Luis Francisco Cintrón Morales, originario de Puerto Rico y nacido en 1976, es un escritor con una sólida formación académica. Se graduó en Administración Comercial con especialización en Gerencia (B.A., 2000) en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metropolitano. En su tiempo libre, se dedica a entrenar a jóvenes talentos en el baloncesto, una actividad que ha sido una fuente de satisfacción para él durante muchos años, al mismo tiempo que se sumerge en el mundo de la literatura, su otra gran pasión.
Uno de sus poemarios, titulado Kløft, fue publicado en 2018. Además de la poesía, Cintrón Morales también se destaca en la narrativa breve y en el relato. En 2014, lanzó Microgramos de sol, seguido por Gris en 2016, ambas obras poéticas. En 2015, publicará La ciudad en mi estómago, y en 2016, Hilos de Pangea, que son colecciones de relatos. Su incursión en la novela breve llegará en 2017 con Tu Constantino. A lo largo de los años, ha mantenido una dedicación constante a la escritura creativa, impulsada por su pasión por la vida, así como también por su compromiso con la formación de jóvenes baloncestistas. Luis Francisco nos ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.
– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – ¿Es hora de exigir el fin del colonialismo y comenzar una conversación sobre reparaciones económicas en Puerto Rico y Estados Unidos? ¿Por qué?
– Luis Francisco Cintrón Morales (LFCM, en adelante) – Puerto Rico debe aspirar a ser autosuficiente. Ningún país, nación o territorio debe ser propiedad de nadie que no sean sus residentes. Es absurdo pensar que otra persona pueda mandar en tu casa. Desde los tiempos españoles, hemos estado moralmente encadenados: cuello, muñecas y tobillos. Nuestros políticos, por mantener sus posiciones, sueldos y cercanías, han hecho todo lo posible para convencer al pueblo de que sin los fondos federales no sobrevivimos. Sí entiendo, como con cualquier país, que Estados Unidos sería un gran socio de importación y exportación, bajo circunstancias iguales y libertad de negociación, no mediante imposiciones o reglamentaciones que solo benefician a esa nación.
– WRS – ¿Qué relación, si alguna, hay entre la migración de los puertorriqueños a los Estados Unidos y las innumerables oportunidades desarrolladas por el Congreso de los Estados Unidos para que las corporaciones estadounidenses exploten a Puerto Rico?
– LFCM – Creo que hemos estado cautivos por Estados Unidos desde el día uno. Muchos verán nuestra relación colonial como un Quid Pro Quo, como ventajas o desventajas. Quisiera traer unos “pointers”, si me permite. Quizás se entiendan como un bombardeo de información, pero estos eslabones cuelgan de nuestro cuello y curten nuestra trayectoria. Comparto: Ley Foraker, 1900, control estadounidense. Ley Jones, 1917, provee ciudadanía estadounidense a Puerto Rico. Explotación de la caña de azúcar y el café… Leyes de Cabotaje, regidas por la Ley Jones de 1920: Puerto Rico solo usaría barcos de bandera estadounidense, construidos, de propiedad y tripulados por estadounidenses. Primera migración fuerte de puertorriqueños a los Estados Unidos debido a la Gran Depresión de 1929. Huracanes, PRERA (plan contra la pobreza), reforma agraria, industrialización, Guerra de Corea (1950), Constitución del ELA (Estado Libre Asociado-1952) en los años cincuenta, el segundo y mayor éxodo puertorriqueño a los Estados Unidos… En los años sesenta y setenta, la migración desacelera. “Fast-forward”: 1976, bajo la gobernación de Rafael Hernández Colón, se creó la Sección 936, que no es otra cosa que una ley de incentivos contributivos para empresas estadounidenses en Puerto Rico, derogada en 2006. Las inversiones estadounidenses comenzaron a reducirse o a retirarse. En 2008, en medio de la recesión estadounidense y a dos años de la eliminación de las 936, más puertorriqueños migran a los Estados Unidos. Crece el desempleo, el gobierno local no genera un sustituto. Nuestro índice económico cae a nivel chatarra, caemos en quiebra, llega la Junta Fiscal, nos azota el huracán María, se destruye la ya alicaída y arcaica red eléctrica (punto