ignorar el papel clave que desempeña la filosofía hegeliana en la construcción teórica de El Capital. Y de este modo han liquidado una gran parte del sistema circulatorio de la magna obra de Marx. Es como si en el mundo actual alguien quisiera dar una explicación de la economía capitalista ignorando el papel del capital financiero y de los bancos.
Si una persona quiere convertirse en un pensador materialista, no solo debe estudiar a Marx, también debe estudiar a las economistas convencionales y a los grandes físicos, fisiólogos, psicólogos y resto de especialistas en ciencias naturales. Y si dicha persona quiere ser un pensador dialéctico, no solo debe estudiar a Marx, también debe estudiar a Hegel, a Husserl, a Feuerbach y a otras figuras del pensamiento filosófico y científico. Pero si además quiere ser un pensador al completo, debe estudiar igualmente a Cervantes, a Pushkin, a Goethe, a Shakespeare, a Borges y a los grandes pensadores del mundo de la literatura. También sería importante que estudiara a los grandes pensadores del mundo de la pintura, de la escultura y de la arquitectura. Hay que tener claro que el materialismo predomina entre todos los científicos y no puedo ser de otro modo, puesto que su conocimiento tiene que partir de los hechos y volver a los hechos para corroborar sus conceptos. Y es digno de señalar que todos los científicos de la física de partículas necesariamente tienen que proceder de modo dialéctico porque la propia naturaleza de los fenómenos cuánticos y de las condiciones de observación así lo exigen.
El Materialismo Histórico y el Materialismo Dialéctico no existen como cuerpos teóricos. Los adjetivos del pensamiento, como materialista y dialéctico, se han transformado por la ideología política de los antiguos partidos comunistas y por los partidos de la extrema izquierda en sustantivos. Y lo primero que se debe buscar en un pensador no es si es materialista o idealista, metafísico o dialéctico, sino si conoce el tema del que habla. Hegel era un pensador idealista, pero su conocimiento del mundo era inmenso. La obra del conocimiento, que abarca las ciencias naturales, sociales, históricas y filosóficas, es tarea de todos los grandes pensadores de todos los tiempos y no una tarea en exclusiva de Marx y de los «marxistas». Ahora bien, si yo tuviera que recomendar una obra de línea filosófica materialista y dialéctica, esta obra no sería otra que El Capital de Karl Marx. Pero advertiría que para conocer en profundidad el pensamiento de Marx es necesario conocer en profundidad el pensamiento de Hegel.
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