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Mientras EEUU fantasea con el petróleo venezolano, la oposición sufre un Chávez reciclado

Fuentes: Rebelión

La especulación mediática está de moda y se adelantan estrategias de campaña centradas en el uso de la propaganda negra, que transmite una información parcializada o que distorsiona los hechos reales. La descalificación, la denunciología permanente, el escándalo, son las tácticas usadas. La intención, crear matrices de opinión, como en el tema de la supuesta […]


La especulación mediática está de moda y se adelantan estrategias de campaña centradas en el uso de la propaganda negra, que transmite una información parcializada o que distorsiona los hechos reales. La descalificación, la denunciología permanente, el escándalo, son las tácticas usadas. La intención, crear matrices de opinión, como en el tema de la supuesta contaminación del agua . Y la matriz de inseguridad, que pareciera corresponderse con un plan para incentivar la criminalidad.

El miedo es lo que quiere imponerse, el temor al futuro, restarle calidad y transparencia a los comicios, con directivas que parecieran venir de centrales que no residen en el país, donde tanto instituciones y partidos estadounidenses como europeos quieren participar en este juego con formatos foráneos, con tácticas y soluciones ya probadas (no siempre con suerte) en otras latitudes y una campaña de descalificación permanente.

Lo resaltante de este atípico proceso electoral es la serenidad con la que el pueblo venezolano viene tomando los acontecimientos, en medio de un bombardeo permanente del terrorismo mediático de estos reportes-buitre.

Pareciera que la ciudadanía está acostumbrada ya a los show mediáticos de cierta oposición para generar noticias, espectáculos que van desde autoatentados pasando por encadenamientos en busca del protagonismo y la repercusión en medios internacionales como CNN, la que no se consigue a través del debate democrático, hasta la denuncia en el Herald de Miami de túneles secretos y «madrigueras subterráneas» distribuidos en varios puntos de la isla de Margarita.

Por ejemplo, el teniente José Colina, presidente de la ignota Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex), declaró al mismo diario que estas agrupaciones «paramilitares» fueron conformadas por Chávez en preparación de un eventual conflicto asimétrico, o guerra de tercera dimensión (sic) ¿Habrá que usar anteojos especiales?

Desde la oposición, el dispositivo comunicacional trabaja temas como la erosión de la imagen de la estatal petrolera Pdvsa, el Consejo Nacional Electoral y especula permanentemente sobre la enfermedad de Chávez. La erosión de la imagen de Pdvsa sirve para desmontar la idea de que un nuevo gobierno pudiera ser dañino para su supervivencia, como empresa del Estado y la presión sobre el CNE sirve para atacar la institucionalidad y crear una percepción negativa del país, que sirva a eventuales denuncias de fraude.

El exvicepresidente José Vicente Rangel habla de «trasnacionalización» de la campaña, por sus estrategias foráneas, por los multimillonarios desembolsos crematísticos, por la intervención desca-rada de factores exógenos (incluidos los «socialdemócratas» Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos, Rodríguez Zapatero). Las elecciones venezolanas se han globalizado, trascienden las fronteras.

El propio Chávez denunció que desde la oposición venezolana, y con apoyo del imperio norteamericano, se está configurando un cuadro de agresión contra Venezuela., e instruyó a su canciller para que «vayamos elevando estas consideraciones a Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), a la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) y a otros de nuestros organismos internacionales».

El país se ha llenado de asesores extranjeros, e incluso el jefe del Comando Sur norteamericano, general Douglas Fraser habló ante el Congreso de su país de «las turbulencias geopolíticas que se pudieran originar en Cuba, Venezuela, Bolivia y Haití». Según él, «Venezuela enfrenta incertidumbres sobre la salud del presidente Hugo Chávez, una persistente inestabilidad económica y crecientes niveles de violencia que generan mayores exigencias para el Gobierno».

Obviamente está preparando la objeción sobre la transparencia de las elecciones que pueda hacer un candidato opositor derrotado, como sucedió en Nicaragua y en Rusia.

Más allá que a muchos en el llamado primer mundo no les gusta Hugo Chávez (ni él ni sus ideas), no podemos olvidar que lo que más preocupa es su política soberana y que el país cuenta con la mayor reserva petrolífera del mundo. Hoy, mientras el chavismo declara que aceptará cualquier resultado el 7 de octubre, la oposición no abre la boca, lo que -obviamente- despierta graves sospechas.

Por eso no extraña que su reciente viaje a Colombia Capriles se reuniera con el expresidente Álvaro Uribe Vélez y con empresarios de la petrolera privada Pacific Rubiales, entre los que destaca el expresidente de Pdvsa y asesor del gobierno estadounidense Luis Giusti, y con JJ Rendón, un publicista venezolano reconocido como «el rey de la propaganda sucia».

También Bill Clinton estuvo en Colombia, jugando golf con Uribe y Giusti, quienes ya habían conversado con Capriles sobre los planes para la industria petrolera venezolana, en caso de que la oposición gane las elecciones. Elecciones que huelen a petróleo, otra vez.