importante para la inversión extranjera), terremotos, COVID, y, en fin, el político local se pone creativo y se inventa la Ley 60, que es una ley de decreto contributivo para inversionistas extranjeros, pero no para los locales. Recientemente trabajan en una enmienda para que, desde 2026, inversionistas locales puedan acogerse a tales decretos. Como mencioné al principio, son eslabones que cuelgan de nuestro cuello. Esta interdependencia que, voluntaria o involuntariamente, el político local ha creado en busca de cercanía con la inversión estadounidense ha hecho que Puerto Rico siga a la deriva, que extranjeros compren lo mejor de nosotros y nos prohíban accesos, mejores salarios o beneficios, y todo esto crea un movimiento. Como cualquier otro ser humano en el mundo, el boricua va a buscar dónde vivir mejor. La humanidad es un motor económico, corporativo, doméstico, individual. Donde puedo vivir mejor, ahí voy. Las corporaciones extranjeras buscan lo mismo: beneficios, ventajas, comodidades, recursos, oportunidades…
– WRS – ¿Cuál debería ser el rol de la academia y la sociedad civil puertorriqueña dentro de los Estados Unidos y Puerto Rico en la descolonización de Puerto Rico, si alguno? ¿Qué deberían hacer?
– LFCM – Unión y proyección. No podemos tener demasiados frentes comunes, fragmentados y desasociados. Debe existir un movimiento digno, transparente y conciliador que realmente empuje una agenda beneficiosa para la isla, sin pretextos que puedan tener un mango y que el politiquero logre agarrar para diluir o crear malas interpretaciones que convenzan al de a pie. La academia y la sociedad civil han vivido bajo el yugo del oscurantismo y la gente no los toma en serio. Lamentablemente, estamos dominados por los extremos y la solución a los problemas reales se izquierdiza. Hay demasiada ignorancia y más apatía. El mensaje no llega, por más razón que exista dentro de él.
– WRS – ¿Cómo el Comisionado Residente de Puerto Rico en el Congreso de los Estados Unidos y los congresistas de origen puertorriqueño podrían ayudar a resolver los problemas económicos y sociales creados por la explotación de los Estados Unidos en Puerto Rico?
– LFCM – El Comisionado Residente es un puesto de cartón y los congresistas de origen puertorriqueño nacieron o se criaron en los Estados Unidos. Es como si hablara de los problemas de cualquier república luego de leer las noticias o visitar un lugar una o dos veces al año. Y no es falta de agradecimiento, ¡Hey! Cualquier ayuda es buena y más si están adentro del Congreso, pero hasta que no haya un puertorriqueño con la grasita de la alcapurria en sus labios, soplando verdades vividas, a sus ideas les faltarán detalles y el diablo está en los detalles. Esa posición de Comisionado Residente es lo mismo que gritarle a un artista en un teatro, desde el segundo piso, las filas de atrás: un murmullo, una interrupción… No tiene un alcance mayor. No es una relación de tú a tú y eso es parte de nuestros líos coloniales. Los presupuestos del Congreso son los que incluyen a Puerto Rico, quizás por encuentros de pasillos o cartas. Sin poder de negociación real, ¿para qué tener a un portavoz tan caro en la capital estadounidense si ni siquiera puede hablar, votar, dirigirse al pleno como congresista? Esa posición es un trampolín político nacional, eso es todo. O de ahí van para la legislatura o para la gobernación…
– WRS – ¿Por qué los movimientos de estadidad no han sido capaces de confrontar al imperialismo estadounidense en Puerto Rico y los Estados Unidos? ¿Qué deberían hacer?
– LFCM – Los movimientos estadistas son político-partidistas… Y coincido con la idea que existe en la calle de que los mismos estadistas no quieren la unión permanente y de que son los primeros que lograrán la independencia de Puerto Rico. ¿Cliché? Quizás. ¿Real? Solo hay que ver cuál es el partido más corrupto en el país, pues es el mismo que “lucha” por la estadidad. Los locales son los “gatekeepers” y dentro del pitcher y cátcher que existe con contratistas, políticos estadounidenses, etcétera. Ambos lados se lucran del pote grande. ¿Para qué matar a la gallinita de los huevos de oro?
