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Entrevista a Juan José Campanella, que presenta ‘Luna de Avellaneda’

«Mi nueva película es una historia de amor a la comunidad»

Fuentes: La Vanguardia

El pase de Luna de Avellaneda, la nueva película del equipo artístico de El hijo de la novia -formado, entre otros, por el director Juan José Campanella y el actor Ricardo Darín- en la competición oficial del 28.º Festival des Filmes du Monde de Montreal ha levantado enorme expectación. Se trata, dice Campanella en esta […]

El pase de Luna de Avellaneda, la nueva película del equipo artístico de El hijo de la novia -formado, entre otros, por el director Juan José Campanella y el actor Ricardo Darín- en la competición oficial del 28.º Festival des Filmes du Monde de Montreal ha levantado enorme expectación. Se trata, dice Campanella en esta entrevista, realizada pocas horas antes de que la cinta se convirtiera en protagonista de la sesión de ayer, en la recta final del certamen canadiense, que otorgará sus premios pasado mañana, lunes.

-¿Viene usted a repetir su éxito de hace tres años con El hijo de la novia?

-Llego con ánimo de superarlo, porque esta película es más coral y social que aquélla, pero no menos emocionante. Espero que vuelva a hacer reír y llorar a la vez a los espectadores canadienses. Luego, la cosa es que el jurado esté de acuerdo. Aunque la sensación que tengo es un poco distinta, porque El hijo de la novia concursó cuando llevaba sólo una semana en los cines de Argentina; o sea, que todo ocurrió en paralelo. Mientras que Luna de Avellaneda llega al festival de Montreal tras ser vista por un millón de personas en Buenos Aires, y de haberse convertido en un éxito cinematográfico y también social.

-¿Un éxito social?

-A raíz de la película se ha promulgado una ley que imposibilita embargar los clubs sociales de los que trata la película. Los hay a miles en Argentina. El Luna de Avellaneda es uno de tantos que fue fundado por inmigrantes. Hasta los años setenta eran la fuerza viva del barrio. La vida social del barrio giraba en torno a estos clubs y han terminado siendo un espejo de la decadencia argentina. Sobre todo por la situación económica, aunque también por los cambios de costumbres: hemos perdido la comunidad para ocuparnos del individuo, y todo lo que antes era una fiesta social, hasta ir al cine, ahora se ha convertido en una cosa individual. Hay otra consecuencia de la película: tras el acoso de las majors que sufrimos en las salas de cine de Argentina, ha habido un cambio legislativo en favor de nuestro cine.

-¿Qué cambio?

-Luna de Avellaneda se estrenó en primavera, en plena época de tanques hollywoodienses. Le tocó luchar contra Troya, la catastrofista El día después, el Harry Potter de turno, Spiderman 2… Y, pese a todos ellos, la película atrajo a un millón de espectadores, con lo que las majors intentaron sacarnos de las salas de Buenos Aires. Eso provocó una ley a favor del cine argentino.

-¿Qué es Luna de Avellaneda?

-Una historia de amor a la comunidad. Creo que mis dos películas anteriores forman con ella una trilogía de la clase media: El mismo amor, la misma lluvia fue la primera, sobre la historia de un individuo; El hijo de la novia trataba sobre una familia; y ésta es sobre una comunidad. Para mí es cómo una afirmación de haber encontrado el lugar al que pertenezco. Además, es una película mucho más coral que las anteriores: no sólo tiene protagonismo en ella Ricardo Darín, sino también Eduardo Blanco, Mercedes Morán y José Luis López Vázquez, que encarna al exililado español fundador del club social.

-¿Su filme va contra el neoliberalismo?

-Se puede entender como una película contra la globalización. Luna de Avellaneda va contra el criterio de que lo importante en la vida es que los números cuadren: yo he visto en EE.UU. que han cerrado porque no daban ganancias.