Recomiendo:
0

Entrevista al artista cubano Ángel Boligán

«Mis historietas y caricaturas son universales e imperecederas»

Fuentes: Rebelión/Clarín de Chile

En entrevista exclusiva con Clarín.cl Ángel Boligán (1965), habla del humor gráfico en Cuba y las reminiscencias de Europa del Este: «Predomina el estilo de los caricaturistas que tenemos una forma de decir las cosas sin palabras, los que manejamos la metáfora y entendemos la caricatura como una especie de poesía, los que decimos todo […]

En entrevista exclusiva con Clarín.cl Ángel Boligán (1965), habla del humor gráfico en Cuba y las reminiscencias de Europa del Este: «Predomina el estilo de los caricaturistas que tenemos una forma de decir las cosas sin palabras, los que manejamos la metáfora y entendemos la caricatura como una especie de poesía, los que decimos todo conceptualmente sin recurrir al estereotipo del cómic; mi influencia viene de la escuela de Europa del Este, sin embargo en Cuba lo adaptamos a un estilo caribeño.» Por otra parte, Boligán reconoce: «México es una potencia de la caricatura por la cantidad de buenos dibujantes, desde tiempos de Guadalupe Posada, el Chango Cabral y Abel Quezada. Yo tenía 13 años cuando conocí a los grandes caricaturistas latinoamericanos: Palomo, Quino, Fontanarrosa, Rius, Naranjo, Helioflores y Kemchs«.

MC.- ¿Dónde aprendiste a dibujar con semejante belleza?

AB.- Nací en San Antonio de los Baños, un pueblo a 45 kilómetros de La Habana, conocido en Cuba como «La viña del humor», los principales caricaturistas de la Isla nacieron en San Antonio de los Baños; en 1979 se fundó el primer Museo Internacional del Humor, la Bienal y un Festival Internacional de la Caricatura. Yo tenía 13 años cuando comencé a vincularme al museo y conocí a los grandes caricaturistas latinoamericanos: Palomo, Quino, Fontanarrosa, Rius, Naranjo, Helioflores y Kemchs, desde pequeño entré en contacto con el humor gráfico.

Con el tiempo me dí cuenta que debes ser observador y trabajar mucho, no naces con un estilo, lo vas creando en el camino, con la mezcla de lo que tomas de otros dibujantes y lo que tú le agregas de tu propia cosecha; el estilo no es sólo la línea, sino la forma de decir las cosas, así he creado un perfil para expresarme gráficamente y un concepto, una buena caricatura es el equilibrio entre la forma y el contenido.

MC.- ¿Cuándo adoptaste la técnica entre la acuarela y el lápiz?

AB.- En Cuba estudié Artes Plásticas, mi formación fue más académica, no me considero periodista -a diferencia de muchos caricaturistas en México-, yo me considero un artista plástico en función del periodismo, siempre me gustó estudiar la gráfica, he pintado en óleo, también hice esculturas y cerámicas, estudié todas las disciplinas de la academia para titularme como artista plástico. La acuarela es la técnica que sentí más cercana a mi estilo para dibujar, con el tiempo le incorporé la tecnología del photoshop, sin duda la acuarela tiene la espontaneidad y transparencia que necesito para expresarme.

MC.- Imagino que el bloqueo económico que sufre Cuba te limitó el acceso a cómics y libros de artes gráficas, ¿de dónde provenían las influencias del humor gráfico cubano?

AB.- Desde el inicio el Museo del Humor contó con donaciones en su mayoría de los caricaturistas de Europa del Este -en especial de la Unión Soviética, Bulgaria y Checoslovaquia-, teníamos una gran cantidad de información, de revistas y libros de los colegas del bloque socialista. El estilo que predomina entre los certámenes de humor gráfico, es el de los caricaturistas que tenemos una forma de decir las cosas sin palabras, ni textos, los que manejamos la metáfora y entendemos la caricatura como una especie de poesía, los que decimos todo conceptualmente sin recurrir al estereotipo del cómic; es la influencia que me marcó y hoy en día funciona, quizás sea el único caricaturista en México que no utiliza globos de textos, ni diálogos entre mis personajes, la influencia viene de la escuela de Europa del Este, sin embargo en Cuba lo adaptamos a un estilo caribeño.