– WRS – ¿Qué ha hecho, si algo, la presidencia de los Estados Unidos y los dos partidos políticos dominantes dentro de los Estados Unidos, el demócrata y el republicano, para mitigar el desastre que ellos y los estadounidenses ayudaron a crear dentro de Puerto Rico?
– LFCM – De lo que se lee y se ve, ellos viven de la memoria corta, no estamos en su “Big picture”. La mayoría de los estadounidenses piensa que no ha hecho nada erróneo. Por el contrario, la percepción es que nos mantienen y que es un orgullo para nosotros ser parte del “Sueño Americano” y su democracia. Bueno, ¿cuál es el departamento que brega con las situaciones de Puerto Rico? ¿Recursos Naturales? Pienso que somos un asunto que no saben o no quieren resolver. Dale maíz a las palomas para que coman ahora, vayan y vuelen, y luego vuelvan por más… ¡Todo es política! Aquí y allá es lo mismo: cómo convenzo a los chicos de votar por mí y por los míos. Hay de 4 a 6 millones de puertorriqueños en los Estados Unidos y esos votos hay que ganarlos. Mantengo el drama, pero no lo resuelvo, satisfago inquietudes y mantengo el molino activo. En el Congreso, los demócratas juegan con la idea, pero no aprietan el botón, y los republicanos no nos tocan ni con una vara larga porque anexionar a Puerto Rico representaría más sillas demócratas en el Congreso.
– WRS – ¿Cuál sería la forma de que los puertorriqueños rompan con este ciclo de abuso del colonialismo estadounidense dentro de Puerto Rico? ¿Deberían Puerto Rico y los puertorriqueños ser reparados económicamente por Estados Unidos?
– LFCM – Para unas cosas, el pueblo es resiliente, pero para otras es demasiado conformista. En tiempos recientes, no sé si es supervivencia que nos convertimos en agua y asumimos el molde que nos pongan, nos ajustamos, pero, salvo en casos como el de Vieques (que tiene un “Big if”) y el verano del 2019, por alguna razón la protesta es de murmullos e insatisfacciones de pasillo o de redes sociales. A los Nacionalistas los persiguieron, carpetearon y enterraron; ahí se nos quedó la valentía por evolucionar. Puerto Rico tiene muy pocos líderes políticos íntegros y capaces. Necesitamos un plan económico sustentable, que podamos desarrollar y así solidificar nuestra postura y caminar sin el andador. Mentalmente dependemos demasiado del dinero estadounidense; por más dinero que saquen de aquí o nos mantengan encareciendo el día a día, dependemos de la inflación del momento y sentimos terror si el estatus político cambia. Ya hemos filtrado en el flujo sanguíneo que no podemos sobrevivir sin los Estados Unidos. Romper es tener algo encaminado. No se puede sustituir un camino sin una ruta nueva, pero hace falta diligencia e integridad para decir: esta es la semilla y en tanto tiempo recogeremos los frutos, vamos a trabajar. En este momento, no lo hay o no lo dejan.
– WRS – El economista francés Thomas Piketty considera que Francia debería reparar en más de 28 mil millones de dólares americanos a Haití. ¿En cuánto debería Estados Unidos reparar económicamente a Puerto Rico y a los puertorriqueños?
– LFCM – Pienso que la reparación grande es eximirnos de la deuda. Acumular 70.000 millones en deudas es espeluznante por más que estén “reestructurándola” y bajándola a 37.000. Puerto Rico no produce ni su propio alimento, ¿cómo podríamos vivir o desarrollar una economía saludable? Lo otro sería modernizar las utilidades, el agua y la energía eléctrica, pues sin esas dos necesidades básicas no hay desarrollo económico, sea de manufactura, farmacéuticas, tecnología, bioeconomía, etc. Ambas agencias también tienen deudas, recursos inadecuados y baja funcionalidad. Otro factor es la agricultura y ganadería; debemos producir nuestra propia comida. Puerto Rico está roto. Olvídate de reparaciones; hay que renacer. Un aspecto importante es tener poder de negociación. Por geografía, Estados Unidos será siempre el vendedor y comprador más grande de este hemisferio. Poder decidir qué y cuánto, en términos horizontales, permitiría que Puerto Rico saliera beneficiado. Si nos dan un inicio fresco, podríamos levantar la chiringa. Claro, para esto se necesita una administración adecuada.
