Ya en los años setenta, durante la última dictadura militar, el Estado ecuatoriano tomó cosciencia del enorme potencial hidroeléctrico existente en la cuenca del Río Napo. Se formuló en aquel entonces, el inventario energético de la cuenca de los Ríos Quijos y Coca, desde sus orígenes hasta el denominado Codo Sinclair, definiendo el aprovechamiento hidroeléctrico […]
Ya en los años setenta, durante la última dictadura militar, el Estado ecuatoriano tomó cosciencia del enorme potencial hidroeléctrico existente en la cuenca del Río Napo. Se formuló en aquel entonces, el inventario energético de la cuenca de los Ríos Quijos y Coca, desde sus orígenes hasta el denominado Codo Sinclair, definiendo el aprovechamiento hidroeléctrico «Coca Codo Sinclair» como el proyecto hidroeléctrico más atractivo de esta cuenca y uno de los mayores proyectos de generación eléctrica con los que contaría Ecuador (1).
El área hidrológica que aportaba el proyecto quedaba constituida por la cuenca del Río Coca hasta el sitio Salado (lugar de la represa), que cubre una superficie de 3.600 km2. Este proyecto, entre otros, se justifica por el hecho que Ecuador exporta el 70% del crudo que extrae de la Amazonía, importando derivados de petróleo y electricidad para complementar una oferta total de energía dependiente de combustibles fósiles en 90% -con alto costo económico y ambiental-, lo cual evidencia que en materia energética el país no es sostenible.
Los gobiernos de Febres Cordero, Rodrigo Borja, Durán Ballén y Lucio Gutiérrez se plantearon como objetivo el desarrollo de dicho proyecto, pero por la falta de inversión en los últimos 30 años, no fueron capaces de llevar a buen fin los objetivos trazados. En 2007 el gobierno del presidente Correa retoma la vieja iniciativa militar, invirtiendo alrededor de 20 millones de dólares en reiniciar los estudios preliminares y actualizar los de factibilidad, anunciando en el mes agosto de ese mismo año que el costo del proyecto supondría unos 1.590 millones de dólares, de los cuales el Estado aportaría 1.113 millones.
A finales de enero del año siguiente, el Consejo Nacional de Electricidad (CONELEC), resolvía «declarar de Alta Prioridad Nacional el Proyecto Hidroeléctico Coca Codo Sinclair, de 1.500 MW de capacidad, a desarrollarse por parte del Gobierno Nacional en la Provincia del Napo, cantón El Chaco, parroquia Gonzalo Díaz de Pineda»(2).
Siete días después y con el fin de hacer viable el financiamiento del proyecto, se constituía, apadrinada por los presidentes Rafael Correa y Cristina Fernández Kirchner, la Compañía Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair S.A (3). Dicha compañía surgía bajo una alianza estratégica «Sur-Sur», con la participación de la ecuatoriana Termopichincha S.A. (70% del accionariado) y la Compañía Energía Argentina, Enarsa S.A. (30% restante).
Según indicaba por aquel entonces la prensa argentina, para Enarsa el proyecto significaría ganancias millonarias: 438 millones de dólares anuales en los primeros 10 años, y después, durante los 40 años siguientes, 381 millones por cada ejercicio. El emprendimiento requería una inversión de 1.979 millones de dólares, el 85% de los cuales iba a ser financiado por el China Eximbank (4).
Para respaldar el proyecto, en abril de 2008 Cristina Kirchner viajó a Ecuador, donde se inauguraron obras y se firmó el primer contrato celebrado por Coca Codo Sinclair para la construcción de las vías de acceso por un monto de US$ 20 millones, que aportarían los accionistas.
La construcción quedó a cargo de la firma china Sinohydro que mantuvo contactos con funcionarios ecuatorianos y argentinos, pero el entusiasmo inicial duró poco y con negociaciones entre Argentina, Ecuador y China sin resolver las obras no avanzaron. El 13 de enero de 2009, la Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC, S.A.) absorbe a Termopichincha S.A., Hidropaute S.A., Transelectric S.A., Hidroagoyán S.A., Electroguayas S.A. y Termoesmeraldas S.A.