MC.- El caricaturista «Ahumada» tampoco utiliza diálogos, recuerdo que el monero «Patricio» me dijo: «Boligán y Ahumada son poetas gráficos»…

AB.- Me encanta el trabajo de Ahumada, es difícil ser fiel a tu estilo y concepto, porque los lectores de periódicos en México y Latinoamérica están acostumbrados al ver un dibujo y enseguida leer los diálogos para entender la broma. Ahumada es un maestro en la historieta poética, quizás no sea el caricaturista más popular en México, porque aquí gusta el doble sentido, el cotorreo y la crítica política; creo que ambos marcamos un poquito la diferencia, somos una alternativa, no es fácil tratar de decir las cosas sin palabras.

MC.- ¿En qué año llegaste a México?

AB.- En 1992, Kemchs era presidente de la Asociación de Caricaturistas de México y me invitó a participar a una exposición en el Museo de la Caricatura del Distrito Federal; Kemchs colaboraba en El Universal, me pidió de favor que lo acompañara a la redacción para entregar su dibujo, subimos a la oficina de Paco Ignacio Taibo I -entonces editor de la sección cultural-, nos presentó y Paco Taibo me preguntó por mis dibujos -yo los llevaba para la expo- y le dejé dos copias. Al día siguiente, Kemchs me llevó al hotel un ejemplar de El Universal con mi dibujo publicado, recuerdo que me habló Paco Taibo para preguntar sobre mi estancia en México, le dije que me quedaría un mes; así que por culpa de Kemchs y de Paco Taibo comencé a trabajar en El Universal. En 1992 Cuba sobrevivía al Período Especial, yo tenía 25 años y había pocos espacios para publicar, en cambio México ofrecía mil posibilidades y ya cumplí 19 años por aquí.

MC.- ¿Congeniaste de inmediato con los caricaturistas mexicanos?, ¿fue humor a primera vista?

AB.- A Rius lo conozco desde los 13 años, yo lo llevaba a la playa en su tiempo libre durante la Bienal del humor; yo no tenía idea de la magnitud ni de la trayectoria de Rius, para mí era un amigo mexicano, Quino era sencillamente el argentino y Palomo el chileno. México es una potencia de la caricatura por la cantidad de buenos dibujantes, desde tiempos de Guadalupe Posada, el Chango Cabral y Abel Quezada. Cuando llegué a México conocí al resto de los caricaturistas, pero ya había un vínculo y amistad con algunos moneros; al principio no fue fácil para mí, porque aquí la caricatura es eminentemente política, son pocos los espacios para el humor blanco, yo no entendía el argot: «dedazo» o «tapado», tampoco tenía algunos antecedentes de la política mexicana. Ahora me considero un artista, no tengo líos con nadie, mi convivencia con el resto de los caricaturistas es perfecta.

MC.- ¿Adquiriste la ciudadanía mexicana?, ¿alguna vez te molestaron con el Artículo 33?

AB.- Sí ya soy ciudadano mexicano; al principio tenía cuidado, los editores y colegas me advertían que en mi calidad de extranjero no podía emitir opiniones políticas -según lo establece el Art. 33- so pena de sufrir una deportación. Es absurdo el Artículo 33 de la Constitución Política de México, porque un periodista no tiene fronteras y además si estoy pagando impuestos en México tengo el derecho de opinar.

MC.- ¿Habías visto una coordinación de caricaturistas parecida a la campaña: No + Sangre?

AB.- México heredó una gran tradición en ese sentido, la campaña «No + Sangre» ha tenido un alcance increíble, cada cierto tiempo -me consta- por iniciativa de Rius o Naranjo coordinamos que todos los caricaturistas incluiremos una mancha negra -ante la muerte de un periodista-, pero esta vez el «No + Sangre» sobrepasó las fronteras, se convirtió en un símbolo internacional, la idea fue de Rius, el diseño de Alejandro Magallanes y la difundimos todos los que trabajamos en la revista El Chamuco, el «No + Sangre» marcó la pauta, hace poco viajé a Holanda y todas las preguntas giraban en torno al significado del «No + Sangre».

