Frente a la aparentemente imparable ola de fraude al Medicare que, en un caso reciente, permitió a unos estafadores embolsarse 22 millones de dólares, la congresista derechista de Miami Ileana Ros-Lehtinen propone obligar a los solicitantes de servicios, los enfermos, a someterse a la parafernalia de la tecnología biométrica, que van de la toma de […]
Frente a la aparentemente imparable ola de fraude al Medicare que, en un caso reciente, permitió a unos estafadores embolsarse 22 millones de dólares, la congresista derechista de Miami Ileana Ros-Lehtinen propone obligar a los solicitantes de servicios, los enfermos, a someterse a la parafernalia de la tecnología biométrica, que van de la toma de huellas dactilares al reconocimiento del iris de los ojos.
La congresista asegura que los recientes casos de fraude justifican recorrer a las controvertidas técnicas cuyo uso es ahora generalizado en los aeropuertos, para identificar a los enfermos, aunque críticos de esta forma de identificación integral denuncian el uso posterior de los datos personales recogidos, incluso en materia de inmigración.
En la actualidad, los visitantes de Estados Unidos y de la Unión Europea son fichados a su entrada con datos biométricos, con un escáner de la cara o la toma de las huellas dactilares.
La propuesta de Ros-Lehtinen conocida por sus posiciones fanáticas en numerosos temas, forzaría los utilizadores de Medicare, un beneficio reservado a los adultos mayores de 65 años, a entregar sus datos biométricos antes de recibir la ayuda médica reclamada.
La prensa de Miami reporta como un médico, el doctor Fred Dweck, un dueño de clínica, Yudel Cayro, y cinco enfermeras facturaron del seguro estatal de salud unos 37 millones de dólares en servicios nunca rendidos o innecesarios a 344 pacientes, de los cuales 22 millones fueron efectivamente pagados. El caso es el último de una larga serie en este estado del país que convirtió la medicina en un gigantesco y lucrativo negocio.
El Sur de la Florida es el terreno de predilección de los estafadores del Medicare, a tal punto que muchos narcotraficantes se ha reorientado hacia actividades de fraude en este sector, según varios estudios.
En el 2005, 72% de las reclamaciones al Medicare por clínicas, en el conjunto del territorio norteamericano, procedían de la región del condado de Miami-Dade. En 2008, este empresas de este mismo condado facturaron el estado por cantidades seis veces superiores al condado de Los Angeles con un número de personas eligibles al sericio tres veces más grande.
Empresarios recién llegados se encuentren a menudo entre los estafadores inculpados por reclamar fondos sin haber asegurado servicio alguno.
Lehtinen propone la legislación conjuntamente con el congresista Ron Klein, también de la Florida. Si adoptada, la propuesta de ley duplicaría las multas y la pena de cárcel de los autores de fraudes al Medicare y obligaría los pacientes a demostrar, por la biometría, su identidad «gracias a las nuevas tecnologías de cribado».
«La estafa del Medicare llego a ser una norma en el Sur de la Florida… estos reportes de la prensa obligan a proveer el Medicare y la policía con las herramientas necesarias para impedir estos estafadores defraudar (Medicare) y abusar nuestros ciudadanos más vulnerables», dijo Ros-Lehtinen, con su habitual demagogia.
La congresista reclamó el apoyo de sus colegas para «ayudarnos a poner fin al despilfarro del dinero del contribuyente»… La legislación propuesta por Lehtinen no preve medida alguna para filtrar a los empresarios delincuentes, sin referencia médica.
LA SALUD DE LA BILLETERA
La irrupción de la llamada Loba Feroz en el campo de la salud, recuerda extrañadamente otra aventura en este sector de sus compinches de la Camara Baja, los legisladores Mario y Lincoln Diaz-Balart.
Los dos congresistas fueron desenmascarados en el 2008 cuando ofrecieron un apoyo determinante a un proyecto de ley federal que ampliaba al pago de prótesis la cobertura de los seguros de salud.
Se descubrió entonces que la legislación beneficiaba de manera considerable a un casi monopolio de la fabricación de prótesis, ubicado en el estado de Maryland, que habia entregado más de 10 000 dólares en contribuciones a los hermanos, hijos mafiosos de un fallecido ministro del Interior de la dictadura de Fulgencio Batista.
Los Díaz-Balart regalaron de esta forma beneficios record a la firma Hanger Orthopedic Group, Los cabilderos de la empresa cobraron $130,000 para agilizar el tema, reveló entonces el periodista Dan Christensen del Miami Herald.
«Agradecidos», los dueños de la firma también prestaron su apoyo estratégico para recaudar más fondos de campaña a favor de los políticos corruptos que aceptaron de vender de esta forma sus votos en la Cámara.
Ros-Lehtinen es la esposa del abogado Dexter Lehtinen, que se consagra entre otras actividades humanitarias, a manejar el casino de la tribu de los Miccosukees, cerca de Miami, con ganancias multimillonarias.