Enarsa, el 17 de septiembre de ese mismo año, a través de un escueto comunicado, reconocía el abandono del proyecto, lo cual atribuyó a problemas de magnitud global: «Debido a la crisis internacional, el financiamiento, que provendría de créditos gestionados por las empresas argentinas (5), no fue posible». Enarsa procede a transferir a favor de la CELEC, la totalidad de su paquete de acciones. Los aportes realizados por la firma argentina mediante transferencias a la cuenta bancaria de Coca Codo Sinclair ascendían a US$ 4,12 millones, recibiendo US$ 5,5 millones al momento de vender sus acciones (6). Todas las acciones quedaban en manos del Estado ecuatoriano.
Las principales obras del proyecto se enmarcan en: captación de aguas a filo de río, desarenador, túnel de abducción o conducción de 25 km de longitud y 9 metros de diámetro, embalse compensador, tuberías de presión, casa de máquinas, túnel de restitución, líneas de transmisión; instalación de 3 campamentos para operarios, 3 carreteras y puentes de acceso para la obra de captación.
El presidente Correa transformó, en mayo de 2010, la Compañía Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair S.A. en la Empresa Pública Estratégica Hidroeléctica Coca Codo Sinclair EP(7), como persona jurídica de derecho público, con patrimonio propio, y con autonomía presupuestaria, financiera, económica, administrativa, así como de gestión.
Tras una tensa y larga negociación con el gobierno chino, a mediados de 2010 se suscribió en Pekín el contrato de crédito para la construcción de la hidroeléctrica por un monto de US$ 1.682.745.000 (8). Se cerró a su vez y de forma definitiva la adjudicación de la obra a la empresa Sinohydro, empresa china reconocida a nivel mundial en la ejecución de proyectos de estas características (9).
Ya en este año, el pasado 14 de abril, la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) declaraba una inversión de 385 millones de dólares para el proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair, completando de esta manera su costo total.
Tras la adjudicación de la obra a la china Sinohydro, automáticamente se dotó al proyecto de concesiones y licencias por parte de los órganos gubernamentales responsables, así como licencia ambiental, licencia de aprovechamiento forestal espacial, concesiones mineras de libre aprovechamiento de material de construcción y autorización para investigaciones arqueológicas de las vías y del proyecto en general. De igual manera, la Secretaría Nacional del Agua (SENAGUA) emitió la concesión de utilización de agua en un volumen de 222 m3/s.
El Coca Codo Sinclair pretende estar terminado y operativo en 2016. Tendrá una potencia de 1.200 MW (10) y generará energía de 8.600 GW- hora por año. Según el gobierno ecuatoriano, permitirá un ahorro de US$ 2,5 millones diarios, al suplir esta energía por la que actualmente generan las térmicas, así como por la eliminación de la importación de energía de Perú y Colombia (11). De igual manera, se indica que el proyecto evitará que se contamine el medio ambiente con 94,5 millones de toneladas de CO2, en 21 años, lo que significará ingresos económicos para el Estado, producto de la venta de bonos de CO2, una de las grandes apuestas del gobierno de Correa. Además, junto a otros proyectos emblemáticos, permitirá la transformación de la matriz energética del país, con el fin de que este pase de ser exportador de materias primas a exportador de productos con valor agregado según indica la SENPLADES, generando a su vez, durante su ejecución, unos 3.000 puestos de empleo directos y otros 15.000 indirectos.
El cambio de matriz energética es parte de la estrategia endógena para la satisfacción de las necesidades, núcleo del Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013, y su propósito es «reorientar el sistema energético nacional hacia un sistema eficaz, eficiente y amigable con el ambiente»(12).
Sin embargo, «no es oro todo lo que reluce», y la planta hidroeléctrica generará fuertes impactos en la reserva de la biosfera de Sumaco, una zona protegida por las Naciones Unidas por su fauna y flora únicas.