MC.- ¿Qué representa para ti El Chamuco?, lo pregunto porque su perfil es 99% político, El Chamuco abre su espacio para las caricaturas que son censuradas en los periódicos de circulación nacional…

AB.- El Chamuco es un espacio libre, ahí no hay límites. Existe una línea imaginaria donde uno tiene credibilidad y después de cruzar esa delgada línea estás en riesgo de perder tu credibilidad, el exceso de libertad puede crear dudas en los lectores, es decir: si yo voy a criticar un acto del gobierno de Felipe Calderón busco una idea en concreto que pegue duro a la propuesta gubernamental, pero si sólo destaco que Calderón es feo, enano y borracho, puedo perder mi credibilidad. Sucede con los caricaturistas cubanos en la Isla y con los compatriotas de Miami; los de Cuba dibujan feo al Imperialismo y los de Miami ponen más feo todavía a Fidel Castro, en las dos orillas se reducen a una competencia de saña; yo estoy en una posición de «ver los toros desde la barrera», puedo crear una opinión y decir cosas contundentes sin caer en la falta de respeto ni en las burlas personales.

Mi espacio quincenal en El Chamuco es una historieta filosófica y metafórica, creo que la vida va cambiando debido a la globalización y al consumismo, tenemos que estar alertas porque el sistema neoliberal nos pretende enredar y confundir, si yo sólo estoy cazando la frase del diputado o candidato para hacer una caricatura que funciona un día -porque mañana el tema será otro-, me parece que haría una caricatura desechable y eso es lo que quieren todos los editores para los espacios de opinión gráfica: «dibuja algo sobre la declaración del diputado o candidato en turno». Ahumada y yo hacemos otros temas, que no dejan de ser editoriales porque opinamos sobre las nuevas tecnologías y el comportamiento social, también criticamos la manipulación de la publicidad para comprar productos en los supermercados o candidatos con copetes.

MC.- Precisamente tus cartones no son perecederos, ¿presentarás una antología para que sea tomada en cuenta por la Editorial El Chamuco?

AB.- No hemos hablado al respecto, podría ser, yo encantado. Me gustan los restos, me gusta romper lo que no se puede, hacer la diferencia. Yo no dibujaba muchas historietas, inicié en El Chamuco con cartones políticos, pero me di cuenta que hacía lo mismo -que llovía sobre mojado-, era monótono porque todos decíamos lo mismo, pensábamos igual sobre la crítica política. Intenté hacer historietas con temas universales, a la fecha llevo 80 historietas imperecederas y universales, que se pueden publicar en cualquier país y momento. También me gusta burlar la censura a través de la metáfora, me encanta que me pongan las cosas difíciles, amo los retos.

MC.- Durante varios años trabajaste en la columna de Carlos Monsiváis; ¿extrañas ilustrar los domingos de Monsi en El Universal?

AB.- Sí, fue una experiencia maravillosa, solía dibujar una viñeta para la columna de Monsiváis, pero el contacto no siempre fue directo con Monsi, él me enviaba su artículo, me encantaba leerlo porque Monsi escribía de una forma loca y metafórica. Mi ilustración no era en sí lo que decía el texto, me gustaba buscar la esencia y que mi dibujo por sí solo dijera algo. Monsiváis me inspiraba muchísimo, pocas veces le hablé por teléfono para recibir su comentario.

Me gusta ilustrar reportajes porque tengo la libertad después del «pie forzado» -como decimos en Cuba a la décima- porque a partir de una frase construyes una décima, además no tengo que pensar en un clásico cuadrito -en términos verticales y horizontales-, si quiero salirme de los márgenes puedo dibujar una mano extendida o unas gigantescas ruedas de bicicleta, es problema del diseñador colocar el texto de acuerdo a mis dibujos (risas), así la página queda más fresca, con cierto movimiento. El Universal de México ha recibido varios premios de diseño gráfico ante la Sociedad Internacional de Prensa, el año pasado, El Universal ganó 8 categorías de diseño gráfico con ilustraciones mías.