– WRS – Muchos puertorriqueños viven en la diáspora, bien en Estados Unidos como fuera de los Estados Unidos. Otros puertorriqueños han sido y son partícipes del saqueo estadounidense dentro de Puerto Rico. Todos, los primeros y los segundos, son estadounidenses. ¿Por qué deben ser o no ser recompensados? ¿Son todos los puertorriqueños sujetos coloniales a los que se les ha robado su futuro en su propia tierra? ¿Se les debe devolver su futuro, estén donde estén, sean quienes sean?
– LFCM – La recompensa fue y es la libre determinación de escoger su nuevo hogar. La recompensa es haber tenido o logrado la oportunidad de partir y establecerse con nuevos bríos. Las circunstancias nos obligan a tomar decisiones; luego de tomarlas, las consecuencias son propias. No es el caso de otros países de los que se sale huyendo porque el gobierno te persigue, roba o expropia. Los puertorriqueños pagamos un boleto de avión y no escapamos; ni nos mojamos los pies ni cruzamos un peligroso canal en yola. Parte de la circunstancia en Puerto Rico es esa válvula de escape. No lo critico; se aprovecha y se busca el bienestar propio y de sus familias. Comparto este pensamiento con una vivencia. Nací en San Juan; por situaciones de divorcio de mis padres, me mudé de casa siete veces en trece años. Cuando me casé, me mudé para Trujillo Alto. Tengo cuarenta y ocho años y llevo viviendo más de veinte años allí, donde compré mi casa y formé mi familia. ¿San Juan me debe algo? ¿Puedo decir que soy trujillano? Claro, somos del origen, pero también de donde vivimos. Me viene a la mente Corretjer: un puertorriqueño es puertorriqueño aunque naciera en la luna. Pero también somos del lugar donde hemos escogido vivir. Esa decisión es muy personal. A la vez, esa válvula de escape o libertad de movimiento ha permitido que la necesidad no arranque esas raíces corruptas que nos han tirado a la chatarra, la presión para conseguir una verdadera evolución como país.
– WRS – Recientemente ha estado moviéndose un proyecto de Orden Ejecutiva para el reconocimiento de la soberanía de Puerto Rico por parte del presidente de los Estados Unidos. ¿Qué le falta a ese proyecto de Orden Ejecutiva? ¿Qué defectos le ves a ese proyecto de Orden Ejecutiva? ¿Por qué los Estados Unidos merecen algo mejor? ¿Por qué Puerto Rico merece algo mejor?
– LFCM – No sé cuánta validez tenga ese proyecto. A nosotros nos obligaron a ser territorio estadounidense, dígase por trueque, botín, acuerdo, lo que sea. No escogimos ser colonia con todos los pros y contras que los grupos quieran argumentar. Lo más justo sería que el puertorriqueño pudiera decidir su camino. Que los Estados Unidos, al menos, acepten nuestra decisión tras más de cien años de su dominio. Algunos argumentan que es absurdo pretender que el gran imperio acate lo que una isla determine, pero, aunque sea idealista, creo que debemos tener ese derecho. Anexionarse a la nación estadounidense es el cumplimiento de sus normas, que no es solo dar a entender que iremos a buscar dinero, porque la estadidad es costosa para un territorio como el nuestro. Independizarse es la responsabilidad histórica más grande que Puerto Rico asumiría. La soberanía daría a nuestra isla unas libertades o restricciones y poderes de negociación, como iguales, mediante las que podríamos tanto ganar como perder, pero sería nuestra prerrogativa. Para mí, el núcleo de todo es la libertad de discernimiento y de determinación. De esa forma, todos ganan.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
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