Según indican múltiples organizaciones ambientalistas que se oponen al megaproyecto, el ecosistema de la zona se verá seriamente afectado, al igual que la cascada de San Rafael (13), el salto de agua más alto del Ecuador. Esta realidad ya es un hecho, en la medida en que las brillantes luces de las señalizaciones de obra están espantando a las mariposas endémicas de la zona. «Esto es sólo el comienzo», indican los moradores.
En septiembre de 2008, tras la aprobación en referéndum popular de la Constitución de Montecristi, Ecuador se convirtió en el primer país del planeta en elevar a rango constitucional los derechos de la Pacha Mama. Sin embargo, y a pesar de ello, el gobierno ecuatoriano no está haciendo uso de las fuentes de energía que se consideran económicamente más viables y de menos impacto para el entorno natural.
Las lógicas desarrollistas y neoextractivistas predominan en un gobierno que se declara ambientalista y respetuoso con la Naturaleza.
Con el presupuesto que se invertirá en el Coca Codo Sinclair, se podrían hacer varias plantas de pequeña o mediana escala con las que se obtuviesen los mismos resultados para el país y fueran ambientalmente más sostenibles. Incluso su viabilidad económica sería más segura que la de este megaproyecto.
Estas plantas pequeñas podrían completarse con plantas geotérmicas, fuente de energía renovable y sostenible en un país que dispone de decenas de volcanes activos (14).
El cambio de matriz energética es un asunto prioritario para el gobierno de la llamada Revolución Ciudadana. En este sentido, los proyectos Coca Codo Sinclair, Toachi Pilatón, la repotenciación de Baba y las reparaciones en San Francisco (15) se suman a unas 15 centrales más pequeñas que el presidente Correa pretende que se inauguren en la segunda mitad de esta década, teniendo como objetivo no solo disminuir la cantidad de recursos aplicados en la compra de combustibles para generación térmica y la importación de energía, sino incluso ser capaz de exportarla a los países limítrofes. El conjunto de estos proyectos demanda una inversión estimada de US$ 8.000 millones.
Por otra parte, desde que Sinohydro está trabajando en la provincia de Napo, se han recogido varias quejas respecto a incumplimientos de obligaciones laborales. Los agricultores de la parroquia el Reventador han levantado protestas en las afueras del campamento de San Rafael para reclamar el pago de las remuneraciones pactadas por sus servicios, por ejemplo, existen personas que han trabajado varios meses sin la firma de contratos de servicios y las remuneraciones que reciben son menores de lo acordado «ofrecen remuneraciones de US$ 15 por jornada y cancelan US$ 11». De la misma manera, los trabajadores reclaman que la jornada incluía alimentación, pero no la recibieron y después de los cinco primeros meses, cuando protestaron los despidieron. La empresa no canceló la liquidación respectiva y los trabajadores tampoco se encontraban afiliados al IESS.
De acuerdo con las declaraciones del presidente de la Junta Parroquial de El Reventador, Rolando Vélez, no se han ocupado las plazas hoteleras del sector ni el servicio de comedores que las comunidades levantaron a raíz del inicio del proyecto y sienta el reclamo de que la empresa Sinohydro quiere pagar apenas USD 0,50 por un almuerzo y sueldos de USD 1 por hora a los trabajadores.
El Objetivo 6 del Plan Nacional para el Buen Vivir promueve garantizar el trabajo estable, justo y digno, en su diversidad de formas. En este sentido, el Estado ecuatoriano debe valorar todas las formas de trabajo, generar condiciones dignas para el trabajo y velar por el cumplimiento de los derechos laborales, no dejándose obnubilar por los «tesoros que a veces parecen llegar del oriente asiático».
Notas:
(1) Con el propósito de definir la mejor alternativa y la capacidad total del aprovechamiento Coca Codo Sinclair, el INECEL contrató «estudios de factibilidad», con el consorcio de firmas consultoras: Electroconsult y Rodio de Italia, Tractionel de Bélgica y las ecuatorianas Astec, Ingeconsult y Caminos y Canales, quedando definido el desarrollo del proyecto en dos etapas continuas, con capacidades de 432 y 427 MW, respectivamente, lo que sumaba 859 MW, según el estudio concluido en 1992. En 2008, se actualizaron los estudios que avalan la factibilidad técnica para una capacidad de 1500 MW basado en el caudal de agua disponible.