MC.- ¿De quién te gustaría ilustrar un texto o poema?

AB.- De Eliseo Alberto, éramos amigos, para mí hubiera sido maravilloso ilustrar la prosa de Lichi, pero él trabajaba en Milenio Diario. Hay tantos con los que me gustaría colaborar, sin duda mi lista comienza con Gabriel García Márquez.

MC.- ¿En Cuba suelen invitarte a ilustrar para la prensa escrita, o en el papel digital de La Jiribilla?

AB.- Con Cuba mantengo las mejores relaciones, el problema son los espacios, hay muchos excelentes caricaturistas en Cuba y muy pocos espacios para la gráfica, Granma prácticamente son 8 hojitas. En formato digital sí, el año pasado hice la portada para El Caimán Barbudo, sobre todo me invitan a La Jiribilla digital; también hago exposiciones en Cuba -en abril monté una expo con Ares-, y por primera vez participé en una exposición de pintura de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), hace 30 años que no pintaba un lienzo, el requisito era presentar una pintura con el tema del humor, así que encantado envié un lienzo para la muestra colectiva.

MC.- ¿Con qué frecuencia dibujas en revistas del extranjero?, lo pregunto porque vi el retrato que hiciste de Javier Sicilia para Courrier Internacional…

AB.- Pertenezco a la Agencia Cagle Cartoons (Los Ángeles, California) y desde el año 2003 crearon un espacio para caricaturistas latinoamericanos, en Cagle Cartoons tienen 2,000 dibujos míos que se distribuyen para la prensa latina en Estados Unidos, Asia y Europa. Por otra parte, estoy en contacto con la revista Courrier Internacional, ellos tiene su propia agencia y distribuyen materiales gráficos en Le Monde y entre sus filiales Courrier Japón y Courrier Portugal, a veces me piden colaboraciones exclusivas -como el retrato de Javier Sicilia-, esporádicamente me piden ilustraciones desde Brasil, no hay una frecuencia establecida. Además en México fundamos Cartón Club, la primera Agencia Latinoamericana de Caricaturistas, queremos reunir a los más importantes caricaturistas del continente y así ofrecer nuestros trabajos en conjunto.

MC.- ¿Nunca te encariñaste con un personaje para publicar su historieta?

AB.- Fíjate que en San Antonio de los Baños hay dos personajes: El Bobo -creado por Eduardo Abela- que criticaba la dictadura de Machado; después surgió El Loquito -creado por René de la Nuez- que criticaba la dictadura de Batista y apoyaba encubierto al Movimiento 26 de julio, ambos personajes: El Bobo y El Loquito están inmortalizados con sus monumentos a la entrada de San Antonio de los Baños. Yo no tengo la responsabilidad de hacer personajes por haber nacido en San Antonio, si salen después será sin presión, tengo nombres para personajes, pero siento que me encasillaría, uno debe ser libre al pensar y al hacer, me da miedo crear un personaje porque me repetiría, si ves en mis historietas del Chamuco, hay un tipo de cabeza pequeñita con sobrerito y traje, quizás sea un personaje, pero no quiero darle nombre porque es el pueblo, la sociedad, somos todos.

MC.- Finalmente, ¿en qué proyecto trabajas?, ¿o vives con un cartón al día?

AB.- Hago tantas cosas, para El Universal dibujo dos veces por semana, además cuando me piden cubrir el espacio de Naranjo y de Helioflores. También hago ilustraciones para ocasiones especiales en la sección Internacional, mi próxima colaboración será el 13 de agosto, para el cumpleaños de Fidel Castro. Paralelamente hago la historieta quincenal del Chamuco y trabajo en 3 revistas mensuales: Life & Style, Conozca más y en la Revista del Consumidor, y colaboro en una publicación bimestral del Instituto Tecnológico Autónomo de México: Foreing Affairs Latinoamérica. También participo en cantidad de concursos internacionales, es una fuente para mantenerse al día y saber lo que hacen los colegas caricaturistas de todo el mundo. No me limito a lo local, creo que los caricaturistas perdimos las fronteras; en breve debutaré con La Nación de Argentina.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.