Volvió, volvió, volvió

Apenas regresado a Caracas desde La Habana tras sus cinco sesiones de radioterapia, el Presidente volvió a cargar contra la Mesa de Unidad Democrática, al evaluar como despelotado, fascista y perverso al campo opositor.

Chávez señaló que «Estamos trabajando en el Segundo Plan Socialista de la Nación (…) hasta ahora he enfocado nueve grandes campos para la transición desde el punto de vista político, social, económico, nacional, internacional», explicó. Detalló que, en materia económica, se hace un esfuerzo por salir del modelo monoproductor, petrolero rentístico que acostumbraba la cuarta República y propiciar así el establecimiento de un modelo pos-rentista, pos-capitalista y pro-socialista.

En materia política, señaló que el plan contempla hacer un cambio en la democracia protagónica revolucionaria y empezar a «hablar del Poder Popular y de la democracia socialista».

Desde el chavismo se denuncian a diario síntomas de triunfalismo, ganas de echarse a dormir y eso podría ser fatal, porque demuestra ante todo una gran subestimación del adversario. Lo positivo es que se ha roto la autocensura de la crítica. Hay quienes -desde esas posiciones- señalan un recrudecimiento de lacrisis del hiperliderazgo y la ausencia de operadores políticos.

Lo cierto es que predomina en el chavismo oficial una irrefrenable tendencia a considerar que la contienda de octubre está ganada, que la tal irreversibilidad del socialismo es ya un hecho, y que ésta vendría a sumarse a la irreversibilidad de las tendencias que señalan las encuestas. Pero desde la misma izquierda se critican las limitaciones del modelo productivo actual, sosteniendo que aún no se han tocado los cimientos del modelo heredado y que del socialismo del siglo XXI no existen más que algunos proyectos y muchos más discursos.

El partido Socialista Unido de Venezuela debe demostrar que tiene capacidad para aprender de sus errores y de rectificar a tiempo, y, por otro lado, tienen que demostrar también que la revolución bolivariana no desaparece con Chávez. Si bien tiene contrincante, el abogado conservador Henrique Capriles Radonsky, el chavismo no ha dilucidado el problema del chavismo después de Chávez.

Y aquí hay muchos reportes-buitres especuladores sobre este tema, desde adentro del país, pero también desde afuera. Por ahora, al vicepresidente Elías Jaua se le ha confiado la gestión del día a día del Gobierno, mientras que Diosdado Cabello, desde la presidencia de la Asamblea Nacional y el manejo de la maquinaria partidista aparece como un serio candidato a la sucesión, carrera donde el tercero en discordia parece ser el canciller Nicolás Maduro quien se suponía iba a ser el candidato a gobernador de Carabobo pero…

Un mesa con varios menús

Lo cierto es que a la derecha le resulta cada vez más difícil gobernar y si pregúntenle al señor Mariano Rajoy. Trata de mimetizarse con sectores progresistas, pero… Depués de la declaración del Partido de los Trabajadores de Brasil de que «causa gracia» que Capriles quiera parecerse a Lula, ¿le quedarán ganas al candidato de la MUD de seguir apropiándose de las propuestas, consignas, ejecutorias de gobierno y figuras progresistas?…

Hay sectores de la oposición que están alejados de la campaña, insatisfechos con los resultados de las primarias o no encuentran acomodo en la campaña de Capriles Radonsky, a quien le exigen asimismo, explicar mejor qué quiere decir con la frase «nadie debe depender del Estado para progresar y tener una mejor calidad de vida» (¿será que lo que quiere decir que nadie que no tenga dinero puede ir a una escuela o a un hospital?).

Hay quienes, en la oposición, hablan de liquidar la MUD. Entre otros, Rangel señaló que la MUD está siendo marginada por un comando de campaña que controlan los asesores de Capriles, quien sugirió a los pro-socialdemócratas Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo que constituyan sus propios comandos y que luego coordinen con él.

Sectores del MUD ecxigen, asimismo, que los candidatos a gobernadores sean escogidos en unas elecciones primarias regionales, habida cuenta (como en el caso de Táchira) de las graves denuncias de corrupción contra 17 funcionarios, entre ellos el gobernador Pérez Vivas, quien había sido «dedocráticamente» postulado para un nuevo mandato.

El oficialismo considera importante dejar establecido que es la propia gente de derecha, correligionarios de Capriles, quienes quieren matarlo para quitarlo del camino y echar mano de un candidato que les pueda garantizar el triunfo

Un serio quebrantamiento de la unidad de la oposición agrupada en la MUD está en la exigencia de En fin, la serenidad ciudadana tiene mucho que ver la masividad de la participación. ¿Miedo por lo que vendrá? ¡Que va! Pareciera que los venezolanos están convencidos de que tienen la capacidad de resolver pacíficamente su futuro.

La diferencia en intención de voto entre lo candidatos para las elecciones del 7 de octubre se ubica en 13,3 puntos a favor del presidente Hugo Chávez, según las últimas mediciones de Datanálisis. Luis Vicente León, director de la encuestadora y guionista de la oposición, aclaró que a pesar de esa diferencia, hay 25% de electores que se ubica en el rango de los indecisos, los cuales podrían hacer cambiar el escenario actual. O no.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.