(2) CONELEC, Resolución Nº. 001/08, tomada en sesión realizada el 31 de enero de 2008.
(3) Compañía Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair S. A. COCASINCLAIR; fue autorizada para operar mediante Resolución No. 08.Q.IJ.489, de la Superintendencia de Compañías, de 15 de febrero de 2008, debidamente inscrita en el Registro Mercantil, bajo el número 0006 del Registro Industrial, Tomo 40.
(4) China Eximbank se fundó en 1994. Es una de las tres instituciones bancarias encargadas de implementar las políticas de Estado chinas en industria, comercio exterior, diplomacia, economía y finanzas, promoviendo el apoyo financiero a las políticas estatales y la exportación de productos y servicios chinos. Aunque estatutariamente no figura como una institución que haga préstamos al exterior, The Financial Times estima que entre 2009 y 2010, el China Eximbank junto al China Development Bank habrían asignado al menos 110 billones de dólares a países en vías de desarrollo, más que el Banco Mundial en el mismo período.
(5) El ministro de Planificación Federal argentino, Julio de Vido, había anunciado con anterioridad la participación de las empresas argentinas Corporación América (CASA), de Eduardo Eurnekian; el grupo Cartellone y el grupo que lidera Enrique Pescarmona, con Enarsa en el proyecto Coca Codo Sinclair.
(6) Cuatro meses después de disuelta la sociedad, la venta de acciones de Enarsa no solo generó críticas en Argentina, sino también una denuncia interpuesta ante la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y el Ministerio de Planificación de ese país. En ella se detalla que Enarsa debió crear una sucursal y abrir una oficina en Ecuador, lo que implicó importantes desembolsos y que, en su totalidad, exceden los US$ 5,5 millones que recibió al momento de vender el 30% de las acciones.
(7) http://www.cocasinclair.com/c/document_library/get_file?folderId=17651&name=DLFE-201.pdf
(8) El China Eximbank financiará el 85% de los US$ 1.980 millones que demandará el Coca Codo Sinclair, con un tipo de interés al 6,9%. El resto correrá a cuenta de fondos locales.
(9) Además, se anunció en China la contratación de otro empréstito US$ 1.000 millones, para nuevos proyectos de inversión, obteniendo también la misión ecuatoriana importantes resultados como el acuerdo de financiamiento por $ 600 millones, para la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Sopladora.
(10) El proyecto fue revisado en su factibilidad por la Comisión Federal de Electricidad de México, recomendando un potencia máxima de 1200 MW y no de 1500 MW como estaba inicialmente previsto.
(11) En 2009, las sequías paralizaron parcialmente la mayor hidroeléctrica del país, los apagones duraron dos meses y el impacto en la economía ecuatoriana se estima en US$ 1.000 millones, habiendo pagado a precio de oro la energía importada de Perú y Colombia.
(12) SENPLADES, Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013 (pag.65).
(13) Los moradores de la zona y asociaciones ambientalistas manifiestan preocupación ante el hecho de que una hidroeléctrica de tan alta capacidad requiera de todo el caudal de agua que en la actualidad cae por la cascada de San Rafael, dejando dicho salto de agua seco una vez entre en marcha el Coca Codo Sinclair.
(14)Las plantas alimentadas con diesel podrían emplearse para cubrir puntualmente los picos de la demanda nacional.
(15) En el caso de la hidroeléctrica San Francisco, hablamos de un proyecto que ya estaba en funcionamiento, aunque se paralizó debido a la necesidad de reparaciones al poco tiempo de su inauguración. Esta circunstancia motivó la expulsión de la constructora brasileña Odebrecht, la cual regresó al país debido a las presiones provenientes de Brasilia previo pago de una multa de US$ 20 millones.
rCR